Aunque las ciudades abarcan menos del 2% de la superficie del planeta, son responsables de más del 60% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Además, algunos efectos del cambio climático, como olas de calor, lluvias torrenciales, inundaciones o aumento del nivel del mar, serán especialmente duros en las zonas urbanas.
América Latina y el Caribe, donde el 80% de la población vive en ciudades, será una de las regiones más afectadas por el aumento de la temperatura global. Y en este caso, previsiblemente las ciudades también se llevarán la peor parte, especialmente las situadas en zonas costeras.
Detrás de estos datos hay una realidad un tanto preocupante para la región. La urbanización acelerada y no planificada de las últimas décadas ha generado grandes problemas, como los asentamientos informales o la creación de bolsas de pobreza, y no ha tenido en cuenta la adaptación al cambio climático.
“Para combatir el cambio climático, las ciudades deberán tomar medidas urgentes de adaptación y mitigación, y promover la conservación y uso sostenible de la biodiversidad en la planificación y el ordenamiento urbanos”, dice Martha Castillo, especialista en Cambio Climático en CAF -banco de desarrollo de América Latina.
Un primer paso para tomar las medidas que menciona Castillo es contar con datos fehacientes sobre el impacto del calentamiento global en las ciudades, para que los gobiernos locales puedan implementar políticas públicas con garantías. En este sentido, la Unión Europea (UE), CAF y la Agencia Francesa de desarrollo (AfD) realizaron unos estudios en 9 ciudades latinoamericanas para medir su vulnerabilidad al cambio climático y proponer medidas de adaptación a partir de las condiciones y necesidades de cada una.
Las conclusiones de los estudios, realizados en La Paz y Tarija (Bolivia), Fortaleza y Recife (Brasil), Loja, Portoviejo y Santa Cruz de Galápagos (Ecuador), Trujillo y Piura (Perú), sugieren que las ciudades de la región deberán impulsar modelos de gestión territorial equilibrados que contemplen la modernización de las infraestructuras y la mitigación de problemas como la escasez de agua, los desprendimientos e inundaciones, entre muchos otros.
“Para lograr que las medidas que se adopten en las ciudades de la región tengan éxito, también será necesaria la participación ciudadana. Hay un componente importante de sensibilización de los ciudadanos hacia los efectos del cambio climático en sus ciudades, y en cómo pueden ayudar para atenuarlos”, asegura Castillo.
En toda la región existen una serie de iniciativas encaminadas a comunicar de manera más cercana y directa el impacto del calentamiento global en nuestras vidas. Una de ellas se realizará coincidiendo con el Día Internacional de la Tierra, en Brasil, Ecuador y Perú. Se trata de una acción ciudadana organizada por la iniciativa LAIF en las calles de Recife, Portoviejo y Lima, en la que los ciudadanos podrán participar en la construcción de una obra de arte que contenga sus sueños sobre el futuro de su ciudad.
Los efectos del cambio climático tendrán consecuencias directas en las ciudades, pero también se abre la oportunidad para que América Latina y el Caribe se convierta en un actor determinante en la lucha global contra el cambio climático y abandere acciones innovadoras que puedan replicarse en otras regiones del planeta.
El privilegio natural que representa la rica biodiversidad de América Latina, unido a la alineación de intereses y actores, puede suponer la principal ventaja competitiva de la región en las próximas décadas.
El autor es ejecutivo principal de comunicación en CAF