Glaciares, arrecifes de coral y la selva amazónica, considerados sistemas vitales en América Latina y el Caribe, están en una situación casi “crítica” e “irreversible” por el cambio climático, según un informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
La OMM prevé un empeoramiento en la zona de los ecosistemas naturales y las poblaciones, que dificultará las cosechas y el suministro de alimentos y agua.
“El agravamiento del cambio climático y los efectos combinados de la pandemia de covid-19 no solo han afectado a la biodiversidad de la región, sino que también han estancado décadas de progreso contra la pobreza, la inseguridad alimentaria y la reducción de desigualdades”, señaló el doctor Mario Cimoli, de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Un ejemplo de ello son los efectos de los huracanes Eta e Iota en 2020 que, junto a las dificultades económicas derivadas de la covid, provocaron que 7.7 millones de personas en Guatemala, El Salvador y Nicaragua estuvieran en situación de inseguridad alimentaria en 2021.
Cientos de personas han muerto o se han desplazado forzosamente a causa de sequías, olas de calor y frío, ciclones tropicales y crecidas.
Los Andes, el noreste del Brasil y los países del norte de América Central son algunas de las regiones más sensibles a las migraciones climáticas.
El informe de la OMM repasa las cifras de 2021, entre las cuales destaca la tasa de deforestación, la más elevada desde 2009, y la pérdida de más del 30% de la superfície de glaciares en menos de 50 años.
La tendencia de calentamiento de la temperatura continuó, siguiendo una tasa de aumento de o.2 grados por década entre 1991 y 2021, el doble que los registros cada diez años entre 1961 y 1990.
La cuenca del Paraná-Plata sufrió el impacto de huracanes, la sexta temporada consecutiva en el Atlántico por encima de lo normal. El informe prevé que estos puedan aumentar en América Central y el Caribe.