El hambre sigue siendo un problema grave en muchos países de América Latina y el Caribe.
A raíz de la crisis sanitaria y la imposición de medidas de confinamiento, muchas empresas cerraron, la pérdida de empleo se incrementó y los indicadores de pobreza desmejoraron, a lo que se sumó el alza de precios por las presiones inflacionarias y un menor ritmo de crecimiento económico, entre otros factores.
Todo esto creó un caldo de cultivo para que se incrementara la cantidad de personas que están en situación de hambre o desnutrición.
Las cifras difundidas este mes por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en el informe: Estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo (SOFI) que registra los datos del año 2022, revelan que en Panamá al menos 200 mil personas padecen hambre, el equivalente a 5.3% de la población.
Resalta la FAO que se produjo una mejoría en comparación con la cifra reportada en 2021 de 280 mil personas (5.8% de la población). Pero siguen los desafíos para reducir la desnutrición, la desigualdad social y los indicadores de pobreza entre la población más vulnerable.
El informe detalla que al menos 100 mil niños y niñas menores de cinco años sufren malnutrición en el país.
Adoniram Sanches Peraci, coordinador subregional para Mesoamérica incluyendo Panamá de la FAO, explicó que la reducción en la cantidad de personas que padecen hambre en Panamá que en 2020 afectaba a 7.8% de la población y actualmente se ubica en 5.3% se debe a varios factores: las transferencias o subsidios como el Programa Panamá Solidario, la reactivación económica de varios sectores que han generado empleo y movilidad económica.

No obstante, considera que debe seguirse atendiendo a la población más vulnerable y focalizando los programas sociales hacia ese segmento que realmente lo necesita.
Sostuvo que en Latinoamérica y el país, no escapa a esto, hay un panorama de crisis de inseguridad alimentaria con un complejo escenario que no solo depende de los factores internos de los países, sino de factores externos.
Señala que para reducir el hambre y la inseguridad alimentaria se debe producir más alimentos de forma sostenible, a la vez de generar condiciones económicas que permitan un crecimiento en igualdad para todos.
El representante de la FAO añade que al hacer un análisis de la tendencia entre 2004 y 2022, Panamá se encuentra entre los países con un avance en la reducción del hambre en 16.3% en casi 20 años, seguida de República Dominicana con una reducción de 12.9%.
No obstante, la prevalencia del hambre está aún ligeramente por encima de la meta de lograr que esté al menos por debajo del 5%. En Panamá, pasó de 5.5% en 2021 a 5.3% en 2022.
El representante de la FAO alerta además que en Panamá el 13% de los niños menores de cinco años registran exceso de peso; un problema que además afecta al 36% de la población escolar y adolescente; y al 71.7% de la población adulta. A esto se suman los datos sobre desnutrición crónica infantil (15%) y de deficiencias de micronutrientes entre las mujeres de edad fértil, embarazadas y niños pequeños.
Alrededor de 100,000 niños menores de 5 años (13.8%) tienen problemas de malnutrición con una prevalencia en el retraso del crecimiento.

