La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) revisó a la baja su previsión de crecimiento del producto interno bruto (PIB) de Panamá para 2024, ajustándola al 2.6%, en comparación con el 3% proyectado en agosto pasado.
Para 2025, la Cepal estima que el PIB panameño crecerá un 3.1%, lo que representa una reducción de 0.2 puntos porcentuales frente a las cifras publicadas previamente en el mismo año.
Estos ajustes reflejan una evaluación más cautelosa de la economía panameña, de acuerdo con el reporte de este miércoles 18 de diciembre.
A nivel de América Latina, para 2024 y 2025, las tasas de crecimiento serán de un 2.2% y un 2.4%, respectivamente. Si bien estas son mayores al promedio de la década 2015-2024 (1%), no permitirán cerrar las brechas que exhiben las economías de la región con respecto a las economías desarrolladas.
Se espera que Venezuela (6.2 %), República Dominicana (5.2%), Paraguay (4.2%) y Corta Rica (4.1%) liderarán el crecimiento económico este año.
En el medio de la tabla se encuentran Nicaragua (3.7%), Honduras (3.6%), Guatemala (3.5%), Brasil (3.2%), Perú (3.1%), Uruguay (3.1%), El Salvador (3%) y las islas del Caribe (2,5 %) sin contar a Guyana, que vive un ‘boom’ petrolero.
En la cola, pero aún con cifras positivas, están Chile (2.3%), Bolivia (1.7%), Colombia (1.8%), México (1.4%) y Ecuador (0.8%), mientras que Cuba (-1%), Argentina (-3.2%) y Haití(-4%) son los únicos que decrecerán este año, según el organismo de Naciones Unidas.
El informe detalla que la región enfrenta lo que la Cepal ha denominado una trampa de baja capacidad para crecer, aunado a un “contexto internacional caracterizado por una elevada incertidumbre financiera y comercial, y una desaceleración del crecimiento de los principales socios comerciales de la región”
Para afrontar esa “trampa”, el secretario ejecutivo de la Cepal, José Manuel Salazar-Xirinachs, recomendó “aumentar la capacidad de las economías para movilizar recursos financieros de manera efectiva con el fin de fortalecer la resiliencia frente a las fluctuaciones económicas” y “fortalecer la capacidad productiva a mediano y largo plazo”.
En este contexto, el informe persiste en el bajo ritmo de creación de empleo, la elevada informalidad y las significativas brechas de género en los mercados laborales de la región.
En concordancia con el bajo crecimiento del PIB, el empleo en la región también registra un crecimiento limitado, del 1.7% en 2024, el menor registrado en el período posterior a la pandemia por coronavirus.
En cuanto a la ocupación informal, se espera que la tasa de empleo informal promedio de la región se sitúe en un 46.7%, lo que significaría una disminución de 0.4 puntos porcentuales en comparación con la tasa registrada en 2023.
Pese a esta leve reducción de la informalidad, en la región persisten desafíos significativos en el sentido de formalizar el empleo, lo que subraya la necesidad de implementar políticas efectivas que fomenten condiciones laborales más seguras y estables.