En América Latina y el Caribe la pobreza afecta a 181 millones de personas, lo que equivale a 29% de la población y se calcula además que 70 millones (11.2% ) viven en situación de pobreza extrema.
Aunque la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) indica que se han logrado algunos avances con respecto a los niveles de pobreza que se acentuaron durante la pandemia, la menor expectativa de crecimiento económico para el cierre de 2023 y para 2024, puede elevar de nuevo los niveles de pobreza.
En el informe Panorama Social de América Latina y el Caribe 2023: la inclusión laboral como eje central para el desarrollo social inclusivo, publicado por la Cepal en noviembre, se describen los retos que tiene la región entre ellos países como Panamá, para reducir la pobreza, la desigualdad y mejorar el ingreso de la población con una mejor inclusión laboral y oportunidades.
Contexto económico
La Cepal advierte que la tasa de crecimiento del PIB esperada para 2023 en América Latina y el Caribe de 1.7% es significativamente inferior al 3.8% registrado en 2022 y que podría llegar incluso al 1.5% en 2024, lo que no permite prever nuevas mejoras en materia de pobreza en la región para este año.
“Aunque destacamos la reducción de la pobreza en 2022, no hay razones para celebrar. Más de 180 millones de personas en nuestra región no cuentan con ingresos suficientes para cubrir sus necesidades básicas y, entre ellas, 70 millones no tienen ingresos para adquirir una canasta básica de alimentos. En total, casi un tercio de la población de la región vive en situación de pobreza, porcentaje que se eleva a 42.5% en el caso de la población infantil y adolescente, una realidad que no podemos tolerar. La incidencia de la pobreza también es más alta entre las mujeres, la población indígena y las personas que viven en zonas rurales”, señaló José Manuel Salazar-Xirinachs, máxima autoridad de la Cepal.
Puntualmente el informe de la Cepal revela que en Panamá el porcentaje de personas en pobreza pasó de 15.6% en 2021 a 14.3% lo que equivale a que persisten en esta situación 630 mil personas, considerablemente menos que los 953 mil que habían en 2020 en plena pandemia, pero aún está por encima de los 618 mil de personas que estaban en situación de pobreza en 2019, antes de la crisis sanitaria.
En contraste, aumentó la cantidad de personas en situación de pobreza extrema que pasó de una la tasa de 5.7% en 2021 a 6.6% en 2022, lo que se traduce en que están en situación de pobreza extrema 287 mil personas. Al sumar la población en pobreza con los que están en pobreza extrema que son dos grupos diferentes, da un total de 917 mil personas con vulnerabilidades desde el punto de vista social y económico.
En Panamá una persona con pobreza extrema tiene un ingreso mensual de apenas 66 dólares mensuales o unos dos dólares por día.
La Cepal describe que en promedio una familia en Panamá con cinco integrantes con un ingreso mensual por hogar de menos de 330 dólares se considera que está en pobreza extrema.
Mientras que si el ingreso es superior a 330 dólares mensuales, pero inferior a 630.5 dólares (126.1 dólares por persona) el hogar se encuentra en situación de pobreza (no extrema). Y si el ingreso del hogar supera los 630.5 dólares, el hogar se encontrará fuera de la pobreza.
Los hogares en pobreza extrema con un ingreso menor a los 330 dólares al mes, están integrados por 287 mil panameños que ni siquiera pueden comprar la canasta básica de alimentos. Apenas les alcanza para comprar algunos alimentos.
En Panamá se miden dos canastas básicas de alimentos, la del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), que costaba en junio de este año, según la última actualización, 345.83 dólares, mientras que la de la Autoridad de Protección al Consumidor y Defensa de la Competencia (Acodeco) que tiene tres rangos: estaba en septiembre pasado en 326.75 dólares, la más cara; 291.18 dólares, la media y la más económica se ubicó en 271.16 dólares.
Las canastas de alimentos no incluyen artículos de uso personal y limpieza para el hogar, Tampoco considera el costo de los servicios de agua potable, energía eléctrica, vivienda, educación y salud que son gastos en los que incurren normalmente los hogares.
Según la Cepal entre 2021 y 2022 se produjo una caída de -1% en los ingresos laborales por persona, en términos reales, es decir, descontando la inflación, lo que llevó a su vez a que el ingreso por persona del hogar solo creciera 0.6%. “La mayoría de las fuentes de ingreso, incluyendo las transferencias y subsidios, también tuvieron disminuciones en ese período”.
Los hogares están ganando menos tanto por ingreso de empleo formal o informal, como por los subsidios que reciben.
Persiste la desigualdad
La Cepal también identifica que la desigualdad es otro rasgo socioeconómico que persiste en Panamá. “Si bien el índice de Gini de Panamá se redujo levemente en 2022, este se ha mantenido relativamente constante, en torno a un valor de 0.5, al menos por los últimos 8 años; es decir, no se observan avances significativos en la reducción de la desigualdad”, señala la Cepal a La Prensa, al consultarle sobre los retos sociales.
