En los meses de junio y julio, los desembolsos de nuevos préstamos efectuados por el sistema bancario nacional superaron los niveles vistos en el año 2019, el último ejercicio antes de la pandemia del nuevo coronavirus.
En el mes de junio, los desembolsos totalizaron $2,581 millones, mientras que en julio la cifra fue de $2,431 millones, en ambos casos superando los $2,193 millones que, en promedio, se desembolsaron mensualmente en 2019, según información compartida por la Superintendencia de Bancos de Panamá.
Solo en el mes de julio, la variación fue de 48.3% cuando se compara con el mismo mes del año anterior, cuando aún se sufrían las secuelas de las restricciones impuestas en la pandemia.
Al compararse julio con el mes directamente anterior, es decir, junio de 2022, el resultado fue $149.8 millones o 5.8% inferior.
Las disminuciones se registraron en sectores como agricultura, ganadería y los préstamos destinados a los hogares, aunque el descenso más pronunciado se produjo en la industria, que pasó de $311.4 millones en junio a $181.3 millones en julio, un 41.8% menos.
La Superintendencia de Bancos de Panamá señaló que las disminuciones podrían estar relacionadas con los cierres y paros a nivel nacional registrados en julio de este año, aunque esas caídas fueron compensadas por desembolsos al Estado ($195.9 millones, un 5% más), empresas financieras ($169.1 millones, un 11.7% más) y el sector comercio ($1,262.2 millones, un 4% más), resultado impulsado por las compras realizadas para la temporada de fin de año.
La Superintendencia señala que los resultados “sugerirían que hacia adelante, nuevos cierres podrían reducir la demanda interna, desacelerando el crecimiento del crédito y debilitando la calidad de activos. Como resultado, el desempeño operativo de los bancos y el sistema financiero en su conjunto, podría verse afectado”.
El superintendente de bancos de Panamá, Amauri Castillo, reconoció que julio fue un mes accidentado por los cierres de vías y las protestas y que esto se reflejó en algunos segmentos, pero en el conjunto dijo que los resultados sorprendieron positivamente.
Aunque en los resultados particulares de junio y julio ya se haya superado el promedio de 2019, el dato acumulado en los siete meses de este año es aún inferior al mismo periodo de 2019, debido a que este año empezó con cierta lentitud en los nuevos desembolsos.
En concreto, entre enero y julio de 2019 los bancos habían entregado $15,298.8 millones en préstamos, mientras que en el mismo periodo de este año los desembolsos suman $13,806.2 millones, un 9.7% menos.
Había muchas miradas puestas en los resultados de julio para proyectar el desempeño en el conjunto del año.
Conociendo ya esos datos, Castillo consideró que si el sistema y los desembolsos mantienen el ritmo, se podría llegar en el conjunto de 2022 a los niveles registrados en 2019.
El desempeño del crédito se vincula con el desempeño de la economía, ya que los fondos que los clientes toman en los préstamos se suelen destinar a invertir o a consumir, lo que genera movimiento económico.
Para el conjunto del año, las expectativas de autoridades locales y de organismos internacionales es que la economía panameña supere el nivel de 2019, tras dos años por debajo de ese nivel.
El saldo de la cartera de crédito local del sistema bancario nacional se ubicó en $56,849 millones en el mes de julio, un aumento de 4.5% respecto al mismo mes del año anterior y con aumentos en la mayoría de los sectores, de la mano de la recuperación de la actividad económica.
Otro indicador para calibrar la calidad de la cartera y los niveles de recuperación postpandemia es la cartera modificada, que en julio se ubicó en $3,850 millones, un 73% menos que un año antes.
La cartera modificada está compuesta por los préstamos que se acogieron a medidas de alivio y aún no normalizaron su situación. Para hacerlo, los clientes deben cumplir seis meses con las nuevas condiciones pactadas con el banco tras haberse acogido al alivio.
Dentro de ese grupo, hay un remanente de $1,058 millones catalogado como “modificado dudoso” y “modificado irrecuperable”, que corresponde a créditos que todavía no han sido objeto de arreglo de pago y que por lo tanto son los de mayor nivel de riesgo.
Castillo dijo que en este mes se deberá estar tomando una decisión sobre el tratamiento futuro de estos préstamos.
El regulador planea varias fechas, que pueden variar entre diciembre de 2022 y junio de 2023, para que los bancos consideren esta cartera según las regulaciones previas a la pandemia, lo que supondría que los préstamos que no han recibido abonos en estos años serían considerados como irrecuperables, lo que conllevaría la constitución de mayores provisiones por parte de los bancos.
En última instancia, este movimiento supondrá la desaparición de la cartera modificada y por lo tanto la recuperación de la situación previa a la pandemia desde el punto de vista del tratamiento del crédito.