Hoy, 31 de diciembre de 2024, se cumplen 25 años desde que Panamá asumió la administración del Canal de Panamá, tras la firma de los tratados Torrijos-Carter de 1977. Este hito marcó el fin de la presencia estadounidense en la operación de la vía interoceánica, la cual estuvo bajo control de Estados Unidos desde su construcción a principios del siglo XX hasta su traspaso definitivo en 1999.
En estos 25 años, la gestión panameña ha logrado consolidar el Canal como un motor clave para la economía nacional, superando los aportes recibidos durante la administración estadounidense. Mientras que Estados Unidos transfirió a Panamá solo 1,879 millones de dólares durante 85 años de control, los aportes del Canal bajo gestión panameña ya superan los 28,000 millones de dólares.
La presencia en el territorio
La relación entre Panamá y Estados Unidos en torno al Canal estuvo marcada por tensiones y desigualdades desde la firma de la Convención del Canal Ístmico en 1903. Este tratado permitió a Estados Unidos el control de la Zona del Canal, estableciendo una presencia militar significativa que incluyó la construcción de bases como Fort Grant, Quarry Heights y Fort Amador en el Pacífico; y Fort Sherman y Fort Davis en el Atlántico. Estas instalaciones fueron desarrolladas para defender la vía interoceánica, consolidando el carácter militar de la región.
Entre 1936 y 1942, el gobierno estadounidense solicitó la expansión de sus instalaciones, lo que derivó en el arrendamiento de más de 15 mil millas cuadradas adicionales fuera de la Zona del Canal. Durante este periodo, se establecieron bases como Albrook (1939), Howard (1942), y Rodman (1937), entre otras. Sin embargo, los beneficios para Panamá fueron mínimos: inicialmente, el pago anual se limitaba a $250,000, cifra que solo aumentó gradualmente tras la firma del tratado Arias-Roosevelt en 1936 y el tratado Remón-Eisenhower en 1955, que lo elevó a $1 millón 930 mil.
Estados Unidos utilizó por 85 años los terrenos de la antigua Zona del Canal, incluyendo áreas que fueron empleadas como polígonos de tiro. Algunas de estas zonas quedaron contaminadas y posteriormente Panamá tuvo que asumir los costos de su limpieza tras la reversión.
Sin embargo, el presidente electo Donald Trump afirmó que Estados Unidos “regaló” el Canal a Panamá a cambio de “un dólar”, minimizando el impacto histórico y ambiental que dejó la presencia estadounidense en el país.
La presencia militar y la operación del Canal por parte de Estados Unidos generaron numerosas protestas en Panamá, especialmente en las décadas de 1950 y 1960. Movimientos como la “Operación Soberanía” en 1958 y los enfrentamientos del 9 de enero de 1964, que dejaron 23 muertos, evidenciaron la insatisfacción panameña por la falta de soberanía en su propio territorio. Estos eventos impulsaron negociaciones que culminaron en los tratados Torrijos-Carter de 1977, los cuales fijaron el traspaso total del Canal a Panamá el 31 de diciembre de 1999.
El periodo estadounidense estuvo marcado por el desarrollo de alguna infraestructura. Obras como la represa Madden (1936) en el lago Alajuela, el puente de las Américas (1962) y el tercer juego de esclusas, iniciado en 1940. Sin embargo, para algunos analistas, estos avances no compensaron las desigualdades económicas y políticas que enfrentó Panamá.
La transición al control panameño comenzó en 1979, con la entrada en vigor de los tratados Torrijos-Carter, y culminó en 1999. Este proceso incluyó la conversión de antiguas bases militares en áreas civiles y la creación de la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) en 1997, un modelo administrativo único que asegura la independencia y eficiencia de la operación de la vía acuática.
Nicolás Ardito Barletta, primer administrador de la Autoridad de la Región Interoceánico (ARI), entidad creada para administrar los bienes revertidos, recuerda su labor al frente de la misma. “A mi me tocó una tarea ardua, nunca en mi vida he trabado tan duro para vender 2 mil 500 viviendas y también con la participación del Estado en lo que le correspondía”, dijo Barletta a La Prensa, tras ser consultado sobre estos 25 años de administración panameña.
Desde 2000, con la administración panameña, el Canal ha consolidado su relevancia como motor de la economía del país y ruta estratégica para el comercio global. La implementación de mejoras, como el sistema de peajes por segmento en 2002, ya que el anterior era de 1912, es una de las decisiones ejecutadas por la administración panameña, además del proyecto de ampliación del Canal construido por los panameños y que comenzó operaciones el 26 de junio de 2016. Este último ya genera el 55% de los ingresos.