Los órganos reguladores de Estados Unidos lanzaron este domingo un plan para proteger los depósitos del Silicon Valley Bank (SVB) tras su colapso, al tiempo que cerró otra institución bancaria, el Signature Bank, bajo los mismos parámetros.
El Departamento del Tesoro, la Reserva Federal (Fed) y la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC) anunciaron en un comunicado que los clientes tendrán acceso, a partir de este lunes, a todo el dinero depositado en el SVB.
Con este plan, aseguraron, los contribuyentes “no asumirán las pérdidas” del banco y se protegerá los depósitos para “brindar acceso al crédito por parte de hogares y empresas”.
Los reguladores también anunciaron el cierre este domingo de Signature Bank, de Nueva York, y prometieron que se aplicará el mismo plan para que se reembolse a los clientes todo el dinero depositado.
En cambio, los accionistas y algunos tenedores de deuda no estarán protegidos por estas medidas.
Signature Bank, que da servicios sobre todo a empresas de abogacía y del ecosistema cripto, según medios especializados, tenía unos activos de 110,360 millones de dólares y depósitos de 88.590 millones al cierre del ejercicio pasado.
El Departamento de Servicios Financieros de Nueva York está en contacto y se ha coordinado con la FDIC para su cierre “a la luz de los acontecimientos del mercado” y está “siguiendo las tendencias” y colaborando con las autoridades para “proteger a los consumidores” y “preservar la estabilidad del sistema financiero global”, dijo en un comunicado.
Paralelamente, la Fed anunció que pondrá fondos adicionales para “garantizar que los bancos tengan la capacidad de satisfacer las necesidades de todos los depositantes”.
“El sistema bancario de Estados Unidos se mantiene resiliente”, reivindicaron.
El banco Sillicon Valley, con sede en California, anunció el miércoles pasado que iba a buscar una ampliación de capital para tratar de hacer frente a sus dificultades financieras, que le habían llevado a deshacerse de inversiones por valor de unos 21,000 millones de dólares, con una pérdida de unos 1,800 millones.
Ese anuncio llevó a muchos clientes a retirar sus fondos, tras lo que los reguladores tuvieron que cerrar el banco el viernes por falta de liquidez, y posteriormente se hundió la cotización bursátil de la compañía, lo que a su vez afectó al sector bancario en general, tanto en Estados Unidos como en otros países.