El ritmo de la economía y la generación de empleo marchan a velocidades diferentes. El producto interno bruto (PIB) panameño registró un crecimiento de 10.8% al cierre del año pasado, de acuerdo con información divulgada ayer miércoles por la Contraloría General de la República. Mientras que las cifras de nuevos contratos laborales no logran superar los niveles prepandemia.
Las últimas estadísticas del Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (INEC) indican que de enero al mes de octubre del año pasado se inscribieron 199,702 contratos laborales. Este es el último dato oficial disponible, aunque la ministra de Trabajo y Desarrollo Laboral, Doris Zapata, ha destacado que al cierre de 2022 los contratos de trabajo se ubicaron en 240,000, y que este año 2023 la proyección apunta hacia más de 300,000 contratos.
Pero los 240,000 contratos laborales de 2022 estarían aún bastante distantes de los 378,495 reportados al cierre de 2019 o los 422,894 contratos logrados en 2018, antes de la pandemia y el cierre de la economía decretado por el Gobierno para contener el covid-19. El país está 36% por debajo de los resultados de 2019 y experimenta un 43% de rezago respecto a 2018 cuando hablamos de contratos laborales.
Los contratos registrados en las sedes del Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral (Mitradel) no se pueden entender en su totalidad como nuevas plazas de trabajo, ya que un acuerdo laboral nuevo puede suceder a una destitución o una renuncia. Sin embargo, estos registros se han convertido en un termómetro que calibra y mide la temperatura del mercado laboral.
El Mitradel asegura que ha tramitado unos 60 mil nuevos contratos laborales en el primer trimestre del 2023, a razón de 20 mil nuevos contratos por mes, el mismo promedio mensual del 2022, cifras que contrastan con los casi 32 mil nuevos contratos laborales mensuales en el 2019.
Como resultado de la pandemia, el sector privado perdió 407 mil empleos formales, 364 mil en el 2020 más 43 mil trabajadores suspendidos que no recuperaron trabajos, 47% de todos los empleos formales privados existentes antes del COVID-19.
La evolución del mercado laboral confirma el alto grado de incertidumbre en el clima para la inversión privada en el país, dijo René Quevedo, consultor empresarial.
Pero Quevedo también destaca que la confianza de los consumidores sigue mejorando, lo cual debe luego traducirse en mayor confianza de los inversionistas en que invertir en Panamá es buen negocio.
El Índice de Confianza del Consumidor Panameño mostró caídas en la confianza en septiembre de 2022, marcando 61 puntos, siendo 100 el punto de equilibrio. Ahora, entre entre enero y marzo de 2023, se ha visto una recuperación en la percepción, que aunque se encuentra dentro de los parámetros de desconfianza, se acercan más al eje del optimismo, dijo la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá.
Los consumidores indicaron, en la última medición del mes de marzo, tener confianza sobre la situación económica de sus hogares y del país en general, pero aún sienten desconfianza sobre sus oportunidades de conseguir o mantener un empleo durante los próximos 12 meses, o sobre su capacidad de ahorrar a futuro.
Zapata, por su parte, se ha aventurado a manifestar que el desempleo actualmente se ubica en 8.5%, cuando estaba en abril del año pasado era de 9.9%, lo cual no tendría otra explicación que un incremento de la informalidad.
Si el desempleo bajó y la generación de empleos formales es la misma que el año pasado, según los contratos nuevos, la expansión del empleo fue100% informal.

El INEC no ha actualizado las cifras de desempleo. La última medición fue en abril del año pasado y ubicaba la desocupación en 9.9% y el desempleo abierto en 8.2%. Es decir, que había 203,253 personas desocupadas y 167,110 en desempleo abierto, lo que significa que estaban buscando trabajo o estaban en disposición de trabajar.
“La economía pasó de generar unos 1,900 nuevos informales por mes en el 2017, a más de 10 mil en el 2022″, dijo Quevedo, al referirse al actual proceso de precarización y estatización del empleo en el país, dominado por trabajos temporales y el abultamiento de la planilla estatal, que supera los 250,000 mil funcionarios.