Comprar una vivienda es solo el primer paso. El complemento más importante y sostenido es que esa vivienda cubra todas las necesidades que juran garantizar los Estados a sus ciudadanos. Cantidad y calidad, en otras palabras.
Justo esa brecha de carencias es el talón de Aquiles de al menos 300,000 viviendas en Panamá según los datos del XII Censo de Población y VIII de Vivienda.
La muestra total incluyó 1,589,018 casas particulares, de las cuales 1,221,528 están ocupadas y 1,201,809 tenían personas presentes en el momento del censo.
Del total de las viviendas con habitantes presentes, 65,379 (el 5.4%) tienen piso de tierra, mientras que 60,679 -el 5.9% de las viviendas- no recibe agua potable dentro de su hogar.
Esto último es llamativo porque es un porcentaje casi parecido al de 2010, lo que evidencia el estancamiento de una década en las políticas públicas tendientes al aumento de cobertura del Instituto de Acueductos y Alcantarillados Nacionales (Idaan).
La carencia también alcanza la electricidad, que falta en 58,032 viviendas (4.8%), al tiempo que 44,465 no tienen servicio sanitario, lo que se traduce en un 3.7%.
Por otro lado, en los un poco más de 72,000 (6%) hogares panameños se cocina exclusivamente con leña.
Y lo que pinta como lo más grave, además de la carencia del agua en los hogares panameños, que si se incluyen las casas que solo reciben agua por algunas horas al día estaríamos hablando de casi un cuarto de los hogares, es la recolección de basura: el 24.1 de las casas no tiene acceso a este servicio.
Se encontró que 65,379 tienen piso de tierra, 60,679 no cuentan con agua potable, 58,032 reportan que no tienen servicio de luz eléctrica, 44,465 sin servicio sanitario y 72,179 cocinan con leña.

En un contexto macro, el censo reveló que de las 1,204,959 viviendas ocupadas, el 86.3% fueron casas individuales, el 12.1% vive en apartamentos, el 0.8% en cuartos dentro de una vecindad y el 0.3% en viviendas colectivas.
Y como ya se dijo, en cuanto al abastecimiento de agua de la población, en 13 años la cobertura de viviendas que se abastecen de agua a través de acueducto pasó de 91.8% en 2010 a 92.1% en 2023, lo que evidencia un rezago en las inversiones del Idaan para lograr este objetivo, entre otras razones estructurales.
De igual forma, en 2023 la cobertura de viviendas con servicio sanitario llegó a 94.5%, mientras que con el alumbrado eléctrico, el 91.1% de las viviendas del país cuentan con este servicio, lo que implica, en relación al 2010 un incremento de 4.3%.
Aún existe en el país un porcentaje significativo de viviendas particulares ocupadas con piso de tierra (5.4%) y sin acceso al agua potable (5.9%).
Déficit cualitativo de la vivienda
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), usualmente se relaciona el problema del déficit habitacional con las “personas sin casa”, pero que la complejidad del tema amerita que se hagan distinciones respecto de tipos y formas de déficit, para que luego los programas que se implementen sean acorde a ello.
La principal distinción es entre el déficit cuantitativo y el déficit cualitativo, desde una política habitacional equilibrada que “debe disponer de instrumentos aplicados tanto a la producción de vivienda como a la consolidación, manutención y reparación del parque habitacional existente”.
Esta distinción -dice el organismo- es muy importante ya que, “frecuentemente, las políticas habitacionales adolecen de sesgos a la producción solamente de vivienda nueva y omiten la estimación diferenciada de ambas morfologías de déficit”.
En esta línea, el déficit cualitativo se refiere a las viviendas particulares que “deben ser mejoradas en sus atributos de materialidad, servicios y/o espacio y su cómputo se refiere a viviendas con problemas recuperables, diagnosticados con información sobre la tipología, materialidad, dotación de servicios y densidad de los recintos habitables”.
Para lograr este objetivo, la Cepal recomienda la clasificación de las viviendas en
vivienda buena, segmento de condiciones materiales plenamente satisfactorias y que no requiere reparaciones.
vivienda recuperable o mejorable, se trata de alojamientos aceptables, pero que requieren intervenciones específicas y parciales para convertirse en vivienda buena.
“vivienda irrecuperable o precaria”, que es un alojamiento cuya extremadamente mala condición impide mejorarlo y exige su reemplazo (ello lo convierte en fuente de déficit cuantitativo).
Los datos del censo revelan que Panamá tiene un largo camino por recorrer para saldar la brecha del déficit habitacional cualitativo.