Altos costos de una dieta saludable
Otro indicador es el costo de una dieta saludable por persona por día. En América Latina y el Caribe este presupuesto para adquirir una comida saludable estaba en 3.78 dólares por persona al día en 2019, para el cierre de 2021, que es el último dato difundido en el informe de SOFI de este año, estaba en 4.08 dólares.
El informe advierte que el 23% de las personas en Latinoamérica y el Caribe, es decir, el equivalente a 133.4 millones de habitantes, no pudieron costear una dieta saludable. En Centroamérica el costo asciende a $3.6 y se estima que 34.2 millones de personas no pueden pagar una dieta saludable.
En el Caribe 15.4 millones no pueden pagar por una dieta saludable que cuesta en promedio por persona al día $4.4.
Indicadores de la FAO
2,400 millones de personas no comen bien
En 2022, según la FAO 2.4 mil millones de personas, en su mayoría mujeres y personas que viven en áreas rurales, no tuvieron acceso a alimentos nutritivos, seguros y suficientes durante todo el año. El impacto persistente de la pandemia en los ingresos disponibles de las personas, el aumento del costo de una dieta saludable y el aumento general de la inflación también continúan dejando a miles de millones de personas sin acceso a una dieta saludable y asequible.
148 millones de niños
En el mundo se estima que 148 millones de niños menores de cinco años siguen sufriendo de retraso en el crecimiento porque no se alimentan adecuadamente. 45 millones sufren de desnutrición aguda y 37 millones de sobrepeso.
En Panamá el costo de una dieta saludable por persona al día es de $4.68, el más alto de Centroamérica, y se calcula que 17% de las personas no pudieron costearla en 2021, el equivalente a unas 700 mil personas. En 2019 estaba en $4.3.
El segundo país de Centroamérica con el costo más elevado es Costa Rica donde para comprar un mercado con productos saludables, por persona por día está en $3.9, en Honduras $3.5, al igual que en Nicaragua en $3.5.
“En nuestra región de América Latina y el Caribe, el costo de una dieta saludable en 2021 se incrementó 5.3% respecto a la cifra del 2020 mientras que el porcentaje de personas que no puede acceder a una dieta saludable aumentó en 8.6%, es decir, 11.5 millones de personas adicionales no pueden permitirse esta dieta, alcanzando un total de 133.4 millones de personas”, indica Sanches Peraci.
¿Qué es una dieta saludable?
La FAO toma en cuenta una dieta saludable compuesta por granos enteros, legumbres, frutos secos, abundante variedad de frutas y verduras, y cantidades moderadas de huevos, productos lácteos, aves y pescado, y pequeñas cantidades de carne roja. Excluye los alimentos altamente procesados. Mantener una dieta saludable a lo largo de la vida es crucial para prevenir todas las formas de malnutrición, incluyendo el retraso en el crecimiento, desnutrición aguda, deficiencias de nutrientes y el sobrepeso u obesidad.
Indicadores de hambre en América Latina
En América Latina y el Caribe, pese a ser una región que tiene el potencial de producir alimentos para 1,300 millones de personas, se calcula que el 6.5% de la población, es decir el equivalente a 43.2 millones de personas padecen hambre o están desnutridas.
Las cifras difundidas esta semana por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en el informe: Estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo (SOFI) que registra los datos del año 2022, indican que aunque se logró avanzar en la reducción del hambre en América Latina en comparación con 2020 y 2021, aún persisten los problemas.
Entre 2021 y 2022 la cantidad de personas que padecían hambre pasó de 45.6 millones a 43.2 millones, una disminución de alrededor de 2.4 millones de personas.
Pero aún la población que pasa hambre es significativamente más alta que antes de la pandemia en 2019, cuando estaba en 36 millones.
Al contar solo los países del Caribe, la proporción de personas que padecen hambre alcanza al 16.3% del total de los habitantes de esa subregión, en Centroamérica padecen hambre el 5.1% de los habitantes y en Suramérica el promedio es del 6.1%.
Otro indicador preocupante según la FAO es la cantidad de personas que registran inseguridad alimentaria, que se mide al verificar si cuentan o no con la disponibilidad, acceso, utilización y la estabilidad para garantizar su alimentación.
El informe revela que 83.4 millones de personas en Latinoamérica y el Caribe están en una situación de inseguridad alimentaria severa, es decir que estas personas se han quedado sin alimentos, experimentan hambre o han pasado días sin comer, poniendo en grave riesgo su estado de salud y su bienestar.

En 2021 estaban en esta situación 91.1 millones de personas, por lo que hay una leve recuperación en las cifras de 2022 reportadas por la FAO. No obstante, la cantidad de personas que padecen inseguridad alimentaria severa actualmente, es muy superior a los 62.5 millones de personas que estaban en ese estado en 2019.
La FAO refiere que el número de personas que padecen inseguridad alimentaria de forma moderada es de 247.8 millones. Estas personas han enfrentado problemas de capacidad para obtener los alimentos o se han visto obligadas a reducir la cantidad de alimentos que consumen por la falta de dinero y otros recursos y pueden tener consecuencias negativas en su nutrición.
La FAO resalta que esta cantidad es menor que las 264.3 millones que padecían inseguridad alimentaria moderada en 2021, pero aún por encima de las 203.8 millones de personas que tenían ese problema en 2019.
En Centroamérica la población con inseguridad alimentaria severa asciende a 15.4 millones, un alza con respecto a los 14.3 millones de 2021 y aún más elevado que la cantidad de personas que estaban en esta situación antes de la pandemia en 2019 de 12.8 millones.
En estado de inseguridad alimentaria moderada en Centroamérica están 61.9 millones de personas, un incremento frente a los 60.6 millones en 2021 y muy por encima de los 49.3 millones que había en ese estado en 2019.
En Caribe la población que padece hambre subió de 6.5 millones en 2021 a 7.2 millones. En Centroamérica también aumentó ligeramente de 8.9 millones a 9.1 millones y en Suramérica bajó de 30.3 millones a 26.8 millones.