Miércoles 13 de diciembre, una fecha crítica en la que el movimiento de pasajeros en la terminal aérea de Panamá comienza a aumentar por la temporada de Navidad. El Aeropuerto Internacional de Tocumen registra diariamente 400 operaciones aéreas de salidas y aterrizajes de aeronaves tanto de pasajeros como de carga aérea.
Al cierre de noviembre se contabilizaron 12,236 operaciones, donde el 88% son arribos y salidas de vuelos comerciales, 7% son de carga, 3% de aviación general y 1% de otras. En un año el volumen de operaciones en la principal terminal aérea subió 10.08%.
En medio del hervidero de gente, tripulantes, trabajadores y carga trabajan los radares, que permiten un mejor plan de navegación de los vuelos; también permite que las salidas y llegadas se manejen coordinadamente entre los controladores aéreos y las aerolíneas para mantener un bueno tiempo y distribución adecuada del espacio aéreo. Son capaces de validar la disponibilidad en las pistas y en la terminal y que las operaciones se realicen sin congestionamientos ni interrupciones.
Pero, de acuerdo con los controladores aéreos, una falla en el radar instalado en julio de este año en isla Perico, en la Calzada de Amador, cambió todo el panorama.
Los controladores aéreos que estaban de turno en la torre de Tocumen activaron un plan de contingencia para operar mediante el modo “No Radar”, informando que las salidas y llegadas tendrán un tiempo adicional de un promedio de 7 minutos entre un vuelo y otro, porque manejarían la operación visual ante la falta de información disponible.
La antena radar primario y secundario por la que la Autoridad Aeronáutica Civil pagó $5,717,808, que comenzó a operar en julio de este año, quedó incomunicada y se generó un apagón en los equipos de informática que reciben los datos de navegación aeronáutica en los centros de control aéreo tanto del Aeropuerto Internacional Marcos A. Gelabert en Albrook como de Tocumen.
Mayko Alvarado, presidente de la Asociación Panameña de Controladores de Tránsito Aéreo, (Apacta) explicó que la falla del radar ha dejado al descubierto las ineficiencias y falta de renovación de equipos aeronáuticos que existe en el país.
Dijo que el sistema falló al punto que la torre de control de Tocumen no recibía información de ningún tipo desde la antena radar.
“Por suerte la torre Tocumen es visual, pero nuestros compañeros del Centro de Control de Albrook si trabajan viendo o dependiendo de las pantallas directamente y ellos estaban con la pantalla completamente congelada, y trabajan área de aproximación de vuelos. Se inició el proceso de no radar por lo que se alargan las salidas y se usan vías de acceso para salida y entrada a Panamá y los planes de vuelo cambian”.
Este proceso generó congestionamiento y retrasos hasta de 60 vuelos y algunos se desviaron a otros países como Colombia, mientras se solventaba el problema principalmente porque no podían mantenerse en el aire sin el combustible necesario. Algunos se abastecieron en Barranquilla.
“Estamos hablando de equipos que deben reemplazarse no desde hace dos años, sino desde hace más de 10 años y no se ha hecho. Hacen falta equipos nuevos de comunicación, radar, consolas en las dependencias de Aeronáutica Civil entre otros”, afirmó.
Alvarado indica que a esto se suma problemas como la falta de personal capacitado y de relevo.
“Se debieron haber incorporado al menos dos cursos de controladores aéreos, es decir, una nueva generación y no se ha hecho. Se tiene de 10 a 12 años que no se crea un curso, lo que generará que más adelante exista un hueco grande para la institución por la carencia de una nueva generación de relevo de controladores aéreos”.
Alvarado describió que ante la emergencia que se presentó el miércoles pasado, activaron junto a la AAC un plan de contingencia para prestar el servicio en medio de la falla del radar.
“Hasta ayer jueves muchas aerolíneas estaban lidiando con los retrasos que se causaron el miércoles y estaban aún normalizando las operaciones porque al retrasarse un vuelo de salida o de llegada se afecta toda una cadena que impacta toda la operación”.
El presidente de Apacta explica que el procedimiento No Radar se llevó a cabo una vez que se manifestó la falla y aunque es un procedimiento con el que están totalmente familiarizados y entrenados para llevar a cabo las operaciones de forma segura, no es lo usual en esta época con la cantidad de aeronaves y operaciones que maneja el Aeropuerto Internacional de Tocumen por lo que la tecnología es clave para tener una operación eficiente y a tiempo.
“Volvimos a retroceder a lo que hacíamos hace 20 años al usar el no radar dando separaciones entre una operación y otra de 10 y hasta 15 minutos cómo si estuviésemos operando en la década de 1980″.
La torre de control de Tocumen maneja 3 turnos con un promedio de 5 controladores, pero justo el miércoles en uno de los turnos estaban 4 controladores porque uno estaba en tiempo compensatorio.
“Como controladores aéreos hemos hecho la advertencia de que se requiere coordinar cuáles son las necesidades que tenemos en infraestructura, equipos, mejores instalaciones y personal para que la falla que se presentó el miércoles no vuelva a suceder”, precisó Alvarado al señalar que esperan que los técnicos de la AAC revelen cuál fue el origen de la falla y qué procedimientos se deben hacer para evitar estos incidentes.
Incluso se conoció que el Centro de Control Radar de Panamá Pacífico que pudo haber servicio de respaldo para Albrook y Tocumen no se activó por falta de personal. Antes de que se restablecieran el sistema del radar de isla Perico, trabajaron provisionalmente en horas de la tarde y noche con el radar de cerro Galera, como alternativa, para recibir información básica.
Voceros de la AAC indicaron que cerca de las 4:00 a.m. del día jueves 14 de diciembre luego de horas de trabajo de los técnicos se logró restablecer los servidores del sistema de la antena radar hacia el control aéreo.
Pero este no es el único inconveniente que se ha registrado este año. Inundaciones en la pista de Albrook por la topografía del sitio, mal estado de las torres de control, falta de acondicionamiento de las pistas de los aeropuertos.
Algunos operadores aéreos indican que en octubre debido a las intensas lluvias el techo de la torre de control del Aeropuerto Internacional Marcos A. A. Gelabert colapsó, los equipos se afectaron y tuvieron que trasladar por un mes las operaciones a una estación de policía sin que los controladores tuvieran visibilidad, sólo radio comunicaciones para informar a los operadores de la terminal y coordinar los despegues y aterrizajes. Actualmente ejecutan trabajos de operación.
Se trató de conversar con el director de AAC, Gustavo Pérez, pero no atendió la llamada ni los mensajes de texto del Whatsapp.
Para este año 2023 el presupuesto de la AAC fue recortado. La institución pedía 92 millones de dólares, pero el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) recomendó 52 millones de dólares, 40 millones de dólares menos, y 4 millones de dólares adicionales a lo presupuestado para 2022.
En ese momento Pérez Morales dijo que el presupuesto recomendado para 2023 impediría a la institución atender proyectos como la construcción de un aeródromo en el sector de Soná, provincia de Veraguas, y que serviría para mejorar la conectividad de Santa Catalina, destino de playa que en los últimos años ha aumentado su atractivo internacional, entre otros proyectos.
Para 2024 el presupuesto recomendado por el MEF para la AAC es de 44.5 millones de dólares para su funcionamiento y 21.2 millones de dólares para la inversión para programa de adquisición y rehabilitación de equipos, mantenimiento de aeropuertos, lo que hace un total de 65.6 millones de dólares.
Sin embargo, con el anunció del ministro Héctor Alexander que habrá recortes y ajustes presupuestarios no se sabe cuál será el destino de los recursos para la entidad aeronáutica.