Crónica de una suspensión

Crónica de una suspensión


Parte de los problemas financieros de Banco Universal parecen comenzar en el transcurso de 2014. Al cierre de 2013, el banco contaba con $390.6 millones en depósitos de clientes, según los estados financieros auditados al 31 de diciembre de 2014.

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Quince meses más tarde, según el reporte trimestral de resultados no auditados presentado a la Bolsa de Valores de Panamá, el banco había perdido $94.2 millones en depósitos de clientes, es decir, un 24% de su base de depósitos se había ido.

¿De qué manera financió el banco esa salida de efectivo? En primer lugar, con efectivo y depósitos propios del banco. Al cierre del 31 de diciembre de 2013, el 18% de sus activos estaba en efectivo en sus propias bóvedas o depositados en otros bancos, una suma que alcanzaba $81.6 millones.

Para marzo de 2015, sin embargo, esta suma se había reducido en $35.7 millones hasta $45.9 millones, es decir, había recortado en un 41% sus activos más líquidos para enfrentar la retirada de fondos por los depositantes.

De los $94.2 millones en depósitos que salieron, todavía quedarían $58 millones por financiar. El banco vendió $24.6 millones de sus inversiones en valores y redujo su cartera de préstamos en otros $23.1 millones.

Con estas dos operaciones, solo restarían $10.5 millones por financiar. Esto se financió mediante una capitalización por aproximadamente $12 millones durante el primer trimestre de 2015.

A nivel de resultados operativos, el banco tampoco vio un buen año. En 2014, su utilidad neta se desplomó un 60%, a $1.3 millón desde $3.8 millones registrados en 2013. En el primer trimestre de 2015 terminado el 31 de marzo, la utilidad neta continuaba su descenso, ganaría un 47% menos que en el primer trimestre de 2014, ya que había caído desde $1.1 millón en 2014 a $603 mil en 2015.

Hasta el 31 de marzo de 2015, si bien la situación financiera del banco venía deteriorándose, parecía que el alto grado de liquidez y el compromiso mostrado por los socios que capitalizaron el banco en el primer trimestre permitiría a la entidad sortear los vientos fuertes que soplaban.

¿Qué sucedió desde entonces hasta la primera semana de junio que motivó a la Superintendencia de Bancos a suspender las operaciones y tomar el control en su operación?

Por un lado, se pudo incrementar, en el segundo trimestre de 2015, la velocidad a la que los clientes venían retirando su dinero debido al manejo financiero ético y legal de sus finanzas.En  efecto, durante el primer trimestre de 2015 el éxodo de capitales se había acelerado de una manera importante. Solo en esos tres meses salieron $36.9 millones de los depósitos de clientes, es decir, un 39% del total de los $94.2 millones. Eso  representó una fuga del 11% de sus depósitos en tres meses.

Además, la Resolución SBP-0093-2015 indica detalles adicionales de incumplimientos operativos por parte de la administración de Banco Universal de instrucciones dadas por la Superintendencia. Esto fue el catalizador que motivó a tomar el control administrativo y operativo del banco.

En el preámbulo de la resolución mencionada se señalan siete puntos que Banco Universal debía seguir con base en la nota SBP-SB-N-6718 del 16 de diciembre de 2014. Entre ellos, destaca la capitalización del banco, que sí se hizo oportunamente, y la constitución de mayores provisiones para su cartera de préstamos, que todo parece indicar también se estaba realizando.

No obstante, la administración del banco habría violado las otras cinco directrices de la Superintendencia en lo referente a transacciones con partes relacionadas. Por ejemplo, otorgó cuatro facilidades crediticias garantizadas con depósitos a plazo fijo a favor de una parte relacionada, miembro de la junta directiva del banco, a pesar de estar terminantemente prohibido debido a una alta exposición, a juicio de la Superintendencia, a partes relacionadas.

Como remate, a pesar de haber recibido instrucciones de parte de la Fiscalía Tercera Anticorrupción para aprehender ciertas cuentas el 28 de mayo de 2015 a las 10:45 a.m., ese mismo día y posterior a la hora de notificación, desde una de las cuentas señaladas por la Fiscalía se hicieron tres operaciones de retiro por una suma total $323,567.57, lográndose aprehender únicamente $4,062.42.Luego, el 1 de junio, se realizaron dos operaciones desde dos depósitos a plazo fijo aprehendidos por la Fiscalía para cancelar préstamos prendarios de una tercera empresa.

En este caso, no solo se violó la orden de la Fiscalía, sino que se incumplió con las directrices de la Superintendencia dadas en diciembre de 2014.

Señala la Superintendencia que “además de todo lo expuesto, Banco Universal, S.A. se ha visto inmerso en una serie de operaciones actualmente objeto de investigaciones por parte de las autoridades penales, y de procesos administrativos por parte de esta Superintendencia, sobre todo por faltas a la debida diligencia sobre sus clientes y sus recursos, desprendiéndose de todo ello que la imagen del Banco y su reputación se  han visto evidentemente afectadas”.

Agrega que “a pesar de los esfuerzos realizados desde hace cinco meses, los signos de deterioro o estrechez financiera se mantienen y aunado a ello, como se ha expuesto, las operaciones de Banco Universal, S.A. están sensiblemente afectadas, por lo que no podría seguir sin que corran peligro los intereses de sus depositantes”.

Por tanto, y fundamentado en el numeral 2 del artículo 32 de la Ley Bancaria, procedió a tomar el control administrativo y operativo del banco.

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