Hace unas décadas, las personas no imaginaban comunicase a través de celular o internet, pero en la actualidad estas y otras cosas han entrado a los hogares por la puerta grande, convirtiéndose, en muchos casos, en recursos fundamentales. Tanto así que se llega al punto de una adicción.
Es el caso de Julissa Tejada. Cuenta que ella no puede salir a un centro comercial con la excusa de dar un paseo, porque termina comprando cosas que no necesita con urgencia.
Mientras, la relacionista pública Luisa De Gracia dice que su adicción es la internet, pues “con ella todo es fácil y más cómodo”.
La psicóloga Lourdes de Taylor explica que los principales efectos en estos casos de dependencia son la pérdida de la conciencia de las verdaderas relaciones personales, pues existen matrimonios por internet, compras, ventas y hasta terapias.
Por otro lado, la psicóloga Maybet Pérez señala que las personas adictas a las modalidades de la tecnología, por lo general sufren de depresiones, son personas que tienen dificultad para entablar relaciones sociales y en caso de que no tengan estas dificultades de antemano, terminan adquiriéndolas como consecuencia.
Además, gracias a la adicción al celular o a la internet, por ejemplo, el rendimiento escolar o laboral tiende a mermar, ya que la persona cada vez permanece o necesita dedicarle más tiempo a la adhesión para sentirse satisfecho, por lo que le da menos tiempo a otras actividades, plantea Pérez.
En este caso, detalla Taylor, el factor tiempo parece ser la prioridad en la productividad ya que la han extrapolado hasta en los hogares, ya que existen padres y esposos que no sienten la necesidad de ir a casa, sino que llaman por teléfono o hasta miran a su familia por internet y sienten que ya cumplieron.
Por otro lado, en una reseña de la página salud.terra.es, se advierte que las nuevas tecnologías y la sociedad que las acoge, son un serio peligro para aquellas personas que sufren algún trastorno de la conducta o problema psicológico, ya que su relación con estos elementos puede convertirse en una obsesión patológica.
Sin embargo, las especialistas aclaran que el avance tecnológico siempre será positivo para muchas cosas, como en la comunicación y en la búsqueda de información, pero recalcan que debe existir un límite.