Precisa el organismo que reducir la desigualdad de manera más apreciable requiere de cambios en los procesos de generación de los ingresos y por ende un mayor acceso a fuentes de empleo formales.
“El panorama social pone énfasis en la necesidad de una mayor inclusión laboral en la región. A través de mejores condiciones laborales y salariales, y una mayor formalización del empleo, cabe esperar que una mayor inclusión laboral conduzca a una mejora en la distribución de los ingresos”.
La región sigue sumida en una doble trampa estructural de bajo crecimiento y altos niveles de pobreza y desigualdad. Los países deben transitar desde la inserción laboral a la inclusión laboral, eje del desarrollo social inclusivo. Pero la inclusión laboral requiere un crecimiento económico alto y sostenido”, José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la Cepal
En Panamá la cantidad de personas ocupadas que trabajan por cuenta propia asciende a 600,778 personas, a lo que se suman 55,346 que son patronos o dueños de algún negocio y 98,633 trabajadores familiares, que sumados dan 754,798 personas que se consideran no asalariados. Si se suman empleados domésticos y otros, la cantidad de informales asciende a 765,171 personas.
Frente a 1.18 millones de personas que están empleadas, de los cuales para agosto de 2023 estaban en la empresa privada 853,938 personas y en el sector gubernamental 329,880 funcionarios.
Además, el decil 10, de ingresos más altos en Panamá, identificado por la Cepal como la cantidad de personas que tiene mayores ingresos económicos, percibe 24 veces más que la población de menores ingresos que está en el decil 1 y 4.
Región con más informales
De los 292 millones de personas ocupadas en la Latinoamérica y el Caribe, la Cepal calcula que 1 de cada 2 se encuentra en empleos informales, cerca de un quinto vive en situación de pobreza, 4 de cada 10 posee ingresos laborales inferiores al salario mínimo y la mitad no cotiza en los sistemas de pensiones.
En Panamá 5 de cada 10 ocupados desempeñan un trabajo informal. La informalidad del 2022 registró 737,922 personas o 48.2%, que al compararlo con el 2023 la informalidad se incrementó en 3.7%, es decir, 27,249 personas que ingresaron a la informalidad para totalizar 765,171
Los datos de la Cepal detallan por ejemplo que los deciles de 1 a 4, es decir, de bajo a mediano ingreso reciben en promedio 11.7% mientras que el decil 10, el de más alto ingreso, tienen 36.8% más ingresos.
La desigualdad es un mal marcado en toda la región de América Latina, puesto que el decil de ingresos más alto (decil 10) percibe un ingreso que equivale a 21 veces el del decil de menores ingresos (decil 1). La Cepal recalca que en 2021 se reveló que la riqueza de sólo 105 personas en Latinoamérica, representó cerca del 9% del producto interno bruto regional.
La Cepal advierte que en términos generales, fortalecer las transferencias monetarias destinadas a los hogares de menores recursos, es decir, los subsidios, es una política que ayuda principalmente a reducir la pobreza, pero también puede contribuir a atenuar la desigualdad en la distribución de otras fuentes de ingreso.
¿Qué subsidios se otorgan en Panamá?
En el caso de Panamá existen algunos programas sociales que se aplicaron en la pandemia como Vale Digital y adicional el Estado da subsidios a la gasolina, el tanque de gas, electricidad a ciertos rangos de consumo, entre otros.
Cifras del Ministerio de Economía y Finanzas revelan que al cierre de 2022 el monto destinado a subsidios a los hogares ascendió a 1,680.90 millones de dólares, la cifra fue 25.5% menor a lo que se otorgó en 2021 de 2,556.20 millones de dólares.
Los más elevados son el de apoyo social en la covid-19 referido a Panamá Solidario o el Vale Digital que en 2022 ascendió a 411.38 millones de dólares, seguido de la Beca Universal 349.64 millones de dólares, y el subsidio eléctrico en su conjunto por 269 millones de dólares. En este sector el año pasado el Gobierno incorporó una partida especial del FET extraordinario por la pandemia por 131 millones de dólares que reducía la tarifa eléctrica a consumidores con un rango mayor de consumo de energía y que fue eliminada para este año.
El subsidio del tanque de gas de cocina de 25 libras le cuesta al Estado 115.46 millones de dólares, y el programa 120 a los 65 tenía un monto de 175.42 millones de dólares al cierre de 2022.
La Cepal considera que otro ámbito relevante para lograr mejoras en la desigualdad es el del sistema tributario, a través de la aplicación de impuesto a la renta más progresivo.
A más largo plazo, indica el organismo, que una política de mejora de los servicios de salud y educación destinados a la población de menores ingresos y subsidios a la formación podrían también ayudar a mejorar tanto la productividad como los ingresos de las personas de la parte más baja de la distribución del ingreso y con ello disminuir la desigualdad y el índice de Gini.