Ya saltó desde un edificio en Costa del Este, ahora apunta al Puente de las Américas como su máximo reto.
Con más de 24 años de experiencia en el paracaidismo, Mario Hoyos es de los pocos panameños que se dedican 100% a la actividad de saltar y flotar en las alturas.
¿La razón?
“Por amor a la libertad y por conocer mis límites”.
Una conclusión que llevó al ahora examinador o instructor de instructores de paracaidistas a una más arriesgada y diferente variación del paracaidismo: el salto BASE.
A diferencia del paracaidismo, donde se utiliza una aeronave, en el BASE se salta de un objeto fijo.
Sus siglas en inglés se dividen en cuatro opciones o variaciones con B (building) siendo desde edificios, A (antennas) antenas, S (span) puentes y E (earth) siendo cualquier recurso natural que te de la altitud necesaria ya sea montañas, cuevas, árboles, cascadas, etc...
Mario Hoyos
En estos momentos, Hoyos, de 42 años, ya completó las cuatro variaciones, siendo su primer salto en 1999.
Completó la letra B al saltar de un edificio en Costa del Este, seguidamente aprobó la letra A al tirarse de una antena en Estados Unidos, después la letra S en Grecia y completó la E en Noruega, lugar donde reside actualmente en compañía de sus dos hijos, Malene Cecilia y Mateo Alberto.
Pero, ¿que dicen sus familiares sobre su pasión y el hecho de lanzarse constantemente al vacío?
“Al principio encontré mucha resistencia, luego mayor entendimiento y ahora un toque de admiración”, indicó.
“¡Mi madre Marta Vargas las ha sufrido todas! Pero con la experiencia y el tiempo, he encontrado una real confianza de parte de ellos en lo que hago”, agregó.
Hoyos detalló que uno de los mayores sustos lo sufrió saltando en Costa del Este en un día donde hubo mucho viento y tuvo “un pésimo aterrizaje con turbulencias”.
“Casi me fracturo la cadera, pero esa ha sido mi única herida de consideración”.
Al ser consultado sobre qué consejo le daría a una persona que estaría considerando algún día hacer saltos BASE, lo primero que destacó fue “saber lo que uno quiere y por qué lo hace”.
Además, recalcó que para pasar al BASE se recomienda tener mucha experiencia, como los 24 años que tiene de practicar el paracaidismo, con más de 4 mil saltos, marca que lo sitúa entre los máximos líderes a nivel de Centroamérica.
“Mientras más experiencia tengas, mejores son las probabilidades de practicarlo”.
Hasta el momento suma un total de 40 saltos BASE, siendo su altura favorita para tirarse: 150 metros.
En cuanto a su salto de menor altura, apunta a uno de aproximadamente 60 metros que fue de una rampa de ski en Noruega, mientras que el más alto ocurrió también en suelo noruego cuando saltó desde más de mil 800 metros en la montaña de Trollvegen.
Sobre Panamá, recalcó que tenemos “un paraíso de edificios” para hacer los saltos de tipo B y reconoció el Puente de las Américas como uno de sus máximos retos como saltador.
Otro de sus sueños o misiones es formar parte de un récord mundial en el paracaidismo, hecho que inició en Arizona, pero tuvo que detener por los altos costos.
Y es que para Hoyos, el volar por los cielos es más que un pasatiempo, es una forma de vida, es su todo, y ese sentir quedó más que claro cuando ante la pregunta sobre su mayor temor cuando está flotando por las alturas, respondió que sería “el no poder hacerlo”.