Un juez federal de Estados Unidos dio el lunes a Volkswagen, los reguladores estadounidenses y los abogados de los propietarios de autos el plazo final para llegar a un acuerdo sobre los últimos 80 mil vehículos implicados en el escándalo de emisiones de la empresa.
El juez federal Charles Breyer dijo que las negociaciones eran complejas, con muchos detalles a acordar. Aceptó el pedido de las partes de darles una última extensión del plazo hasta el martes para informar si habían llegado a un acuerdo.
Breyer había pedido a las partes que lo tuvieran al tanto de un posible acuerdo luego de aplazar dos veces una audiencia a fin de darles más tiempo para negociar. Se trata de llegar a un acuerdo sobre unos 80 mil autos diésel de tres litros que fueron programados para evitar las pruebas de emisiones.
Según el abogado de la empresa, Robert Giuffra, Volkswagen cree que puede retirar los vehículos y repararlos sin afectar su rendimiento. La automotriz alemana ya ha llegado a un acuerdo para otros 475 mil vehículos contaminantes implicados en el escándalo.
Los dueños de esos autos de dos litros pueden revender sus vehículos cualquiera que sea su estado a Volkswagen al precio del 18 de septiembre de 2015, cuando estalló el escándalo, o bien hacerlos reparar a expensas de la empresa.
Volkswagen también pagará a cada propietario entre 5 mil 100 y 10 mil dólares, de acuerdo con la edad del vehículo y si el propietario lo tenía antes del 18 de septiembre del año pasado.
Las compensaciones de la empresa a los clientes suman 10 mil millones de dólares.
El escándalo estalló cuando la Agencia de Protección Ambiental (EPA por sus siglas en inglés) dijo que Volkswagen equipó a muchos de sus autos con software para hacer trampa en las pruebas de emisiones.
Los propietarios de vehículos y el Departamento de Justicia estadounidense iniciaron demandas. El software reconocía cuando el auto era ensayado en el banco de pruebas y encendía el control de emisiones. Lo apagaba cuando el auto regresaba a la calle.
Según la EPA, esto permitía a los autos emitir óxido de nitrógeno, que puede causar problemas respiratorios, 40 veces por encima del límite permitido.
El escándalo ha afectado la reputación de VW y perjudicado sus ventas. La compañía alcanzó otro acuerdo por mil 200 millones de dólares con los concesionarios estadounidenses y podría tener que pagar miles de millones más en multas y punitorios, además de enfrentar cargos penales.