Denuncian que reglamento de ley de pesca introduce un nuevo tipo de pesca peligroso para el ecosistema marino

Denuncian que reglamento de ley de pesca introduce un nuevo tipo de pesca peligroso para el ecosistema marino
La mayor parte de la pesca ilegal en el Pacífico oriental se realiza en operaciones de gran escala que utilizan barcos de pesca que se mantienen en alta mar, apoyados por barcos de transbordo. Cortesía


El Ministerio de Desarrollo Agropecuario (MIDA) reglamentó finalmente la Ley 204, del 18 de marzo de 2021 que regula la pesca y la acuicultura en la República de Panamá y dicta otras disposiciones.

La reglamentación, de 63 páginas, llegó como el Decreto Ejecutivo número 13 y fue publicado en Gaceta Oficial 29908-A el pasado 13 de noviembre.

El documento detalla los parámetros que deben cumplir todos los actores que se dediquen a la pesca artesanal o industrial, esta última siendo la de menos peso en la actividad actualmente.

Sin embargo, hay un artículo en el reglamento que llamó la atención, incluso levantó las alarmas dentro del sector. Se trata del artículo 17 dentro del segundo capítulo titulado “pesquerías aprovechadas”.

El referido artículo en su punto 4 “reconoce” además del camarón, la pesca de arrastre para otras especies como el pargo, el pargo mancha, el cabezón, el lenguado y la corvina como pesquería “aprovechada de mediana y de gran escala”.

Denuncian que reglamento de ley de pesca introduce un nuevo tipo de pesca peligroso para el ecosistema marino
Artículo 17 del Decreto Ejecutivo número 13 emitido por el Ministerio de Desarrollo Agropecuario para regular la Ley de pesca y acuicultura

Este “reconocimiento” como tal no es posible porque la pesca de arrastre para estas especies -a excepción del camarón- no existe en Panamá, denunció Ricardo Wong, presidente de ProMar, lo que en sus palabras transforma esta reglamentación es una “licencia fantasma” para una actividad que no ha cumplido con los requerimientos de la misma ley que le exige estudios científicos y técnicos antes de aprobar cualquier nuevo tipo de pesca en el país. “Es una irresponsabilidad que legaliza una ilegalidad”, advirtió.

En Panamá existe la pesca de arrastre de camarón desde hace muchos años, e incluso está estandarizada por volumen de pesca en pequeña, mediana y gran escala, además de reglas claras, que aún así, en ocasiones no se cumplen, según el representante de ProMar.

Sin embargo, no existe ninguna licencia expedida por las autoridades para la modalidad de pesca de arrastre en ninguna escala para corvina, pargo, cabezón y lenguado, que en caso de querer aprobarse, debería pasar por un estudio previo sobre las características, el armado, el lugar viable, tamaño de mallas, cantidad de barcos que la harían, cantidad de licencias que se pueden otorgar, toneladas a pescar por faena, entre otros detalles previos que deben sustentarse antes de aprobar cualquier licencia de pesca.

“Pero mencionarla en un decreto donde la meten en un artículo que lista como reconocida, como si ya se aprovechara, “es un golazo”, criticó Wong.

La pesca de arrastre implica el barrido de la superficie marina con una “superred” que recoge todas las especies que encuentra a su paso, luego desecha lo que no tiene valor comercial. Es una modalidad bastante hostil con el ecosistema marino y pone en riesgo la sostenibilidad de la pesca a futuro, además de que se traduce en una competencia desleal para los miles de pescadores artesanales que sí se ajustan al ciclo natural de regeneración de los peces y que representan la mayoría de los pescadores en el país.

El Movimiento MiMar catalogó este método de pesca como uno que “destruye los lechos marinos convirtiéndolos en desiertos”, ya que al arrastrar la enorme y pesada red a lo largo del suelo marino, levantan todo lo que encuentre a su paso. “Es una gran amenaza que perjudica a los fondos marinos de todas las regiones del planeta en las que se lleva a cabo este tipo de pesca”, plantearon en unas filminas educativas que circularon en sus redes sociales.

El Centro de Incidencia Ambiental también se mostró en contra de la medida al comparar la pesca de arrastre a una “tasa rasa que destruye los bosques en tierra firme”.

Destacan que es un método de pesca industrial, en el cual las embarcaciones lanzan enormes redes al fondo marino y las arrastran por kilómetros, dejando enormes desiertos en el fondo marino. Se usa para la pesca de camarones y langostinos, pero al ser no selectiva sino incidental, cuando capturan otras especies que no estaban en su objetivo y son devueltas al mar, muchas veces están muertas o a punto de morir, lo que afecta grandemente la sostenibilidad del plancton –el ecosistema marino- y la variedad de especies, máxime cuando Latinoamérica es la región del mundo que más tipos de especie está perdiendo anualmente.

Un estudio de Mar Viva da cuenta de más efectos de la pesca de arrastre: suspensión de sedimentos y la destrucción de hábitats que albergan cientos de especies, impacto en los corales suaves, impacto en la actividad de pescadores artesanales, afectación al sector turismo, además de la remoción de una gigatonelada de suelo marino en promedio al año, según un estudio de la revista Nature.

Pero contrario a la visión de las organizaciones ambientales como Promar, MiMar, el CIAM y Mar Viva, la Cámara Nacional de Pesca y Acuicultura de Panamá (CNPA) tiene una opinión contraria. Dicen que la pesca de arrastre no es una práctica nueva en el país, incluso tildaron en un comunicado de “personas con malas intenciones (que) han estado emitiendo información falsa en redes sociales y medios digitales señalando que la histórica “pesca de arrastre” es una práctica pesquera nueva en el país y que no cuenta con sustento científico que avale su realización en aguas panameñas”.

El gremio alega que existe una licencia para la pesca de arrastre de pajarilla y doncella, aunque esta fue suspendida por la administradora anterior de la ARAP, Flor Torrijos. Llama la atención que en la resolución ADM/ARAP 006 del 29 de enero de 2021, la ex administradora ordena a los barcos que quieran pescar con ambas licencias, tanto de camarón como de pajarilla, que soliciten el zarpe sustentando dicha decisión en el análisis de los desembarques entre 2010 y 2019, que arrojó que en esa década la población de pargo blanco disminuyó 54% y la de lenguado 44%, especies en disputa en esta nueva reglamentación.

Según el gremio pesquero, que aglutina a dueños de unos 80 barcos pesqueros industriales cuyo producto se envía mayormente hacia Estados Unidos y la Unión Europea, defendió la pesca de arrastre como una actividad que “se ha realizado por más de 70 años de manera regulada, controlada y contando con las autorizaciones correspondientes”.

Según el comunicado que emitieron recientemente en esta coyuntura, su actividad se ajusta a las exigencias se establecen para la salida de las embarcaciones a pescar, el monitoreo satelital, el pago de zarpes, impuestos y servicios portuarios y demás regulaciones.

“Quienes siembran estas falsas informaciones solo buscan la incertidumbre y la desestabilización en el sector pesquero, que genera economía al país y provee empleos dignos a quienes se dedican a esta actividad. Con estas acciones buscan crear confusión en el país” dijo el gremio en un comunicado emitido recientemente.

Se contactó a la Autoridad de Recursos Acuáticos de Panamá, pero al cierre de esta nota no enviaron su versión.

Ya Panamá está en el ojo de la Unión Europea, segundo destino de las exportaciones pesqueras nacionales. La Comisión Europea asignó un estatus de “tarjeta amarilla” lo que se traduce en que tienen pruebas de que un país no coopera plenamente en la lucha contra la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada.


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