Crisis en la CSS también involucra a los jóvenes

Crisis en la CSS también involucra a los jóvenes
Pablo Gutiérrez, financista (izq.); Hugo Wood, abogado; y Javier García, representante de organización de jóvenes, analizan la realidad del sistema de pensiones. LP


La crisis que enfrenta el sistema de pensiones de la Caja de Seguro Social (CSS) no es tema exclusivo del Estado y de los actuales jubilados.

La incertidumbre que genera la falta de fondos y la inminente quiebra del subsistema exclusivamente de beneficio definido de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) también atañe a los más jóvenes.

Algunas facciones sindicales e incluso a lo interno del Gobierno, han sugerido y analizado la utilización de las reservas del subsistema mixto de pensiones para pagarle a los actuales jubilados.

Pero desde la mirada de los especialistas, sentados en la Junta Técnica Actuarial (JTA), una medida como esta agrandaría el problema existente, ya que cuadruplicaría el déficit máximo por año del subsistema de beneficio definido.

Habría una liquidez temporal en el sistema, pero serían mucho más trabajadores que dependerían de un programa cuyos ingresos no son suficientes para enfrentar el incremento sostenido de los gastos por el pago a los jubilados.

Los fondos del sistema mixto pertenecen a las personas afiliadas a la CSS que al 1 de enero de 2006 tenían 35 años de edad o menos y que optaron expresamente por participar en este programa. Además, de todos los nuevos trabajadores que ingresaron al sistema a partir del año 2008.

El programa mixto está compuesto por un componente que se denomina beneficio definido y por un ahorro personal, que de acuerdo con las reformas de la CSS asumidas en 2005, garantizaba el pago de la jubilación a las futuras generaciones, teniendo el precedente que el sistema exclusivamente de beneficio definido de IVM había colapsado.

Sin embargo, el porcentaje de los aportes que hacen los trabajadores en su cuenta individual es ínfimo respecto a las necesidades económicas que enfrentarán cuando llegue la edad de retiro.

En cualquier programa de ahorro se suele recomendar que los depositantes destinen entre un 10% y un 20% de sus ingresos.

Y en la cuenta individual de cada cotizante del sistema mixto entra menos del 10% de sus aportes, dijo Pablo Gutiérrez, financista especializado en gestión de riesgos y seguros.

Por esta razón y la insolvencia del subsistema exclusivamente de beneficio definido se necesitan reformas estructurales que cambien por completo el programa de pensiones en el país, indicó Gutiérrez.

Cree en los programas en los que todos los aportes de los trabajadores van a cuentas individuales, con opciones de aumentar la capitalización, dependiendo de las posibilidades de cada cotizante.

Al mismo tiempo estima vital incluir un pilar solidario no contributivo, en el que se incluya a aquellas personas que no pudieron cotizar durante su vida productiva. De estos últimos se encargaría el Estado a través de los impuestos que pagan todos los contribuyentes.

Pero cuando se habla de este tema, parte del problema es que la mayoría de las personas desconoce cómo se distribuyen sus aportes, el tamaño de la crisis del subsistema de beneficio definido y el riesgo de su insolvencia para todo el sistema y el país, dijo Hugo Wood, abogado, profesor y especialista en Políticas Públicas.

En este sentido relató que siempre pregunta a sus estudiantes sobre la composición de los aportes a la CSS y nadie sabe qué responder, lo que de alguna manera evidencia la desvinculación de la población frente a una información tan sensitiva como los ahorros de toda una vida.

Entonces, lo que toca hacer es docencia masiva para que las personas tengan presente las discusiones que se avecinan y cómo se afectarían sus finanzas personales.

Gutiérrez y Wood, junto a Javier García, representante del Consejo Nacional de la Juventud, participaron en una discusión que tenía como punto de partida la siguiente pregunta: ¿Cuál es la CSS ideal?

La visión de los tres profesionales menores de 40 años se centró en el programa de pensiones y su futuro como parte de un foro organizado por el Consejo Nacional de la Empresa Privada.

Para hablar desde la perspectiva de otros trabajadores, Gutiérrez hizo un sondeo no científico en el que participaron 50 personas; 82% estaba en edades menores a los 40 años.

La pequeña muestra indica que 46% (23 personas) respondió que no sabía cómo funcionaba el sistema de pensiones, mientras que el 94% (47 personas) dijo que deseaba tener libertad para elegir dónde serían administrados sus fondos de jubilación.

En ese mismo orden de ideas, el 62% estaría de acuerdo en hacer aportes a través de un ente privado, mientras que 32% dividiría sus aportes para que fuesen administrados entre la CSS y un fondo de ahorro privado.

El 6% de los encuestados se decantó por dejarle toda la responsabilidad del manejo de sus ahorros a la CSS.

El Consejo Nacional de Trabajadores Organizados (Conato) ha advertido previamente que cualquiera administración paralela a la CSS es calificada como una “privatización”.

Las cuentas individuales bajo el concepto del que hablan los encuestados llegaron a Panamá en 1997, cuando se creó el Sistema de Ahorro y Capitalización de Pensiones de los Servidores Públicos (Siacap).

El sistema es un complemento a la pensión de la CSS y obligatorio para los servidores públicos. A septiembre de 2022 el Siacap acumulaba $813.4 millones en su patrimonio.

Los fondos son administrados por empresas privadas, mediante procesos de licitación pública y sus afiliados tienen acceso a sus servicios, dentro de los cuales se incluye el estado de cuenta de sus ahorros en su cuenta individual.

Gutiérrez habló de la necesidad de tener una sociedad de “ahorristas y propietarios”. Todos creemos en la solidaridad real, pero no es la solidaridad falsa que se ha demostrado hasta ahora, cuando los trabajadores que menos ganan son los que subsidian las pensiones de mayor rango”, recalcó.

Wood agregó que se deben revisar los criterios de pensión, tomando como referencia las nuevas realidades de la población y la sociedad, mientras que aboga por una CSS moderna, transparente y eficiente.

“Los jóvenes se preguntan por qué cotizar o entrar a un sistema que no les da confianza”, dijo García, cerrando con una arista que implica los cambios administrativos que previamente se le han reclamado a la CSS.


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