El universo cibernético de Tron pasa del MS-DOS a la realidad virtual en su secuela Tron: Legacy, un filme que se ha hecho esperar y que llega ahora a los cines convertido en el mayor espectáculo audiovisual desde Avatar.
Con un presupuesto estimado de 200 millones de dólares, Tron: Legacy retoma la historia de Kevin Flynn (Jeff Bridges), un visionario informático que quedó atrapado en los circuitos de una supercomputadora. Una dimensión digital en la que los programas tienen forma humana y a la que ahora llegará accidentalmente su hijo, Sam Flynn (Garret Hedlund), dispuesto a rescatarle.
“Ha llevado a una generación entera crecer con ese filme y desarrollar esas tecnologías para llegar hasta aquí”, aseguró Steven Lisberger, que ejerce como productor en su versión 2.0.
“En los 80 pensamos que iba a haber más Tron, pero luego nos dimos cuenta de que era muy adelantada a su tiempo. Lo que no imaginé es que iban a pasar más de 20 años antes de la segunda parte”, declaró Lisberger, quien cedió la batuta de dirección para Tron: Legacy a Joseph Kosinski, un neófito en el mundo del cine.
“Vi la película en una cinta de VHS cuando tenía 9 años. Era algo completamente diferente y eso fue lo que se quedó conmigo hasta que en 2007 Sean Bailey, el productor, me comentó la posibilidad de participar en el proyecto”, explicó Kosinski, arquitecto de carrera con un largo recorrido en la realización de anuncios.
El director novel trasladó su experiencia en campañas de publicidad de videojuegos para construir la película. Los productores de Tron: Legacy, filme que se estrena el 17 de diciembre en EU, mostraron su interés en convertir esta saga en trilogía para abordar otros aspectos de las relaciones entre el hombre y la tecnología.
