En todo el corazón del área bancaria, en la esquina de la calle 50 con la calle Beatriz María Cabal, Banco Pichincha inauguró hace dos meses sus nuevas oficinas principales para ofrecer todo su repertorio de servicios y soluciones en una de las épocas más retadoras de la economía panameña.
“Estas oficinas son un mensaje para el entorno panameño, que significa que aquí estamos, que estamos activos, que queremos crecer, y sobre todo que queremos conocernos con nuestros potenciales y nuevos clientes”, explica Esteban Hurtado Larrea, gerente general de Banco Pichincha.
El ejecutivo agrega que la inauguración de esta nueva casa es el mensaje de permanencia de una organización que se ha fijado unos objetivos de muy largo plazo, sobre la base de que “los productos y servicios del banco generen un valor positivo en la sociedad de la que somos parte”.
Colmadas de acabados de madera y de espacios amplios iluminados por la luz que llega del exterior, sin el frenesí habitual de una entidad financiera pero sí con la confianza que brinda una atención de primera, estas oficinas revisten al banco de una mayor exposición ante las audiencias que busca conquistar.
“Siendo una entidad nacida en el Ecuador, atendimos primeramente a los clientes ecuatorianos. El cambio de licencia internacional a una de índole general, lleva al banco a evolucionar en el medio financiero local y servir a clientes e inversionistas en Panamá”, detalla Paloma Ospino, gerente de negocios del banco.
Desde enero de este año la entidad inició un cambio de dinámica en sus operaciones y reforzó el equipo comercial, pues no solo se busca el aumento de clientes corporativos y por ende el aumento de los negocios de crédito comercial, sino también incentivarlos a ellos a tener sus inversiones en el banco. “De esta manera se incrementa nuestra cartera local”, agrega Ospino.
La cartera de Banco Pichincha asciende a unos 447 millones de dólares, y el 30 por ciento la concentran ya clientes locales, en tanto que la otra parte obedece a los clientes internacionales.
En este año el banco proyecta un crecimiento en Panamá del 18 por ciento de la cartera. El esfuerzo se dirige más que nada a las empresas panameñas de rango medio y medio alto y con ventas anuales superiores a 15 millones de dólares.
“En las líneas de negocios queremos seguir creciendo en los créditos interinos de construcción, que representa a la fecha 70 millones de dólares y que se orienta al financiamiento de proyectos residenciales de interés social y preferencial, los cuales tienen mucha demanda en el país”, comenta Ospino.
De espíritu empresarial, el banco está interesado en atender a las empresas de la industria de alimentos y farmacéutica, al sector logístico y al pesquero, siendo esta última área una de las especialidades del banco, pues en Ecuador, de donde es originario, tiene una vasta experiencia en servir a esta industria.
La condición de “hub” financiero de Panamá y la posición geográfica de este país son ventajas que quiere aprovechar la entidad para acompañar la llegada de clientes procedentes de Suramérica, tanto de personas naturales como jurídicas, y si es el caso, apoyar a las empresas de esa parte del continente que quieran hacer negocios desde el Istmo con Centroamérica y el Caribe, aprovechando las sinergias con la presencia del Grupo en la región y en Europa.
El gigante ecuatoriano
Banco Pichincha, resume su gerente general en Panamá, nació en Ecuador, está presente además en Perú, Colombia, Miami y España, maneja activos del orden de 22 mil millones de dólares y se integra de 18 mil colaboradores. En Panamá opera desde 2006.
Tales números responden a los cuatro principios del banco y explican su consistencia y seriedad en los países donde presta sus servicios. “Para nosotros son fundamentales la coherencia, la responsabilidad, el esfuerzo y la trascendencia”, enumera Hurtado.
Coherencia, explica, significa en Banco Pichincha el hacer las cosas de manera transparente y con estricto apego a leyes y principios éticos y morales, debido a que la entidad quiere “establecer relaciones de negocios sostenibles y duraderas con los clientes”. Y con esta premisa, brindarles además el máximo bienestar a los colaboradores.
Responsabilidad quiere decir que en todas las actividades del banco, los colaboradores deben ser conscientes de que integran “una organización que administra la confianza de sus clientes, por lo cual estamos obligados al ejercicio correcto de nuestras funciones”, añade Hurtado.
Esfuerzo se traduce en que las posibilidades de crecimiento de la entidad responden en la medida en que los colaboradores den el máximo rendimiento en lo que hacen, pues no deben conformarse con un cumplimiento mínimo.
Y trascendencia señala que si el banco como organización funciona de manera responsable y con esfuerzo, necesariamente asegurará la continuidad de sus operaciones a corto y mediano plazo, y por lo tanto otros se enriquecerán con las atenciones que brinda la institución.
Que un banco nacido en el exterior pero con licencia universal, en plena coyuntura inaugure y amplíe su casa, se refuerce con más profesionales y haga inversiones significativas en tecnología y para brindar el mejor de los acompañamientos, es una señal de que ya se inició la recuperación de la economía panameña. Banco Pichincha entra a ser protagonista de la activación empresarial del país.