Del millón 1,106,487 viviendas censadas este año, solo 828,270 tiene acceso a agua potable 24 horas al día en época seca.
Esta cobertura aumenta ligeramente en la temporada lluviosa, cuando se asegura un mayor caudal en las fuentes de agua. En esa época se contabilizan 881,305 casas con acceso 24 horas a agua, lo que se traduce en un 75% de cobertura en época seca y casi 80% en época lluviosa.
Sin embargo, hay una gran cantidad de hogares que no tiene acceso continuo a agua potable durante todo el día, es decir, solo reciben agua por algunas horas. En concreto, 25% de hogares carece del suministro continuo de agua potable en época seca, afectación que baja ligeramente al 20% en época lluviosa.
Estas revelaciones se basan en los datos del XII Censo Nacional de Población y VIII de Vivienda que publicó recientemente el Instituto de Estadística y Censo de la Contraloría General de la República, que incluyen todas las formas de provisión de agua, desde acueductos del Instituto de Acueductos y Alcantarillados Nacionales (Idaan), acueductos comunitarios, privados, pozos, agua de lluvia, ríos, carros cisternas, agua embotellada y otras fuentes.
En un contexto macro, las cifras dan cuenta de que una de cada 4 casas censadas ve cortada la continuidad del servicio de agua en algún momento -o varias horas- del día.
Este panorama coexiste además con casi 100,000 casas que tienen que buscar el agua en acueductos fuera de la vivienda y con más de 120,000 hogares que solo reciben agua por periodos menores a las 7 horas al día, incluso hay 20,000 casas que solo les llega el agua por dos horas al día.
Y para alimentar aún más la contradicción, 4,005 hogares recogen agua de lluvia para sobrevivir en un país con 500 ríos y 52 cuencas hidrográficas. Otras 43,763 familias en el país se suplen de pozos protegidos, no protegidos o superficiales, otras 10,370 familias se abastecen de carros cisternas y otras 16,779 casas se garantizan su consumo comprando agua embotellada.
Este es el primer censo que explora la continuidad del servicio de agua por la cantidad de horas que llega a cada hogar. Los censos pasados revelaron una disminución general de hogares sin acceso a agua potable, que para el censo de 1990 era de 18.8% de los hogares ocupados. En el 2000 se redujo a 9.8%, en 2010 a 7.1% y en este último censo la proporción de personas sin acceso directo a agua potable está por el 5%.
El primer “Plan Nacional de Seguridad Hídrica 2015-2050 de Panamá: agua para todos”, publicado en 2015 reseña una disponibilidad aproximada de 29,000 metros cúbicos de agua dulce per cápita, lo que ubica al país “como uno de los mejores ejemplos en la escala global de un país impulsado por el agua”.
Y además de abundante, el país también reconoce al agua como recurso “estratégico” por el funcionamiento del Canal y otras actividades económicas como la generación de energía, la agricultura y el turismo. Pero en contraste, el mismo diagnóstico pinta un “escenario de abundancia puesto en duda” debido a los crecientes conflictos por el uso del agua, situaciones que se atribuyen al crecimiento poblacional, el rápido desarrollo económico, la urbanización, los efectos adversos del cambio climático global y el deterioro ambiental, lo que a su vez presiona aún más las fuentes hídricas que “registran ya condiciones de aparente escasez, particularmente en zonas rurales y periurbanas con baja o inexistente inversión pública en seguridad hídrica”.
En este contexto, Panamá está considerada por la Organización de las Naciones Unidas como un país con “escasez económica del agua”, entendiéndose como la carencia de capital humano, institucional y financiero que limita el acceso al agua aun cuando está disponible en la naturaleza.
El director del Idaan, Juan Antonio Ducruet, tras hacer la salvedad de que no toda la escasez es atribuible a la entidad porque esta no cubre a toda la población, sino a unos 3.5 millones de personas, según sus cálculos, explicó que en efecto hay un problema de continuidad que podría estar afectando a unas 125 mil personas en todo el país, y que viven especialmente en Panamá Oeste. Otra parte la achacó a las viviendas informales o a casas que están conectadas ilegalmente a tuberías del Idaan sin ser clientes.
Dijo que las cerca de 75,000 personas que se abastecen con carros cisternas que contrata el Idaan “se puede asumir que son invasiones”. Repreguntado por este punto ante los constantes carteles en barriadas formales y protestas de moradores de casas formales que cortan la vía a diario en el Oeste, matizó inicialmente reiterando que “no pasan del 5%”. Luego agregó: “Pero ojo, el 5% de 3.5 millones es mucha gente”.
A renglón seguido, explicó que en el Oeste hay una brecha de oferta y demanda por el crecimiento de la población en los últimos años: “donde teníamos 60 mil clientes, ahora hay 125 mil con la misma cantidad de agua que se le manda a la red”. La solución al problema es esperar a que entren en operación la nueva potabilizadora de Arraiján y la ampliación de la de Mendoza.
Sobre la inversión requerida para solventar esta brecha en infraestructura, el encargado de la entidad reveló que son $800 millones en proyectos los que está ejecutando este gobierno, y cifró en 1,200 millones la inversión adicional que tendría que continuar el próximo gobierno.
Han identificado una necesidad de por lo menos 800 kilómetros de red en la periferia urbana del área transístmica y por lo menos 200 km más para al interior del país.