El 92% de los cigarrillos vendidos en Panamá provienen del comercio ilícito, lo que resulta en una pérdida de cerca de $165 millones en impuestos directos, de acuerdo con estudios realizados por Crime Stoppers.
Al país llegan 15 contenedores mensuales de cigarros a los puertos locales, lo que se ha convertido en una problemática que afecta la salud pública, las finanzas estatales y la seguridad ciudadana.
El dinero generado por la venta ilegal de cigarrillos va directamente a las pandillas y el crimen organizado, dijo Alejo Campos, director regional de Crime Stoppers.
El contrabando de cigarrillos se vincula con actividades como blanqueo de capitales, narcotráfico y corrupción, colaborando estrechamente con pandillas encargadas de distribuir el producto.