El Gobierno central y la Caja de Seguro Social (CSS) han destacado como un hito relevante el acuerdo alcanzado con Minera Panamá, alegando que impactará favorablemente las finanzas del subsistema de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM)), al inyectarle el 50% de los aportes anuales que se le entregarán al Estado. Así lo han expresado tanto el ministro de Comercio, Federico Alfaro, como el director de la Caja, Enrique Lau.
Técnicamente tienen razón al manifestar que el 50% de los aportes anuales, es decir, $200 millones, tendrán un impacto, pero este no es ni contundente ni determinante para el programa con el que se financian las pensiones.
El aporte es una huella sin mayor trascendencia cuando se considera la cantidad de jubilados que hay en el sistema, las limitadas reservas del subsistema definido de IVM y los pagos anuales que se hacen.
Al año, la CSS desembolsa aproximadamente $2,000 millones en el pago a los jubilados y pensionados, cifra que va creciendo a medida que la población que forma parte de este programa envejece y llega a la edad de su retiro laboral.
De acuerdo con la última información financiera compartida por la administración de la CSS a su junta directiva durante este año, el subsistema de beneficio definido IVM tuvo costos y gastos por $2,032 millones en 2021, mientras que sus ingresos corrientes de ese año apenas llegaron a $1,314 millones, más otros $100 millones por gestión financiera.
Es por ello, que poco a poco las reservas o ahorros del programa se han ido utilizando para poder financiar las pensiones.
Prueba de ello es que al cierre de 2021 las reservas institucionales del subsistema de pensiones terminaron en $1,001 millones, lo que significó una reducción de 14% o $169 millones al comparar el resultado con el del año 2020.
Las reservas, que se constituyeron como el ahorro del IVM, han llegado a un punto de quiebre porque se utilizan para hacerle frente a los gastos corrientes.

Guardadas proporciones, en la CSS ocurre lo mismo que sucede en una familia que sigue creciendo en número de integrantes, lo cual implica más gastos de manutención, al tiempo que sus ingresos son menores.
El problema es de proporciones extraordinarias cuando por cada dólar que entra en concepto de cuotas obrero-patronal prácticamente salen dos dólares para el pago de las pensiones.
Y es así como se produce el déficit y se recurre a los ahorros, que no son ilimitados. Se calcula que en 2024 ya no quedarán más reservas y el aporte minero será una curita para una gran herida.