Las últimas movidas de las empresas que participan en el sector eléctrico evidencian los detalles no contados de las negociaciones entre el Estado y la empresa AES, que terminaron con la cancelación de un millonario contrato firmado por el presidente Ricardo Martinelli un mes antes de terminar su gobierno. En julio de este año, el Gabinete anunció la terminación anticipada del contrato de la barcaza Estrella del Mar I, operada por AES. Básicamente explicó que el contrato no era beneficioso para el Estado, por lo que todos celebraron su cancelación. Martinelli había pactado por la vía directa y sin licitación un pago a favor de la empresa por $151.4 millones en 5 años, solo por el alquiler de los equipos. A este monto había que sumarle los costos de combustible por generación de energía. En tanto, en el proceso de negociación en la administración de Juan Carlos Varela decidieron cancelar el contrato y pagar $20 millones de indemnización.AES había invertido $70 millones en montar la barcaza para generar energía, por lo que en ese momento llamó la atención que aceptara una cifra tan baja, comparada con el tamaño del negocio que esperaba hacer.Para ese entonces, solo se dijo que como parte de lo pactado se mantenía el compromiso que dicha energía se mantuviera en el país. Con tales aseveraciones varios agentes del sector esperaban que la capacidad de generación de la barcaza estuviera disponible en caso de presentarse la necesidad de contratar energía en el llamado mercado ocasional, ante cualquier imprevisto, especialmente durante el verano de 2016. Sin embargo, ahora se sabe que la dinámica será otra. En el escenario apareció otra empresa, vital en el desenlace de la barcaza de AES.El 27 de octubre de 2014, a la estadounidense Erryl Capital se le adjudicó un contrato adquirido mediante licitación con el cual se comprometió a generar energía con una planta de 80 megavatios (MW) de capacidad, para un periodo de 5 años utilizando bunker como combustible.Erryl no construyó una planta, como se esperaba, y a cambio negoció con AES Panamá el contrato de generación que se había ganado para suministrar a las empresas distribuidoras Edemet, Ensa y Edechi a partir del 1 de julio de este año.Todo indica que esta decisión fue parte de lo negociado con el Estado, una estrategia que algunos funcionarios apoyan mientras ciertos empresarios la critican.Los que la defienden, señalan que esto permite que la barcaza se mantenga en el sistema sin costo adicional al Estado. Explican que el Gobierno tuvo que pagar una indemnización de $20 millones, pero en total se ahorró $140 millones en el costo de la generación.AES Panamá generaría la energía con bunker, cuando Erryl la licitó a un costo de generación con diésel, que es un combustible más caro.Víctor Urrutia, secretario nacional de Energía, dijo que es innegable que el bunker es más barato que el diésel. Pero el hecho es “que el precio del contrato de Erryl fue el resultado de una licitación en competencia con generadores diésel y bunker, donde salió adjudicado por ser más barato”.La Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá advirtió hace dos días el efecto alcista que puede tener la indexación del diésel como combustible en el precio final de la energía. En este sentido, Urrutia explicó que lo importante es destacar que la indexación está basada en el porcentaje de variación del precio del combustible y no en el valor absoluto de ese precio. “Históricamente, en el mediano plazo, los porcentajes de variación de los precios de bunker y diésel son casi iguales”, recalcó.La barcaza de AES Panamá tiene capacidad para 72 MW, ocho menos que los requeridos en el contrato de Erryl. Aunque esto podría generar cierta estrechez, si el verano del próximo año se extiende y la demanda aumenta, el Gobierno no cree que los MW que se dejen de producir tengan algún efecto negativo, por tratarse de una cantidad que puede conseguirse fácilmente en el mercado ocasional.
PRODUCCIóN DE ENERGíA
El jaleo detrás de un contrato
22 ago 2015 - 05:05 AM