El sistema de riego del Valle de Tonosí, en Los Santos, lleva seis décadas sorteando obstáculos.
El sueño de construir un sistema de riego para los cultivos en la zona agrícola de Tonosí nace bajo la presidencia de Marco Aurelio Robles (1964–1968).
Pero, a partir de ese momento, la adquisición de los terrenos para canalizar el agua ha sido el elemento de la discordia.
Desde un inicio la idea ha sido la de utilizar las aguas del río Tonosí, con una longitud de 177 kilómetros y que nace en el Parque Nacional Cerro Hoya, para abastecer los cultivos.
El expresidente Robles ordenó, a través de la Agencia Internacional para el Desarrollo, un estudio que le ayudara a identificar qué área en el país era la más adecuada para el proyecto. La investigación arrojó que las tierras del Valle de Tonosí.
Según sus promotores de la época, la falta de comunicación y la férrea resistencia de los moradores desencadenó en un incidente funesto.
En 1978, bajo el régimen del general Omar Torrijos Herrera, hubo una disputa por las tierras entre las autoridades de turno y los campesinos de la zona, terminando con la muerte del cabo Astorfo Arrocha.
Treinta y dos años después de aquel incidente en las tierras santeñas, el entonces mandatario Ricardo Martinelli incluye en su lista de imperdonables y le promete a los productores agropecuarios la construcción del riego de Tonosí.
La propuesta consiste en la construcción de dos represas e inundar 680 hectáreas de las mejores tierras agrícolas de más de 235 pequeños productores que viven en zonas aledañas al Valle de Tonosí.
En la licitación por mejor valor y cuyo precio de referencia era de $187.4 millones participaron el consorcio Norberto Odebrecht, la ecuatoriana Hidalgo & Hidalgo y SNC Lavalin Meco. Las ofertas económicas de Odebrecht y Meco no se conocieron porque no lograron el puntaje técnico.
La administración Martinelli avanzó en la adjudicación sin contar con la propiedad de las tierras. En enero de 2012, el Ministerio de Desarrollo Agropecuario (Mida), al mando de Óscar Osorio, le adjudicó la obra a Hidalgo & Hidalgo, por $155 millones, $32.4 millones menos que el precio de referencia.
En un año y siete meses de tropiezos, la empresa solo avanzó en los estudios y diseños del proyecto. También se construyó un campamento, se trazaron carreteras para llegar a los puntos de estudio y compraron equipos.
Después de un año y cinco meses, el anhelado sistema de riego de los productores de Tonosí, pero cuestionado y rechazado por los agricultores de Macaracas, está cancelado y se desconoce en qué se gastaron los $37.4 millones que le adelantó la administración Martinelli a Hidalgo & Hidalgo.