Nuevos esquemas de mercadeo para vender planes vacacionales que están provocando gran cantidad de quejas advirtieron las autoridades de protección al consumidor.
Las tradicionales llamadas telefónicas para tratar de captar consumidores parecen ser asunto del pasado.
Ahora en los centros comerciales se ubican vendedores que entregan unos “raspaditos” (boletos para descubrir una incógnita) o hay promociones radiales con preguntas que son fáciles de responder para ganarse un viaje o estadía gratis, dijo Elías Elías, director nacional de Protección al Consumidor.
Entre los premios también ofrecen pasajes aéreos a $200 y $400, con el beneficio de hospedarse con la familia durante 3 noches y 4 días.
“Es una oferta tan buena que deja de ser una realidad. Evidentemente es una mentira, pero por la ilusión que tiene el consumidor de irse de viaje, de poder compartir con su familia, cae en esta situación”, afirmó Elías, tras sustentar que por los precios tan bajos que se ofrecen, resulta imposible que estén en el mercado.
Desde mayo de 2006 a marzo de 2016 la Autoridad de Protección al Consumidor y Defensa de la Competencia (Acodeco) ha atendido 794 quejas por anomalías en planes vacacionales que ofertan hoteles y compañías turísticas. Las mismas representan un valor de 2 millones 202 mil 441 dólares, y muchas están en proceso para resolverse.
No es que los planes vacacionales sean malos, aclaró Elías, sino que se convierten en un anzuelo que utilizan algunos agentes económicos para ganar clientes.
El objetivo de los agentes es enganchar al cliente invitándolo a una cena o reunión en un local u hotel con el fin de vender un plan vacacional. Acto seguido, le solicitan una tarjeta de crédito que les permita adquirir la membresía que se ofrece a precios especiales.
De no tener crédito suficiente en su tarjeta, el vendedor incluso lo ayuda para que se lo extienda. Y en el peor de los casos de no contar con una tarjeta de crédito también se brinda asistencia para adquirir una.
En ambos casos, el consumidor queda atrapado, por un lado por dejarse sobreendeudar y por el otro, asumir un compromiso financiero que no va a poder enfrentar en un futuro porque conlleva el pago de una anualidad y tasas de interés.
EMPRESAS
Cuando se registra este tipo de anomalías y se interponen las respectivas quejas ante la Acodeco, uno de los inconvenientes es enfrentar a las empresas, ya que en muchas ocasiones se trata de compañías no reconocidas en el sector turístico y empresarial.
Generalmente son agentes económicos que han montado un quiosco en un centro comercial y que de “la noche a la mañana como aparecieron, así mismo desaparecen”, indicó Elías.
Frente a esta situación, subraya el funcionario, cuando estas empresas cierran o desaparecen, la Acodeco no puede hacer nada más que remitir el caso al Ministerio Público ante la posible comisión de estafa o engaño.
En este sentido, el director nacional de Protección al Consumidor indicó que la Acodeco ha enviado a las autoridades más de 60 casos por este tipo de abusos.
Cautela con este tipo de ofertas y verificar la existencia real de las empresas que se promocionan son parte de las recomendaciones para no caer en una estafa.
Se aconseja investigar el domicilio físico de la compañía, referencias con otros consumidores e incluso verificar a través de la página electrónica de la Acodeco si la compañía tiene quejas similares.
También es importante revisar el contenido del contrato antes de firmarlo para evitar un problema futuro.
Si en el documento se establece una cláusula arbitral que dispone que las partes de común acuerdo han decidido ir a un tribunal arbitral, la Acodeco no puede atender la queja.
En este caso el afectado tendría que demandar a la empresa ante los tribunales de justicia, lo que podría tomar mucho tiempo.