El nivel de endeudamiento durante la pandemia se incrementó tanto para los gobiernos, como para las empresas y los hogares. La mayoría de los gobiernos de América Latina y el Caribe, incluyendo Panamá, acudieron a los mercados internacionales con la emisión de deuda, para cubrir con esos recursos la emergencia sanitaria con la provisión de equipos de salud, medicamentos, asistencia social, adquisición de vacunas, transferencias sociales directas a la población entre otros conceptos.
Las empresas, principalmente aquellas multilatinas, buscaron apalancarse también en la emisión de deuda para atender la caída económica, hacer frente a las deudas y pasivos laborales.
Mientras que los hogares, varios años antes de la pandemia y durante la crisis sanitaria, ya venían registrando un mayor nivel de deuda al adquirir bienes durables como autos y viviendas, además de cubrir el faltante que dejó la reducción salarial y la suspensión laboral.
Estos planteamientos están comprendidos en un nuevo informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) denominado “Lidiar con la deuda, menos riesgo para más crecimiento en América Latina y el Caribe”, que plantea los retos que tiene la región tanto en el sector público como privado y los ciudadanos para reducir los compromisos financieros y tener una recuperación sostenible.
En el enfoque relacionado con los hogares, el BID explica que la deuda ha sido principalmente para comprar bienes durables (por ejemplo, electrodomésticos, un coche o una vivienda), para financiar la salud, para cubrir gastos excepcionales o para facilitar el consumo.
Precisa que en países en desarrollo y en economías más pobres tanto las empresas como los hogares se endeudan menos en fuentes formales porque la inclusión financiera es baja y acuden a fuentes informales.
Lo que se conoce como los prestamistas que cobran tasas más altas de interés y el riesgo es mayor.
El informe detalla que la deuda de los hogares de la región alcanza al 22% del producto interno bruto (PIB), en promedio, e incluso es menor que en otras economías emergentes.
En promedio, los hogares de Colombia o Ecuador piden prestado solo el 15% del PIB, mientras que los hogares de Barbados y Panamá obtienen préstamos por entre el 40% y el 60% del PIB. En el caso de Panamá tiene que ver con el amplio acceso que hay a productos financieros formales de la banca, que cuenta con un amplio abanico de opciones.
Las personas en Panamá pueden adquirir desde préstamos personales, tarjetas de crédito, hipotecas con interés preferencial para viviendas o apartamentos entre los 40 mil y 180 mil dólares, además de autos, financiar electrodomésticos y otros productos.
El BID refiere que en Argentina y Paraguay el promedio de las deudas de los hogares cayó entre el 4% y el 5% del PIB. En el caso de Argentina, la inflación agobia a los consumidores.
“Casi todos los países de la región han visto aumentar la relación de la deuda de los hogares frente a al PIB a lo largo del tiempo”.
La pandemia de la covid-19 provocó un aumento de los préstamos a los hogares, pero hacia finales de 2020 los préstamos habían empezado a disminuir, precisa el BID.
También es probable que los grandes subsidios públicos aplicados durante ese período llevaran a que los hogares evitaran endeudarse aún más para compensar las pérdidas de ingresos.
Riesgo latente
Para el BID es vital que los países de América Latina y el Caribe reduzcan sus niveles de deuda, que se elevaron a unos 5.8 millones de millones de dólares, o lo que equivale al 117% del PIB regional, luego de haber estado en 3 millones de millones de dólares en 2008.
“Los gobiernos de la región deberían reducir la deuda pública desde un promedio de 70% a un rango de entre 46% y 55% del PIB”, es la recomendación del BID que recalca que los altos niveles de endeudamiento pueden obstaculizar el desarrollo, ya que impulsan a los inversores a exigir mayores rendimientos, desplazando las inversiones privadas y obligando a los gobiernos a desviar recursos escasos para pagar intereses, en lugar de invertir en infraestructura y servicios públicos. “Esta situación se ve agravada por el actual contexto global”.
En Panamá el saldo de la deuda pública asciende a 44 mil 274 millones de dólares al 31 de diciembre de 2022, de los cuales 36 mil 852 millones corresponden a deuda externa y 7 mil 421.4 millones a deuda interna.
Recalca el BID que en el contexto actual con secuelas de la pandemia, los efectos de la invasión rusa a Ucrania, la alta inflación, el aumento de las tasas de interés y el bajo crecimiento mundial, el panorama se complica cuando se tiene una deuda elevada, porque aumenta la vulnerabilidad.


