SORPRESA IEl cerro Ancón, a principios del siglo pasado, estaba prácticamente deforestado. Es un alivio tenerlo ahora cubierto de árboles. Donde hay vegetación puede haber fauna, y de entre los habitantes del importante cerro, hablemos del venado de cola blanca (Odocoileus virginianus).
SE ADAPTA I Su rango de distribución es extenso: desde las cercanías al Ártico (Canadá) hasta al norte del río Amazonas. Hay 38 subespecies, cada una distinguible por su localización geográfica, tamaño, coloración, dimensiones de las astas y diferencias fisiológicas y de comportamiento. "Coliblanco" le llaman pues bajo la cola lleva pelaje de dicho color que muestra cuando huye, avisando así del peligro a los demás venados. Los machos, y a veces las hembras, tienen cornamenta que pierden y regeneran una vez al año. El numero de "puntas" esta relacionado con la calidad de su dieta Se estima que un venado puede vivir unos 10 años.
PELIGRO I Los venados del cerro Ancón andan en problemas. Claudio Carrasco, colega biólogo que vive por ahí desde 1998, ha sido testigo de su drástica disminución. "Recuerdo que cuando llegamos —me dijo— eran frecuentes los encuentros con ellos, después de las 7:00 p.m. y en la mañanita. Aún tengo grabada la imagen de Tailin y Sebastián [sus hijos] en pijama, mirando absortos desde la escalera a los venados que comían a la luz de los faroles de nuestra calle. Hasta siete juntos llegamos a contar en una ocasión". A pesar de las buenas intenciones, no hay personal especializado en la policía local para atender solicitudes ante animales atropellados o en peligro. Las cercas, comunes estos días, han cortado algunas de sus rutas habituales de desplazamiento. Y ni hablar de la cacería que más de un inconsciente practica en el Ancón. "Es una especie de importancia capital —me dijo mi profesor Eustorgio Méndez—, y ha sufrido de mucha presión, llegando a extinguirse localmente en distintos lugares. Pero, hay que decir que en el interior algunas personas están haciendo el esfuerzo por criarlo en cautiverio".Por su significado no debemos descuidar el cerro Ancón. Y por solidaridad con las otras especies, tampoco a su fauna silvestre.