SANTOS, Brasil (AP) — Celso Borges es el eslabón entre las dos selecciones de Costa Rica que han asombrado en las Copas Mundiales.
Alexandre Guimaraes, padre de Celso Borges, era un brasileño nacionalizado que jugó como delantero del seleccionado costarricense que alcanzó los octavos de final de Italia 1990.
Veinte y cuatro años después, el hijo es el pulmón del mediocampo de una selección que ha superado la mayor gesta del fútbol costarricense. Y si alguien cree que Costa Rica se puede dar por satisfecha con codearse entre los ocho mejores de la Copa del Mundo, Borges advirtió que se equivocan: los ticos aspiran llegar más lejos en este Mundial, en el que el sábado se medirán contra Holanda en los cuartos de final.
"El equipo sigue con hambre. No se no ha quitado esa ambición, esas ganas", insistió Borges cuando el miércoles le consultaron si se habían sacado de encima el peso de 24 años de historia al eclipsar la campaña del equipo de 1990. "Lo que hemos hecho es importante y lo que está por hacerse también".
"Costa Rica ha tenido una repercusión en este Mundial", añadió el jugador Aik Solna del fútbol sueco. "Nos encantaría que se siga hablado de Costa Rica como una selección sólida y fuerte".
Al término del choque con Grecia el domingo pasado en Recife, en el que Costa Rica se impuso en una tanda de penales para seguir en el torneo, Borges esquivó a la seguridad para poder fundirse en un abrazo con su padre en las gradas de la Arena Pernambuco.
La imagen enmarcó la euforia del dulce momento que los costarricenses disfrutan en este Mundial, en el que han causado sensación tras ganar un grupo de primera ronda en el que se enfrentaron a los ex campeones mundiales Uruguay, Italia e Inglaterra.
"Estamos en un punto que queremos vencernos a nosotros mismos", insistió Borges. "Queremos escribir una nueva historia. No vinimos de visita a Rio, ir a la playa o pasar un tiempo en la playa".
Borges vino a Brasil a correr y a correr. Es un jugador que se puede desplazar como enganche y también defiende. ¿En cuánto se mide el despliegue físico de Borges? De acuerdo con la cuenta de distancia cubierta en la cancha que lleva la FIFA, el centrocampista figura en el noveno lugar con 46,3 kilómetros corridos en 378 minutos de juego.
"Es parte de mi trabajo", dijo Borges sobre correr. "No tengo el dato, no llevo la estadística... pero lo que más me ha gustado es que he llegado bien acompañando bien en las jugadas de gol y para cerrar en las defensivas".
"Me sacrifico y doy la vida", puntualizó.