El exjefe del fútbol brasileño José María Marín fue sentenciado este miércoles a cuatro años de cárcel por una jueza federal de Nueva York, que le acusó de ser "un cáncer" que corrompió el deporte en su país y en el mundo.
Marín, de 86 años, el primer gran jefe del fútbol mundial en ser condenado y encarcelado en Estados Unidos en el ámbito del escándalo de corrupción de la FIFA, "podría y debería haber dicho que no, pero en vez de eso tendió su mano y se unió al juego" de aceptar sobornos de empresas deportivas a cambio de contratos, dijo la jueza Pamela Chen al anunciar su sentencia.
El exjerarca del fútbol auriverde recibió unos 3.3 millones de dólares en sobornos a cambio de contratos de transmisión de las copas Libertadores, América y Copa de Brasil "y buscó obtener más de 10 millones de dólares en coimas en tres años, abusando de la confianza de las federaciones de fútbol que debía servir", dijo Chen.
Marin, condenado asimismo por aceptar un total de 154 millones de dólares en sobornos como integrante de una conspiración de jerarcas del fútbol de las Américas, deberá pagar una multa de 1.2 millones de dólares y devolver los casi 3.4 millones en sobornos que recibió.
El expresidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) compareció en la audiencia vistiendo un traje de presidiario beige en vez del elegante traje que llevó en sus siete semanas de juicio, con el cabello más largo y una postura más encorvada.
No quiso pedir perdón ni mostrar remordimientos, pero dijo que lamentaba si sus acciones habían perjudicado a alguna persona o institución.
Y al hablar de su esposa Neusa, con la que está casado hace casi 60 años y que estaba presente en la audiencia, rompió en llanto y se agitó terriblemente.
Sus abogados y la jueza trataron de impedir que continuase, pero él siguió: "¡La herencia de mi mujer y de mi familia, no les quiten sus medios para sobrevivir!", urgió mirando al fiscal Sam Nitze, en referencia a las multas y restituciones que deberá pagar.
Marin dijo que el fútbol era su gran amor, pero desde que fue arrestado el 27 de mayo de 2015 en un hotel de Suiza se ha convertido en "una pesadilla", y contó que su familia vive "un infierno".
Contó que su esposa, debido a problemas emocionales, no consigue visitarlo en la cárcel de Brooklyn en la que se encuentra desde el 22 de diciembre, cuando un jurado popular lo halló culpable de seis de los siete delitos de los que era acusado por conspiración para delinquir, conspiración para cometer fraude bancario y lavado de dinero.