El panorama económico de Panamá está inmerso en un ambiente regional impactado por presiones inflacionarias, altas tasas de interés, un crecimiento más lento y además factores climáticos como el fenómeno de El Niño que ha coincidido con la prolongada temporada de sequía y la escasez de lluvia.
En el análisis sobre las perspectivas económicas regionales, William Maloney, economista jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, indicó, en conferencia de prensa desde Washington, que para este año 2023, la economía panameña cerrará con un crecimiento del producto interno bruto (PIB) de 6.3%.
Esta cifra es superior a la proyectada en abril pasado que apuntaba a que la actividad económica de Panamá cerraría el año con un incremento de 5.7%.
El Banco Mundial también mejoró la estimación de la economía panameña para 2024, que pasó de 5.8% estimada en abril pasado, a 6.4%. Además indica que para 2025 podría crecer 6.5%.
Pese a que estos indicadores reflejan una recuperación, Maloney menciona que como en el resto de los países, Panamá también está presionado con el déficit fiscal y más aún por la crisis climática que trae consigo menos lluvia y por ende bajo nivel de agua para las operaciones del Canal de Panamá.
La caída de los ingresos del Canal por la disminución de los tránsitos, que bajarán aún más en noviembre de 32 buques por día a 31 buques, “pondrá más presión sobre las finanzas del Estado”, indica el organismo multilateral.
“El Niño ha afectado las ganancias del Canal y esto ha fomentado la presión fiscal en el Estado panameño”, precisó.
Una región con retos sociales y económicos
El Banco Mundial sostiene que pese a que América Latina y el Caribe logró importantes avances en resiliencia macroeconómica en las décadas anteriores, y atravesó las múltiples crisis de la post pandemia con relativo éxito, aún tiene altos grados de desigualdad social, retos para reducir la pobreza y crear más empleos sostenibles.
“Las restricciones fiscales limitan la posibilidad de hacer las inversiones necesarias. La ampliación de la conectividad digital, combinada con políticas complementarias, ofrece la posibilidad de crear sociedades más dinámicas e inclusivas”, menciona el organismo que presentó el reporte “Conectados: Tecnologías digitales para la inclusión y el crecimiento”.
El informe estima que el producto interno bruto regional crecerá 2% en 2023, ligeramente por encima del 1.4% proyectado anteriormente, pero aún por debajo del de todas las demás regiones del mundo.
Igualmente indica que para 2024 la economía de América Latina y el Caribe crecerá 2.3% y 2.6% para 2025.
“Estas tasas, similares a las de la década de 2010 no son suficientes para lograr los avances tan necesarios en materia de inclusión y reducción de la pobreza. La región ha demostrado ser en gran medida resiliente a los diversos shocks externos posteriores a la pandemia, pero lamentablemente el crecimiento sigue siendo anémico”, dijo Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe.
Insiste en que los países deben encontrar urgentemente formas de impulsar la inclusión y el crecimiento, mejorar la gobernanza y generar consenso social.
“Las soluciones digitales pueden ser parte de la respuesta, ya que ayudan a complementar las reformas estructurales para aumentar la productividad, mejorar la prestación de servicios para la población y respaldar la eficiencia del gobierno. Vemos aquí una gran oportunidad para la región”.


