Quibian I no pasa desapercibida. Es poderosa y aterradoramente grande. Tiene colmillos fuertes, capaces de triturar enormes rocas. Solo por eso llama la atención que con esta draga se estén realizando trabajos alternos y distintos para la cual fue comprada en $95.9 millones por la Autoridad del Canal de Panamá (ACP).
Si bien, no se trata de una actividad irregular en los dominios del Canal de Panamá, los trabajos que se realizan con la Quibian I ponen de relieve los desafíos de salinización que enfrenta la vía y la falta de ejecución de un proyecto, a tiempo, para abordar esta problemática.
La draga fue comprada para los trabajos de ampliación, con lo cual la ACP buscaba incrementar la capacidad productiva de su flota de dragado. En ese momento se dijo que la máquina tenía la capacidad de dragar a lo largo del Canal (Corte Culebra, Lago Gatún, en entradas pacífica y atlántica de la vía interoceánica), hasta una profundidad de 25 metros, incluso, después de completarse la ampliación.
Básicamente, las dragas se utilizan para limpiar, excavar y ahondar el cauce. Es una actividad centenaria en el Canal, para garantizar la profundidad de los cauces para la navegación segura de los barcos.
Los trabajos de dragado en el Canal de Panamá se remontan a hace 130 años cuando los franceses hicieron el primer esfuerzo por unir los océanos. Luego, en 1907, durante la construcción por parte de Estados Unidos, fue creado el Departamento de Excavación y Dragado, debido a la importancia de esta faena para el éxito del proyecto.
Quibian I había estado logrando su cometido, pero ahora está en otros menesteres, vinculados con el hecho de que no está cayendo suficiente agua en la cuenca hidrográfica del Canal.
La falta de lluvia aumenta la salinidad en el agua de la vía interoceánica. Cuando se abren las cámaras de la esclusa para el paso de los barcos, se mezcla agua dulce con agua salada.
Y en la medida en que los niveles de agua dulce son más bajos, se eleva la salinidad.
Esto se convierte en un problema en el lago Gatún, que abastece el consumo humano de agua para gran parte de la población, porque las plantas potabilizadoras no tienen capacidad de desalinización.
Por eso la ACP ahora intenta que el agua que se utiliza para abastecer a la potabilizadora tenga los menores niveles de salinización posible.
Vale anotar que la planta potabilizadora Federico Guardia Conte de Chilibre, la más grande que suministra agua a la ciudad capital, se abastece del lago Alhajuela donde no existe este problema de salinización porque está ubicado en la cuenca media del río Chagres.
Para entender lo que está sucediendo, es importante explicar en qué consisten los trabajos regulares Quibian I y los que en estos momentos se ejecutan con dicha draga.
Normalmente, la draga funciona como una cortadora rotativa con dientes muy fuertes que rompe enormes piedras y luego las succiona mediante una gran bomba que envía el material dragado a través de una larga tubería para depositarlo fuera del cauce de navegación.
Ahora, la draga está operando 4 kilómetros al norte de la toma de agua de Paraíso. Su enorme bomba solo succiona agua desde un punto en el que se encuentra agua más dulce.
Esta agua dulce se bombea hasta la toma de agua cruda de la planta potabilizadora de Miraflores.
La respuesta tecnócrata de la ACP es que están utilizando la draga Quibian I “para reemplazar temporalmente la toma de agua de Paraíso. Desplazándose la draga más al norte, en busca de agua fresca para mezclarla con la toma de Gamboa, beneficiando a la planta de Miraflores”.
El objetivo es mitigar la salinización, mientras se reubica la toma de Paraíso más al norte de manera permanente, dijeron desde la ACP.
Ciertamente la ACP no tiene control del clima y tampoco de los niveles de salinización de la toma de agua de Paraíso, pero sí ha estado en sus manos el desarrollo de un proyecto que implica el diseño y construcción de una estación de bombeo de agua cruda en Gamboa, y una línea de aducción desde Gamboa a Paraíso.
El problema de la salinización del agua y la necesidad de un proyecto se había detectado entre 2017 y 2018.
Se suponía que la estación de bombeo podría licitarse en el año 2020 y estar en funcionamiento, al menos a finales de 2022. Se desconoce la razón por la cual el proyecto se encuentra apenas en proceso de licitación, bajo el número 201803.
De acuerdo con el pliego de condiciones de la ACP, las propuestas de los contratistas interesados debieron ser presentadas el pasado 4 de diciembre. La licitación es con base al precio más bajo.
Ayer 1 de marzo cerró la licitación e inició el proceso de evaluación, que tomará más de un mes, dependiendo de la complejidad del proyecto y la presentación de las propuestas.
Según las condiciones de la ACP, la toma de agua cruda de Paraíso dejará de operar una vez la nueva estación de bombeo de agua cruda en Gamboa quede operativa, llevando el agua a través de una nueva línea o tubería hasta Paraíso, y posteriormente a la planta potabilizadora de Miraflores, para ser tratada.
Al dejar fuera de operación la toma de agua cruda de Paraíso (que actualmente extrae 35 millones de galones por día-MGD ), se necesita construir la toma de agua cruda en Gamboa para que en conjunto con el sistema de aducción existente se suministre un caudal máximo de 58 MGD para abastecer a la planta potabilizadora de Miraflores.
Una vez adjudicada, el contratista entregará la obra a más tardar en 850 días. Serían un poco más de dos años. Esto significa que el traslado permanente de la toma de agua tomará más de dos años.