Esta semana, el ministro de Comercio Exterior de Costa Rica, Manuel Tovar, calificó de “acto temerario y de mala fe” la decisión de Panamá de apelar el fallo emitido por la Organización Mundial de Comercio (OMC), que ordena que se levanten las restricciones aplicadas a una serie de productos costarricenses, como lácteos, frutas tropicales, raíces, tubérculos, entre otros.
Con la apelación presentada por Panamá, el caso permanecerá congelado en la OMC, debido a que el panel de apelación está bloqueado por un veto emitido por Estados Unidos. Desde 2017, Washington mantiene bloqueada la renovación de jueces en el Órgano de Apelación de la OMC, lo que dejó al órgano sin quórum mínimo el 10 de diciembre de 2019, tras el vencimiento del mandato de dos jueces.
Pero estas diferencias no han detenido el comercio entre ambos países, que, al ser naciones limítrofes, es constante, principalmente por Paso Canoas, superando los 500 millones de dólares al año.
En sus mejores años, el intercambio ha superado los 600 millones de dólares, tal como ocurrió en 2011, según los registros del Ministerio de Comercio e Industrias (MICI), que reúnen información comercial de ambos países desde 2005.
Como ocurre con la mayoría de los países, la balanza comercial con Costa Rica es deficitaria para Panamá. Los datos hasta septiembre del año pasado indican que las importaciones costarricenses a Panamá sumaron 368.4 millones de dólares, mientras que las exportaciones panameñas alcanzaron hasta noviembre de 2024 los 35.6 millones de dólares.
Estos datos colocan a Costa Rica en la posición número 14 como destino de las exportaciones panameñas y como el cuarto mayor importador al país, según informes de la Contraloría General, mientras que Panamá se ubica como el tercer destino de las exportaciones costarricenses en Centroamérica.
Hasta noviembre pasado, las nueces y almendras de palma, el atún de aleta amarilla, el aceite de palma en bruto, los artículos de pasta de papel, el cacao en grano, la harina de carne y los materiales de construcción fueron los productos que principalmente Panamá exportó a Costa Rica.
Por su parte, las importaciones costarricenses a Panamá están dominadas por agua y bebidas no alcohólicas, medicamentos, preparación de comida, abonos, insecticidas, pinturas, entre otros.
Bianca Morán, presidente de la Asociación Panameña de Exportadores (APEX), comentó que la Promotora de Comercio Exterior de Costa Rica (Procomer) ha impulsado correctamente los productos costarricenses, ya que el año pasado las exportaciones alcanzaron los 19,894 millones de dólares, con un crecimiento de 9%.
“El crecimiento de sus exportaciones, 9% ($1,684 millones), supera todo lo que exporta Panamá en un año, incluyendo las zonas especiales, así que ellos están haciendo las cosas bien en materia de promoción, aunque con Panamá no siempre han jugado limpio”, indicó Morán.
La presidenta de Apex se refiere a la negativa de Costa Rica de renovar el permiso de 8 plantas procesadoras de productos cárnicos y avícolas, inhabilitaciones que se remontan hasta 2010, cuando se realizó la última exportación de una planta de Grupo Melo.
Voceros de la compañía indicaron que las diferencias con Costa Rica se deben a un tema técnico y legal, el cual esperan que se resuelva lo antes posible, dado su alto impacto en la industria nacional.
Asimismo, destacaron que Grupo Melo cumple con todas las normativas y regulaciones internacionales en cada uno de los mercados donde opera, que actualmente abarcan 16 países.
“Exportamos a países como Trinidad y Tobago (desde 2002), Perú (desde 2012), Guyana (desde 2018) y, recientemente, China (2024), fortaleciendo el comercio exterior panameño con productos que cumplen con los más altos estándares de seguridad alimentaria”, señalaron.
Igualmente, Grupo Mangravita enfrenta la misma situación que Melo, así como Grupo Carnes de Coclé, Nestlé y Productos Lácteos San Antonio (Prolacsa).
Morán indica que la situación actual entre Panamá y Costa Rica es producto del mal manejo que el gobierno anterior le dio a la situación en 2019 y 2020, ya que señala que todo radica en aspectos técnicos que no se resolvieron de la mejor forma, dando como resultado la controversia ante la OMC.
Panamá impuso restricciones a la importación de productos costarricenses, especialmente agropecuarios, en 2019 y 2020, incluyendo la no renovación de permisos a 26 plantas del vecino país que procesan productos lácteos y cárnicos.
Ricardo Mangravita indicó que, en su caso, la planta sí pasó todas las pruebas, pero señaló que la negativa por parte de las autoridades costarricenses se dio porque Panamá no cuenta con los laboratorios ni los reactivos necesarios para realizar las pruebas en las plantas nacionales y comprobar que cumplen con los requisitos fitosanitarios.
“Nuestra última exportación a Costa Rica fue en 2014, y eran de 4 a 6 contenedores que mandábamos a ese país porque una de las mayores cadenas de comida rápida del mundo nos compraba carne de hamburguesa, pero desde entonces no hemos podido renovar las exportaciones, porque Panamá, y hablo de los gobiernos, no ha solucionado este tema”, indicó.
El empresario señaló que han dejado de enviar productos (carne de hamburguesa) a Colombia, un mercado de 52 millones de dólares, por el mismo obstáculo que enfrentan con Costa Rica.
“Estuviéramos volando si Panamá estuviese cumpliendo con las pruebas a las plantas nacionales, porque, en el caso de Colombia, a ellos les resultaría más económico comprarnos a nosotros que seguir importando el producto desde Estados Unidos”, acotó.
Por su parte, los voceros de Grupo Melo señalaron que, a pesar de no formar parte directa de las negociaciones gubernamentales sobre este tema, la empresa está dispuesta a colaborar con las autoridades panameñas, proporcionando toda la información necesaria para apoyar la defensa de los intereses del sector productivo en Panamá.