Uno de los negocios familiares del presidente Donald Trump está luchando para que no desalojen a su equipo de ejecutivos del hotel lujoso en Panamá que ellos administran y la Policía ha sido llamada varias veces para mantener el orden, según se enteró The Associated Press.
Testigos dijeron a la AP que ellos vieron a ejecutivos de Trump cargando archivos hacia un cuarto para triturarlos y desecharlos.
Representantes de la asociación de dueños del hoteles pidieron formalmente el jueves el despido del equipo de Trump al entregarles en persona notificaciones de rescisión en el edificio Trump International Hotel and Tower, de acuerdo con una querella panameña presentada por Orestes Fintiklis, quien controla 202 de las 369 unidades del hotel.
Los administradores de Trump se retiraron detrás de divisores de vidrio de una oficina, donde se le vio cargando archivos a un área donde se podían escuchar máquinas trituradoras de papel funcionando, de acuerdo con dos testigos allegados a los dueños.
La demanda también acusa al equipo de Trump de destruir documentos inapropiadamente.
Los testigos hablaron bajo condición de anonimato porque les preocupa que ellos puedan terminar en una batalla legal larga y costosa.
En otras partes del edificio, empleados de Trump Hotel prohibieron el paso al equipo de los dueños de hotel y sus aliados al cuarto donde estaba el sistema de circuito cerrado de televisión del edificio y servidores computarizados clave del hotel y apartamentos que comparten la propiedad.
En respuesta, ellos cortaron la electricidad al cuarto, dejando temporalmente inservibles los teléfonos e internet dentro del edificio.
Según la querella, el jefe de seguridad de Trump y seis guardias de seguridad "empujaron y gritaron" a la gente del equipo de Fintiklis que llegó a entregar las notificaciones de rescisión.
La denuncia agregó que los empleados del hotel llamaron a la Policía. Es probable que pueda surgir una nueva confrontación el fin de semana, pues trabajadores de seguridad de Trump se instalaron a tempranas horas del sábado en la entrada del hotel, dijeron testigos.
Representantes de la Trump Organization no respondieron a llamadas telefónicas y mensajes electrónicos que se les envió en busca de comentarios y el número público del hotel no funcionaba.
Igualmente, Fintiklis no respondía a mensajes que se le enviaron por texto o correo electrónico.
El viernes por la noche, abogados, notarios y guardias de seguridad rivales se dieron cita en el hotel en la ciudad de Panamá mientras siguen las negociaciones para evitar que el conflicto se deteriore aún más.
La confrontación es lo más bajo que se ha visto en meses de pelea por el control de la propiedad. En agosto pasado, la empresa con sede en Miami Ithaca Capital Partners, de Fintiklis, compró las 202 unidades en una liquidación urgente de parte del inversionista de la propiedad, que pasa por problemas.
Como parte del acuerdo, Trump Hotels pidieron y recibieron algunas garantías de que Ithaca no trataría de actuar en contra de sus intereses como administrador de hotel.
Las relaciones se volvieron agrias rápidamente en medio de una cantidad ínfima de unidades ocupadas y de alegatos de mala administración financiera o conducta inapropiada por parte de Ithaca u otros dueños de unidades del hotel.
En octubre, Ithaca Capital encabezó un esfuerzo para poner fin al contrato de administración del Trump Hotel y pedir una compensación por daños y perjuicios.
La empresa de Trump –que todavía es de él pero no controla directamente– rehusó entregar el control de la propiedad, argumentando que la votación para despedir a Trump Hotels fue inválida.
Una corte panameña rehusó respaldar ese reclamo en diciembre y desde entonces ambas partes han estado peleando en los tribunales.
La AP reportó en enero que el equipo administrativo de Trump echó a un grupo de ejecutivos de Marriott que habían sido invitados a recorrer la propiedad cuando se estaban buscando reemplazar la administración del hotel.
El jueves, Fintiklis llegó a la propiedad con personal administrativo y abogados con la intención de tomar control del hotel de inmediato.
El equipo administrativo de Trump de nuevo rehusó ceder control de la propiedad y, de acuerdo con la demanda presentada por abogados de Ithaca, no permitieron que Fintiklis revisara ni uno de los 202 cuartos de hotel que le pertenecen.