El bajo precio de los autos que utilizan gasolina o diésel es un obstáculo para la movilidad eléctrica. Un análisis realizado entre un grupo de modelos de automóviles a combustión interna, eléctricos e híbridos, basado en información de diez países de la región, reveló que la adquisición de vehículos eléctricos aún resulta más cara.
Este aspecto lo aborda el Reporte de Economía y Desarrollo (RED) 2024 de CAF - Banco de desarrollo de América Latina y el Caribe titulado “Energías renovadas: Transición energética justa para el desarrollo sostenible”, presentado en la ciudad de Santiago, Chile.
Primero, indica el informe, al analizar el precio de uno de los modelos híbridos más vendidos en América Latina y el Caribe en 2023, se observa que tiene un costo de adquisición que es un 20% mayor que el mismo modelo de combustión fósil. Para este análisis, se tomó como referencia el precio minorista promedio para una selección de vehículos híbridos, eléctricos y de combustión interna en los segmentos SUV (vehículo deportivo utilitario), sedán y compacto a mediados de 2023.
Por otro lado, al comparar el tiempo que le tomará a un hogar o persona cancelar un vehículo eléctrico, en casi todos los países de la región, es más corto el período de pago para el de combustible fósil que para el de un eléctrico. Mientras que un auto que utiliza combustible fósil requiere entre 6 y 14 años de ingresos económicos para cancelarlo, el eléctrico más barato requiere casi 17 años. Dependiendo de la marca y el modelo, con base en los precios actuales para un vehículo de 80 mil dólares, podría tomar hasta 40 años terminar de pagarlo.
América Latina y el Caribe, aunque responsable de solo el 11% de las emisiones globales, es especialmente vulnerable a los efectos negativos del cambio climático. Por ello, la transición energética deberá ser justa, fomentar un crecimiento económico inclusivo y contribuir a la reducción de la desigualdad y la pobreza, indica CAF. La velocidad y las estrategias para reducir las emisiones energéticas variarán, según la realidad de cada país.
“Somos una región de soluciones, con capacidad para contribuir al proceso mundial de transición energética aprovechando las oportunidades que surgen para los países con reservas de minerales críticos como el litio, el cobre o el níquel. También podemos beneficiarnos de las reservas de gas para reducir emisiones sin abandonar inmediatamente los combustibles fósiles y del potencial de producción de energías renovables”, afirmó Sergio Díaz-Granados, presidente ejecutivo de CAF.
País rezagado
Pese a que en Panamá se comenzaron a vender vehículos eléctricos desde hace más de 10 años, el número de unidades que circulan en las calles es poco si se compara con el parque vehicular del país. En todo el territorio hay más de 4 mil automóviles híbridos y casi mil autos 100% eléctricos, según cifras de la Secretaría Nacional de Energía. Es decir, unos 5 mil vehículos entre eléctricos e híbridos, mientras que el parque vehicular suma más de un millón de automóviles que consumen combustibles fósiles. Esto significa que menos del 1% de los autos del país son híbridos o eléctricos.
El principal factor que encarece los vehículos eléctricos es el costo de sus baterías, siendo las de iones de litio (Li-ion) las más comunes por su alta eficiencia, menor peso y mayor capacidad (AIE, 2023). Sin embargo, existe preocupación por el costo de los minerales necesarios para fabricarlas, especialmente debido a la disponibilidad de litio. A pesar de que la Agencia Internacional de Energía (AIE) proyecta que la capacidad de producción de baterías será suficiente para los objetivos de cero emisiones, el precio de los minerales necesarios, como el litio y el níquel, aumentó significativamente entre 2020 y 2023 (AIE, 2023a). Entre enero de 2021 y enero de 2023, el precio del litio se multiplicó casi por nueve, aunque se estabilizó en enero de 2024 a niveles similares al promedio de 2021.
Salarios e infraestructura
“Estos elevados costos limitan la adquisición de vehículos eléctricos por parte de hogares de ingresos bajos y medios”. El estudio hizo una comparación de cuántos años de ingreso económico, dependiendo del país, le toma a una persona o familia comprar un modelo eléctrico. Mientras que un comprador de un auto que utiliza combustible fósil requiere entre 6 y 14 años de ingreso, el eléctrico más barato necesita casi 17 años.
Otra debilidad es la falta de infraestructura de cargadores eléctricos para vehículos. Aunque ha venido creciendo por las inversiones públicas y privadas, será necesario desplegar más esfuerzos focalizados en la calidad y fiabilidad de estos dispositivos, advierte el documento de CAF.
Eléctricos más eficientes
El costo de uso de los vehículos eléctricos es generalmente más bajo debido al menor gasto en electricidad comparado con los de combustibles fósiles. A pesar de esta ventaja, hay dos limitaciones clave que impiden que se traduzca en un aumento significativo de las ventas: en primer lugar, el alto costo de adquisición tiene un fuerte impacto en la decisión de los consumidores. En segundo lugar, los consumidores deben realizar cálculos complejos y con un alto grado de incertidumbre para cuantificar la ventaja económica de los vehículos eléctricos. Este análisis incluye variables como el uso anual en kilómetros, los precios relativos de gasolina y electricidad, subsidios, impuestos, tamaño del vehículo, eficiencia energética, costos de mantenimiento, seguros, temperaturas a las que están expuestos los vehículos y condiciones de las carreteras.
Un ejemplo de la variabilidad en los costos totales de propiedad entre vehículos eléctricos y de combustión muestra que en Estados Unidos, los costos para vehículos utilitarios eléctricos pequeños son mayores que los de combustión interna, siendo los híbridos no enchufables los menos costosos. En cambio, en China, los vehículos eléctricos tienen un costo total menor, y este diferencial será aún más favorable hacia 2025 debido a las mejoras previstas en el rendimiento de las baterías y la infraestructura de carga.
La apuesta de la mayoría de los países de la región es bajar el precio de los vehículos eléctricos frente a los de combustible, fósil para reducir las emisiones y acelerar las acciones en favor del planeta.