Algo maravilloso se está gestando en San Felipe, entre los viejos solares que nacieron como el ave Fénix después de que Morgan hizo su festín en Panamá La Vieja. Esta regeneración va a la par del rescate de inmuebles, iglesias y plazas. Mira tanto al futuro como al pasado.
Desde 2017, un grupo de ciudadanos organizado en el Comité Arquidiocesano de Amigos de Iglesias del Casco Antiguo se ha tomado para sí la admirable tarea de recrear las celebraciones de la Semana Santa en las viejas callejuelas. Los eventos están calendarizados con exquisito detalle. La fiesta, si cabe el vocablo para la solemne ocasión, se inicia con la Procesión del Viernes de Dolores, dos días antes del domingo de Ramos.
Por dos años consecutivos, la ciudadela ha sido testigo del desfile de la Cofradía de Cristo Redentor de la Buena Muerte, llevando en andas al Jesús Sacrificado, por un lado, y a la Virgen de los Dolores, por el otro. Los hábitos y caperuzas de los cofrades llaman poderosamente la atención en una ciudad acostumbrada a los shorts y las gorras. El espectáculo no es sólo religioso: millares de panameños y extranjeros de todas las creencias observan con profunda admiración las procesiones que ocupan las calles, una venerada tradición que ahora renace con bríos. Así era Panamá hace 300 años.
La estatua de la Virgen de Dolores es obra de artistas de Málaga, Andalucía. Su túnica morada fue producida en Guatemala. Su preciosa anda está cubierta de adornos de plata al mejor estilo barroco español. Este conjunto por sí solo es digno de admirar. Verla avanzar en hombros por nuestras calles y plazas es un espectáculo sobrecogedor.
La procesión es complementada en las noches subsiguientes por conciertos de música sacra por el Coro Polifónico y la Orquesta Sinfónica de Panamá en las iglesias del Casco Viejo, proveyendo un sublime complemento espiritual a la solemnidad de la época. En ellos nuestra élite artística se luce ante gente de todos los rincones del mundo, que los premia con nutridos aplausos que retumban desde los recintos coloniales hacia afuera, a la calle acariciada por la cálida brisa de verano.
La Semana Mayor en San Felipe va a la par del rescate de sus iglesias y antiguos conventos. Este proceso es el resultado del esfuerzo de muchos ciudadanos, pero especialmente de uno que se destaca como un gigante con su imaginación, voluntad y tesón: Ricardo Gago. “El impacto de la procesión es impresionante, no solamente para el turismo extranjero sino para el nacional. Este último año fueron miles y miles de personas las que estuvieron en todo el recorrido de la procesión. Esta última Semana Santa concentró en diez días a más de 50 mil personas”, declara entusiasta.
Las celebraciones de Semana Santa más conocidas en el mundo son quizás las de Sevilla: en 2017 la capital andaluza recibió poco menos de un millón de visitantes que siguieron a 60 hermandades en procesión por las principales avenidas y recovecos. Los hoteles sevillanos reportan durante la semana una ocupación de 90%. Los visitantes son también acomodados en miles de hogares hispalenses. Desde semanas antes, los cofrades sevillanos empiezan sus prácticas cargando las andas de sus figuras más veneradas por las callejuelas moriscas del viejo barrio de Santa Cruz, para deleite de visitantes y vecinos por igual.
En nuestra región, la Semana Santa en Antigua, Guatemala, es legendaria. Unos 150 mil extranjeros se unieron a 700 mil guatemaltecos en las celebraciones de este año, proveyendo una importantísima inyección económica al país. No es resultado del azar. El Instituto Guatemalteco de Turismo anuncia y promociona las vistosas festividades con ahínco en el extranjero.
La Semana Mayor en San Felipe no recibe aún apoyo del Estado. Su fuente principal de ingresos son los aportes de ciudadanos particulares, seguidos por los de algunas empresas privadas. Si queremos que el destino Panamá brille como Sevilla o Guatemala, es hora de revisar eso.
¿Cómo serán las celebraciones de la Semana Mayor de San Felipe en cinco o diez años? Con el respaldo de la Autoridad de Turismo de Panamá y el Instituto Nacional de Cultura, el potencial es inmenso. Publicitar en la región y Estados Unidos esta vibrante herencia cultural de nuestra Panamá, la misma Panamá del canal y de las playas, tiene su retorno garantizado. Construyamos ya ese futuro.