Los mercados de todo el mundo sufrieron fuertes reveses el martes tras una cascada de ventas en Wall Street, planteando el temor a que un retroceso potencialmente beneficioso de los récords recientes pudiera convertirse en una caída prolongada.
Las esperanzas de que Wall Street no repetiría las pérdidas del lunes ayudó a limitar las ventas en los mercados europeos.
Los mercados a futuro insinuaban nuevas pérdidas, aunque más moderadas, en Estados Unidos con los futuros del Dow en baja de 0.8% y los del S&P 500 de 0.2%.
La tendencia de ventas, que ganó fuerza el lunes cuando el índice industrial Dow Jones registró su mayor porcentaje de caídas desde agosto de 2011, comenzó por el temor a que la Reserva Federal de Estados Unidos suba las tasas de interés más rápido de lo que muchos expertos habían previsto a la luz del alza del crecimiento salarial.
“Si los inversionistas miran al crecimiento de las ganancias subyacentes y los fundamentos de la economía global, hay motivos para el optimismo”, dijo Neil Wilson, analista de mercado de ETX Capital.
“Sin embargo, una vez comienza esta estampida es difícil pararla”.
Uno de los indicadores más golpeados el martes fue el índice Nikkei 225 de Tokio, que cerró un 4.7% más bajo a 21.610,24, tras registrar pérdidas durante la jornada de hasta el 7%.
Todas las otras bolsas asiáticas cayeron, incluido el índice Compuesto de Shangai, que cerró un 3.4% abajo, en 3.370,65, y el Hang Seng de Hong Kong, que cerró con pérdidas del 5.1%, en 30.595,42.
El índice de referencia australiano S&P ASX 200 cayó un 3.2% a 5.833,30, mientras que el Kospi de Corea del Sur declinó un 1.5% a 2.453,31.
La tendencia se mantuvo en las cotizaciones en las plazas europeas, aunque a un paso más moderado.
El FTSE 100 de títulos británicos destacados perdía un 1.9%, a 7.194, mientras que el CAC 40 en Francia caía un 2.4%, a 5.160, y el alemán DAX cotizaba con pérdidas del 2% a 12.433.
Aunque muchos parqués estaban cerca de donde comenzaron el año, las pérdidas suponen un brusco cambio de dirección tras largos periodos de ganancias, algo que los expertos predicen desde hace tiempo.
Stephen Schwarzman, presidente y director general de Blackstone, advirtió hace poco en el Foro Económico Mundial de un posible “ajuste” en los mercados.
Es frecuente referirse a un descenso del 10% partiendo de un pico como una “corrección”, mientras que un mercado en contracción se define como un descenso en torno al 20% en los índices.
El S&P 500, por ejemplo, ha perdido un 7.8% desde su último máximo récord el 26 de enero.
“Parece que la única esperanza para los mercados en este momento es que los inversionistas decidan de pronto que las ventas se han excedido un poco”, señaló Connor Campbell, analista financiero en Spreadex.
El detonante para la racha de ventas fueron las estadísticas de empleo del pasado viernes en Estados Unidos, que mostraron un aumento de los salarios en el país.
Para muchos operadores, eso era un indicio de que la Fed tendrá que subir el ritmo de sus alzas de tasas, ya que los salarios más altos pueden impulsar la inflación.
La apertura de Wall Street el martes podría ser determinante, y los mercados a futuro apuntaban a una leve mejoras, con alzas del 0.6% en los futuros del Dow y del 1.2% en los futuros del S&P.
El Dow Jones cerró el lunes con caídas del 4.6%, a 24.345,75, mientras que el S&P 500 se hundió un 4,1% a 2.648,94.
No se han registrado descensos como esos desde agosto de 2011, un momento de inquietud entre los inversionias por la crisis de deuda europea y el estancamiento en Washington sobre el techo de deuda que provocó una rebaja en la calificación de la deuda estadounidense.
Aun así, mientras las bolsas se llevaban el golpe, otros activos financieros se volvían más atractivos para los inversores.
El oro, por ejemplo, subió un 0.5% a 1,343 dólares la onza.
El dólar estadounidense se mantuvo bastante firme pese a las ventas masivas, que en un momento dado restaron 1,597 puntos al Dow Jones.
El euro subió un 0.4%, mientras que el dólar subió un 0.1% frente al yen, a 109,22 yenes.