El fundador de R.G. Hotels y Casa de Campo Farallón ahora enfrenta un proceso judicial, esta vez contra su patrimonio personal. La sociedad Guardian Finance Group solicitó la quiebra de Carnnot Investment, Inc. y también la de Rugiere Gálvez como fiador solidario de esta compañía.
La demanda fue presentada ayer, 9 de diciembre, por el abogado Jorge Luis Lau Cruz ante el Primer Circuito Judicial de Panamá.
Lau representa a la empresa Guardian Finance Group, misma que estaba dispuesta a financiar parte de la transacción convenida para que Nabali Investments se quedara con los activos del complejo de condohoteles y apartamentos que Gálvez levantó al pie de la playa de Farallón.
En la demanda se explica que Guardian Finance se dedica a la inversión de bienes raíces y al financiamiento de proyectos.
Esta sociedad y Carnnot Investment cuyo presidente y representante legal es Gálvez habían suscrito un préstamo de $217 mil, garantizado mediante un pagaré con un plazo de un año y una tasa de interés de 7.5% anual.
La solicitud de quiebra señala que la transacción se pactó el 20 de noviembre de 2014, lo que implica que el plazo para honrar la deuda venció el 20 de noviembre de 2015.
El dinero se le concede a Gálvez un día después de que Nabali Investments suscribiera el contrato de traspaso para quedarse con las acciones de R.G. Hotels y Casa de Campo Farallón a cambio de asumir deudas por unos $60 millones.
Según los demandantes, la deuda no guarda relación con la compra de R.G. Hotels. Es un préstamo que se le concedió a Gálvez por problemas de liquidez, pero en otras de sus compañías.
Calculan que el comerciante tiene cerca de 30 sociedades vinculadas a sus operaciones hoteleras y de bienes raíces.
Guardian Finance detalla en su demanda que una vez declarado el estado de quiebra se convoque a un concurso de acreedores contra la masa de bienes de Carnnot Investment.
Sin embargo, verbalmente advierten que han podido validar que es una empresa “de papel”, por lo que Gálvez tendrá que responder con sus bienes personales como representante legal.
Esta sería la segunda solicitud de quiebra vinculada a las empresas de Gálvez.
Primero se pidió la quiebra voluntaria del conglomerado R.G. Hotels y Casa de Campo Farallón ante el Juzgado Primero de Circuito de Coclé a nombre de los inversionistas que conforman Nabali Investments.
En este caso, el juez Manuel de Jesús Corrales Hidalgo decretó que ambas empresas estaban en quiebra desde el 31 de julio de 2012.
Rugiere Gálvez es el fundador de las sociedades, las cuales administró hasta el 31 de octubre de 2014, cuando fue adquirida por inversores extranjeros.
Los actuales dueños de R.G. Hotels y Casa de Campo Farallón, cuya única cara visible es Antonio Bonilla, han dicho que después de analizar toda la información financiera de las empresas hoteleras luego de su compra pueden concluir que los activos por $125 millones registrados en libros tienen un valor de al menos $35 millones, mientras que las deudas suman cerca de $70 millones.
Tal aseveración produjo incertidumbre entre los acreedores de R.G. Hotels, empresa que aunque estuvo pagando sus obligaciones hasta que se produjo la venta, ahora es blanco de señalamientos que reflejan el desgreño administrativo presuntamente iniciado en la administración de Gálvez.
Entre estos se encuentran la venta de apartamentos cancelados que no fueron traspasados; problemas de liquidez que se resolvían con la cesión de apartamentos en el antiguo Nikki Beach, hoy Las Perlas; y la no terminación de un edificio de apartamentos que se llamaría Aqua Tower.
Gálvez dijo que por ahora no han recibido notificación de ningún juzgado, y que de suceder, actuarán de acuerdo a su derecho.
Sí explicó que el 19 de noviembre de 2014, Nabali Investments “se comprometió a establecer una línea de crédito de 500 mil dólares de su financiera Guardian Finance Group”.
Asegura que de esta línea de crédito solo adelantaron $200 mil en noviembre y $100 mil en diciembre.
La transacción se hizo de esta manera porque Nabali haría el reembolso a la financiera tan pronto tuvieran la disponibilidad del dinero para comprar R.G. Hotels, pero los fondos nunca llegaron.
Según Gálvez, los $500 mil eran parte de $2 millones que se comprometieron a pagarle al contado como parte de la venta de R.G. Hotels.
En resumen, Gálvez dijo que las obligaciones existentes serían compensadas con el dinero que ellos le deben.
La solicitud de quiebra es un revés adicional a la situación financiera de Gálvez. Él argumenta que traspasó las acciones de R.G. Hotels esperando que las deudas existentes se pagaran paulatinamente, para lograr la liberación de varias garantías personales que respaldaban obligaciones en diversas entidades bancarias.
Sin embargo, esto no pasó. Los nuevos dueños alegaron que estaban dispuestos a asumir los compromisos que mostraron en libros, pero las deudas fuera de los registros eran tan grandes que no había forma de salvar la empresa.