Tras los saqueos de Henry Morgan en 1671 y la fundación de una nueva urbe en 1673, la vieja ciudad de Panamá cayó en el abandono.
El paso del tiempo y la severidad climática, sin embargo, no pudieron acabar con su estructura de mampostería repellada en cal, que hoy cumple 496 años de aniversario.
Los vestigios de aquella primera ciudad europea, asentada en el litoral Pacífico del continente americano, se reivindican en la actualidad como parque arqueológico y atractivo turístico.
“Es el segundo punto con más visitas, con unas 6 mil personas cada mes”, asegura el historiador Néstor Sánchez, del Patronato Panamá Viejo.
El valor patrimonial de sus ruinas y sus hallazgos fueron tema central el pasado jueves, durante el segundo seminario y taller de “Actualización de la historia, arquitectura, arqueología, conservación y restauración de Panamá Viejo”, efectuado ante una treintena de personas que se dieron cita en el centro de visitantes del complejo monumental.
Durante el evento, Sánchez apuntó que Panamá Viejo es un sitio que arroja continuamente información trascendental sobre el istmo.
Su terreno actual, compuesto por 28 hectáreas, según la Ley 16 del 21 de mayo de 2007, es custodio de los remanentes de la primera ciudad colonial y de restos funerarios de poblados prehispánicos.
De acuerdo con Mirta Linero, directora del proyecto arqueológico en Panamá Viejo, las evidencias encontradas revelan que podría tratarse de un asentamiento cueva, aunque “todavía hay mucho trabajo por hacer y estudiar” para lograr una conjetura.
Agregó que el poblado antecesor a los españoles era pesquero de aguas profundas, estratificado y con diferencias de tipo laboral.
En sectores como Ernesto T. Lefevre, Coco del Mar y en el mismo Panamá Viejo, por ejemplo, se han encontrado restos funerarios prehispánicos que enriquecen la información recabada. Adultos, niños, jóvenes, así como cerámica, alimentos, herramientas, collares, conchas y vasijas a modo de ofrenda conforman parte de los hallazgos acopiados durante los últimos 20 años.
LECCIONES DE LA VIEJA CIUDAD
Panamá Viejo es una urbe que alecciona.
Sus piedras y cimientos sirvieron para edificar una nueva ciudad al suroeste de la vieja sede, que estaría mejor fortificada.
“También ayudó a definir la identidad nacional al ser declarada como monumento público en 1912 durante el período republicano”, agregó el arquitecto Félix Durán en su intervención el pasado jueves durante el segundo seminario y taller de “Actualización de la historia, arquitectura, arqueología, conservación y restauración de Panamá Viejo”.
Tras casi 500 años, el conjunto monumental, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés) en 2003, sobresale como una muestra urbanística que ha sido de influencia en la capital panameña.
Junto a ella creció también una comunidad cuyas necesidades de movilidad, expansión y espacios públicos no dejan de vincularse con los intentos de investigación y conservación de la vieja ciudad.
El colapso y daño al ajuar arqueológico a finales de los años de 1980, así como los problemas, como la recolección de basura y la construcción de la Avenida Cincuentenario, fueron circunstancias mencionadas durante el seminario.
Para la arqueóloga y directora del proyecto arqueológico en Panamá Viejo, Mirta Linero, lo anterior sirve de experiencia para fortalecer las iniciativas que se realizan en torno a los bienes patrimoniales del país.
MIRADA AL FUTURO
La arquitecta y encargada del plan de manejo del sitio, Silvia Arroyo, compartió algunas propuestas del Patronato Panamá Viejo para respetar la trayectoria del parque arqueológico y recuperar la traza colonial.
Según Arroyo, el nuevo plan de manejo, 2014-2019, contempla algunos aspectos para potenciar a Panamá Viejo desde perspectivas relevantes como la sostenibilidad, infraestructura turística, su medio ambiente y paisaje.
Igualmente, se ha contemplado la posibilidad de alianzas con instituciones ambientales y realizar actividades, señaló la arquitecta.
El plan de manejo también incluye otros puntos, como la recuperación de la Plaza Mayor, la edificación de un museo contiguo y la construcción de baños públicos, a saber.