Cultivo agrícola en Tierras Altas, sin un plan de manejo

Cultivo agrícola en Tierras Altas, sin un plan de manejo
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La producción agrícola garantiza el suministro de alimentos frescos para la población, sin depender de las importaciones, algo que quedó demostrado cuando se inició la pandemia de la covid-19. Sin embargo, en Cerro Punta, Tierras Altas, provincia de Chiriquí donde está el principal huerto del país, no existe un plan de manejo agrícola para el uso de los terrenos, situación que pone en riesgo la conservación ambiental y protección de los suelos en esa zona del país.

La mayor parte de la papa, zanahoria, repollo, lechuga y otras hortalizas que llegan a Merca Panamá para el consumo de la población se producen en Cerro Punta.

Los productores se han desplazado a cultivar en terrenos que están dentro del parque volcán Barú sin ningún tipo de orientación de manejo agrícola poniendo en riesgo la zona protegida, señalaron residentes tierralteños y ambientalistas.

El parque volcán Barú fue creado mediante Decreto Nº 40 de 24 de junio de 1976, con la intención de proteger aquellas áreas que por sus condiciones ecológicas influían directamente en el régimen hidrológico y en la conservación y defensa de los suelos, la fauna y la flora.

Desde aquel momento se planteó que habían formas nuevas con las que se tenía que trabajar la tierra, a través de prácticas de uso sostenible, según la zonificación dentro del área protegida y las áreas de uso intensivo”, dijo Damaris Sánchez, de la Fundación para el Desarrollo Integral, Comunitario y Conservación de los Ecosistemas en Panamá (Fundiccep).

Las áreas de uso intensivo son Alto Pineda, Las Cumbres y la zona alta de Guadalupe, lugares que están situadas hacia la falda del volcán Barú.

“Esto significa que se podía hacer agricultura con conservación de suelos, uso de agricultura orgánica y utilización de agroquímicos que son menos residuales y menos contaminantes”, recalcó Sánchez.

En la práctica y luego de varias décadas desde que se creo el parque volcán Barú, esto no ha ocurrido, y la tala del bosque ha avanzado hacia las partes más altas, que se presume está causando alta escorrentía y degradación de los suelos.

“Deberían tener un manejo especial de uso de suelo en esa zona y que la agricultura que se realiza allí debía tener mínimamente prácticas del uso de suelo y manejo de las aguas de escorrentía para mitigar la erosión ya que se trata de zonas de pendientes altas”, agregó Sánchez.

Cada año son cientos de toneladas de tierra fértil de las laderas del volcán Barú que son arrastradas por las lluvias hacia los ríos. A su paso esta cantidad de agua incrementa el caudal de las quebradas y ríos aumentando las inundaciones en las comunidades vulnerables.

En 1980 se hizo un estudio en Cerro Punta y Boquete, recordó Sánchez, en el cual se encontró que se perdían unas 200 toneladas de tierra fértil por hectárea por año. En ese tiempo era menos la cobertura agrícola en Cerro Punta y no se trabajaba en tantas pendientes como actualmente. No se conoce cuánta cantidad de tierra se ha perdido por la escorrentía en los últimos años, pero se calcula que con miles de toneladas.

Por efecto de la deforestación, el Ministerio de Ambiente informó en octubre de 2020 que el Parque Internacional La Amistad (PILA), que comparten Panamá y Costa Rica, y el Parque Nacional Volcán Barú, en Chiriquí, dos de las reservas más importantes del país, han perdido entre 2012 y 2019 unas 2 mil 35 hectáreas de valiosos bosques.

La Asociación de la Comunidad Productora de Tierras Altas (Acpta), en la cual hay afiliados unos 200 productores, informó que tras los huracanes Eta e Iota las autoridades comenzaron un plan de capacitación a las poblaciones que residen cerca a la márgenes de los ríos para no deforestar y tirar basura.

Sin embargo, el presidente de Acpta, Leonardo Martínez considera que ese programa también se debe extender al campo. Consultado sobre la necesitad de un plan de manejo agrícola, Martínez dijo que los productores utilizan un sistema de parcelado para tratar de que con los aguaceros la tierra no se erosione o derrumbe.

“Si bien es cierto , una cosa es lo que queremos los productores y lo que se está tratando de hacer con las capacitaciones, y otra cosa es el cambio climático que eso no lo detiene nadie, ni aquí ni en Alemania, solo que el mundo entero se conciencie de reforestar y dejar algunas áreas para cultivo porque es mentira que vamos a reforestar para morirnos de hambre”, señaló Martínez.

Aunque algunas personas señalan a los productores como los responsables, Sánchez advierte que eso habría que revisarlo porque “los agricultores están haciendo lo que han aprendido a hacer y lo que se les ha permitido hacer sin una orientación adecuada de ninguna entidad”. Una consecuencia es que la alta erosión está lavando la tierra fértil y esto obliga a los productores a tener que invertir más en fertilizantes para sus cultivos.

Las técnicas existe, pero hace falta una política de Estado más agresiva, dice. Una de las medidas de mitigación recomendadas es mantener barreras vivas o plantas entre parcelas para controlar la erosión.

Consultado sobre un plan de manejo agrícola en Cerro Punta, el ministro de Ambiente, Milciades Concepción manifestó que tras los huracanes Eta e Iota, en coordinación con el Ministerio de Desarrollo Agropecuario (Mida), comenzaron un programa de capacitación a los productores para hacer un mejor manejo de los sistemas de producción.

“No solamente que no deforesten sino que también se haga la regeneración de las áreas que no van a utilizar, y la reforestación de las márgenes de los ríos, además de que no utilicen prácticas de terracería y laderas de las montañas para el cultivo”, señaló Concepción. Indicó que los funcionarios del Ministerio de Ambiente están vigilantes para atender las denuncias de los mismos ciudadanos de las Tierras Altas que no quieren más deforestación por lo que están viviendo con las inundaciones y deslizamientos.

Tanto los productores como los ciudadanos de Tierras Altas coinciden en la necesidad de que haya una mayor presencia de los técnicos agropecuarios para orientar a los productores. Incluso, piden establecer una oficina del Mida en Cerro Punta para que los técnicos tengan contacto directo con los productores.

El llamado es a cuidar la Tierra para las futuras generaciones, y en el corto plazo corregir las fallas en el manejo de la producción agrícola para minimizar el impacto en el medio ambiente.



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