Anatomía de una marcha contra la minería

Anatomía de una marcha contra la minería
Marcha ciudadana contra el contrato minero. Miguel Cavalli


Las marchas y protestas contra el contrato minero entre el Estado y Minera Panamá el martes 5 de septiembre, marcó la temperatura del país con respecto al pacto que se discute en primer debate en la Asamblea Nacional. Aunque las movilizaciones han estado impulsadas por los trabajadores y constructores sindicalizados, también se vio la participación de grupos académicos, profesionales, estudiantes y campesinos en rechazo del pacto que se pretende firmar.

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La diversidad incluyó a grupos de la sociedad civil, políticos, médicos, enfermeras, trabajadores sociales, jubilados, sindicatos (incluso con corrientes ideológicas distintas) y estudiantes de colegios particulares.

Ahí se visibilizó a la investigadora Argentina Ying, la primera neurocientífica en Panamá; a la científica Gabrielle Britton; al abogado Miguel Antonio Bernal, y el doctor Alfredo Martiz. También participaron ambientalistas, grupos docentes y originarios.

La convocatoria la hizo la Alianza Pueblo Unido por la Vida. Los manifestantes partieron, en su gran mayoría, desde las 4:00 p.m. desde el emblemático parque Belisario Porras, en la ciudad capital para a exigir a los diputados que rechacen el contrato.

Las marchas en rechazo al contrato se intensificaron al tiempo que inició la discusión en la Asamblea.

Grisel Bethancourt, periodista y expresidenta del Conape, dijo que la marcha llevó a las fuerzas vivas del país, que hace mucho tiempo no veía una integración nacional en un tema relevante como el que se dio el año pasado por la situación económica del país. Notó una “cohesión fuerte” más allá de los estratos sociales de procedencia, vio un marcado sentido de unidad nacional. Sobre la radiografía de la participación, dijo que habían obreros, campesinos, profesores, estudiantes, profesionales de todas las ramas.

Nelva Reyes, presidenta de la Central General Autónoma de Trabajadores de Panamá (CGTP), quien participó en el pleno legislativo el pasado martes, dijo que “71 diputados no pueden decidir la suerte de un país”. Acto seguido, la dirigente pidió un referéndum para que sea la gente quien decida si quiere o no minería.

“Panamá significa abundancia de peces, de árboles, y hoy lo están exterminando eliminando flora y fauna de Donoso, que es un enclave colonial” , denunció.

Por su parte, el ecologista Olmedo Carrasquilla, del colectivo Voces Ecológicas, reseñó que habían varios miles de personas en la marcha, que le llamó la atención la participación de varias generaciones que fundían la lucha entre jóvenes con personas que siempre han estado en la vanguardia de las luchas populares. Habían personas de sectores diversos, eso da una lectura de que el panameño está rechazando la actual gobernabilidad socioambiental.

Estuvieron en la marcha ciudadanos organizados y no organizados, de mujeres, personas que apoyaban desde su balcón, desde sus trabajos, desde las redes sociales, en fin, la marcha fue un despertar del país que dice que no basta con la participación “no vinculante” de las personas, sino que deben incidir en las decisiones que toman los gobiernos, expuso el ecologista.

Argentina Ying, expresidenta del Comité Nacional de Bioética de la Investigación, contó que fue visible la participación de la comunidad ambientalista y científica que de forma personal y como ciudadanos participaron en rechazo del acuerdo minero. “Era mucha gente con conciencia”.






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