Los bonos de Panamá se vendieron el lunes, 29 de octubre, ubicándose entre los peores de los mercados emergentes, después de que el Ministerio de Finanzas aumentara el presupuesto para 2025 en un 12.2% a 30,111 millones de dólares.
Los pagarés con vencimiento en 2033 se hundieron 1.2 centavos a 97.2 centavos por dólar. Los bonos 2054 cayeron un centavo a 93.1 centavos por dólar, según informó Bloomberg.
Barclays publicó un informe desfavorable sobre el panorama fiscal de Panamá, advirtiendo a sus inversionistas sobre el deterioro de la situación fiscal y el impacto de tasas de interés elevadas.
Además, Barclays prevé que en los próximos dos meses las agencias de calificación crediticia Moody’s y S&P podrían considerar acciones de calificación negativas para el país, acentuando así los desafíos económicos actuales.
Los economistas Carlos Araúz y José Molino, advierten que esta caída pone en peligro su calificación de grado de inversión. Coinciden en que los cambios recientes en el presupuesto nacional, junto con modificaciones a la ley de responsabilidad fiscal y la falta de ajuste en el gasto público, podría impactar negativamente en la confianza de los inversionistas.
Molino explica que los bonos panameños se venden a inversionistas a una tasa de interés preestablecida, permitiendo su compra y venta en el mercado secundario. Sin embargo, advierte que la falta de “cortes apropiados en el gasto público” ha elevado el “riesgo país”, depreciando el valor de estos bonos y generando mayor dificultad para el gobierno en futuras emisiones de deuda a tasas favorables.
El economista señala que el incremento en el índice EMBI (Emerging Markets Bond Index) de Panamá, que mide el diferencial de riesgo respecto a la deuda estadounidense, es un claro reflejo de esta mayor percepción de riesgo en los mercados internacionales.
Araúz coincide en que la falta de coherencia en el manejo fiscal ha llevado a los inversionistas a buscar alternativas más seguras. “Cuando el inversionista percibe inconsistencias, vende al precio más conveniente”, comenta, indicando que los bonos soberanos de Panamá ya están siendo considerados especulativos o junk bonds por algunos sectores del mercado.
Este movimiento hacia bonos de menor calidad podría significar la pérdida del grado de inversión en las próximas revisiones de las calificadoras crediticias restantes.
La pérdida del grado de inversión tendría serias consecuencias para la economía de Panamá, encareciendo el costo de financiamiento internacional y limitando la capacidad del gobierno de acceder a préstamos a tasas razonables.
Para Araúz, esta situación es un riesgo inminente si no se toman medidas inmediatas, y advierte que las agencias de calificación observarán de cerca las estrategias de recaudación tributaria y los planes de rescate para el programa de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) de la Caja del Seguro Social (CSS) en los próximos meses.
A pesar del panorama, Araúz señala que esta caída en el valor de los bonos podría atraer a algunos inversionistas con alta tolerancia al riesgo. “En toda crisis hay oportunidades”, agrega, sugiriendo que ciertos perfiles de inversión aún consideran los bonos panameños una opción viable a mediano plazo.