Leo Messi ha encontrado su hábitat en Argentina. En una selección que no se entiende sin él y tampoco él sin el resto de sus compañeros. A sus 35 años afrontará este domingo su, “seguramente”, último partido en un Mundial.
En una final a la que la Albiceleste ha llegado gracias a sus momentos de magia y al trabajo grupal de unos compañeros que viven por y para Leo.
El ‘10′ se dosifica en defensa, anda sobre el terreno de juego mientras analiza todo. A su alrededor, nueve camisetas albicelestes trabajan sin descanso para que luego Messi decida el partido. Se reserva. Se agazapa esperando su momento, hasta que tiene el balón y sabe que puede hacer daño.
Entonces, en esos instantes, se ve al Messi de antes. Sin la velocidad de antaño –28.9 kilómetros por hora de punta frente a Croacia–, pero con la capacidad suficiente como para irse de cualquiera. Que se lo digan a Josko Gvardiol, al que solo habían regateado una vez en todo el torneo, hasta que se enfrentó a Messi. Le sacó a bailar y dejó en nada al central de la máscara por el que suspiran los grandes de Europa.
”Le he visto jugar más parado, pero cuando agarra la pelota, es totalmente explosivo”, aseguró Andrés Manotas, operador de cámara de TyC Sports y encargado de seguir a Leo Messi durante los 90 minutos, en una entrevista con EFE en Doha.
Una fase defensiva de su equipo en la que no es una pieza activa. Lo demuestran los datos. Frente a Croacia solo recuperó un balón, el que menos del equipo que salió de inicio junto al lateral derecho Nahuel Molina. Julián Álvarez, su compañero arriba, sumó tres. Y es que Messi fue el jugador de campo, de los que disputaron todo el partido o casi todo, que menos metros hizo durante dicho encuentro (8.247,8). Solo Leandro Paredes, quien disputó 62 minutos, recorrió menos (7.532,5).
Según datos de la FIFA, de los 8.247,8 metros que recorrió Messi, 4.783,7 fueron en una velocidad comprendida de 0 a 7 kilómetros por hora. Julián Álvarez, jugando 20 minutos menos, recorrió 8.829,7 kilómetros; mientras que Alexis Mac Allister sumó 9.607,3 y Enzo Fernández, el que más, 11.353,2.
Se desfondaron durante las semifinales frente a Croacia. Curiosamente, ninguno de los dos fue titular en el estreno, con la sonada derrota frente a Arabia Saudí (1-2). Sin embargo, su trabajo les hizo ir ganándose el sitio en detrimento de ‘Papu’ Gómez y Ángel Di María, aquejado de molestias musculares en un muslo desde la segunda jornada. Y es que Scaloni se dio cuenta rápido de que tenía que formar un equipo para proteger a Leo Messi. A sus 35 años, los esfuerzos los mide más que nunca. Y esas piernas frescas de Enzo Fernández (21 años) y Mac Allister (23), junto a un Rodrigo De Paul (28) que, aunque no esté acertado en el pase, siempre se deja el alma, incluso a pesar de arrastrar problemas musculares, dan vida a Argentina.
Los nueve jugadores de campo que acompañaron de inicio a Leo Messi frente a Croacia tienen una edad media de 26 años y los únicos que llegan a la treintena son defensas, Otamendi (34) y Tagliafico (30).
Scaloni construyó un grupo joven al lado de un Messi que persigue su gran reto, y ellos se desviven para poder conseguirlo junto a él y pasar a la historia. ”Jugamos por nuestro país, pero realmente jugamos con él. Para nosotros es nuestro capitán, nuestro líder, para mí es como un hermano mayor, lo voy a defender siempre”, dijo De Paul tras la victoria contra Croacia.
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