El periodo de julio a septiembre fue positivo para el Fondo de Ahorro de Panamá (FAP) al conseguir un rendimiento del 7%, lo que permitió que la ganancia aumentara de 43.9 millones de dólares en el segundo trimestre a 102.9 millones de dólares durante el tercer trimestre.
En su informe financiero del tercer trimestre, el FAP destacó que, entre julio y septiembre, se registraron precios “atractivos” en los mercados financieros, especialmente en acciones de mercados desarrollados, renta fija global y valores hipotecarios.
Asimismo, el documento resalta que los valores en renta variable alcanzaron múltiplos históricos sobre utilidades, mientras que en renta fija se observó una valuación favorable por el incremento en los precios de cotización. Ambos reflejan el optimismo del mercado ante una política monetaria expansiva implementada por la Reserva Federal.
Abdiel Santiago, secretario ejecutivo del FAP, comentó que este año el Fondo ha superado las expectativas y agregó que, de no haber cambios fundamentales en la economía global, el Fondo de Ahorro de Panamá podría cerrar el 2024 con un rendimiento bruto cercano al 8%.
“Este desempeño refleja nuestro compromiso y disciplina de inversión para una asignación estratégica de activos prudente y alineada con los principios de inversión a largo plazo”, comentó.
A principios de noviembre, el FAP recibió por parte del Ministerio de Economía y Finanzas 31.9 millones de dólares de aportes pendientes de los años 2018 y 2019. Estos fondos forman parte de la primera capitalización en efectivo que recibe el FAP, en concepto de las contribuciones realizadas por la Autoridad del Canal de Panamá al Tesoro Nacional.

Sobre este desembolso, Santiago comentó que la contribución se integró al plan de inversión a largo plazo del Fondo y explicó que, a pesar de que los 31.9 millones de dólares son una pequeña fracción del tamaño total del FAP, el desembolso representa un hito histórico que demuestra el compromiso del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) de cumplir con sus obligaciones y apoyar el modelo de financiamiento del FAP.
En cuanto a la suspensión de los aportes del Canal para los años 2024, 2025 y 2026, incluida en la reforma a la Ley de Responsabilidad Fiscal sancionada por el presidente José Raúl Mulino, el secretario ejecutivo del FAP explicó que esta no altera el plan de inversiones a largo plazo del Fondo, ya que opera con un enfoque estratégico y hacia el futuro. Sin embargo, reconoció que tendrá un impacto negativo sobre las proyecciones de volumen de activos, porque la medida impedirá que el Fondo reciba cerca de 900 millones de dólares.
Al cierre del tercer trimestre de 2024, el Fondo contaba con un patrimonio de 1,507.1 millones de dólares, patrimonio que también se ha visto afectado en su crecimiento por la no transferencia de los excedentes del Canal durante el gobierno del expresidente Laurentino Cortizo. Al final de su periodo, este entregó una serie de pagarés por un monto combinado de 1,272 millones de dólares, correspondientes a los desembolsos que el Fondo debió recibir entre 2020 y 2023.
Los pagarés tendrán un plazo de 10 años, con una tasa de interés anual de 7.45%, pagos semestrales y un período de gracia de tres años para el pago del principal.
Hasta finales de septiembre, el portafolio de inversiones del Fondo estaba dividido en un 48% en renta fija para generar un flujo de caja predecible, 29% en activos líquidos de corta duración para manejar contingencias soberanas y aprovechar oportunidades de mercado, 17% en acciones corporativas para capturar el potencial de valorización de empresas, y 6% en inversiones alternativas para diversificar y reducir correlación con los mercados tradicionales.
Durante el tercer trimestre, el FAP ajustó el destino de sus inversiones apostando todavía más a la región de Norteamérica, pasando de 82% en el segundo trimestre a 88%. Por su parte, redujo de 6% a 5% en Europa, y de 6% a 3% en Asia. Las inversiones en Latinoamérica se mantuvieron en 3%, mientras que en Oceanía se bajaron a 1%, desde el 3% registrado en el trimestre anterior.
Victoria de Trump
Al ser Norteamérica, especialmente Estados Unidos, el principal mercado donde el FAP tiene el mayor volumen de sus inversiones, surge la pregunta de cómo el triunfo de Donald Trump podría influir en el rendimiento del FAP en 2025.
Ante esta interrogante, Santiago señaló que los mercados financieros, en particular las acciones, son prospectivos y tienen en cuenta las expectativas futuras. Agregó que los resultados de las elecciones estadounidenses han generado optimismo en torno al crecimiento económico, la desregulación y las políticas favorables a las empresas, lo que ha alimentado el sentimiento de los inversores y la demanda de activos de riesgo.
Sin embargo, añadió que los mercados a veces pueden reaccionar de forma exagerada. Por ello, considera que, si la administración de Trump no cumple con estas expectativas, podría darse un rendimiento más modesto del FAP en 2025 en comparación con 2024.
“El FAP sigue centrado en la disciplina, la diversificación y los rendimientos a largo plazo, lo que garantiza que estemos bien preparados para afrontar las cambiantes condiciones del mercado”, acotó.
El Plan Anual de Inversión del FAP para las vigencias 2024 y 2025 establece la asignación estratégica de activos y define su portafolio: activos de corta duración (efectivo y equivalentes), un 15%; renta fija global (bonos soberanos, corporativos, hipotecarios, entre otros), un 41%; bonos soberanos indexados a la inflación, un 2%.
También se asignará un 7% a bonos de alto rendimiento, un 20% a renta variable global (acciones corporativas) y un 15% a inversiones alternativas como infraestructura.
Caja del Seguro Social
Con el proyecto de ley 163, que modifica la Ley Orgánica de la Caja de Seguro Social (CSS), Ley 51 de 2005, y que actualmente se discute en primer debate en la Asamblea Nacional, el Gobierno busca incrementar los rendimientos de las inversiones de la entidad, que, de acuerdo con el ministro de Economía y Finanzas (MEF), Felipe Chapman, han estado históricamente por debajo de lo que paga el mercado.
El informe de gestión de la pasada administración de la CSS, liderada por Enrique Lau, indica que “durante el quinquenio 2019-2023, el saldo de las Reservas Financieras se incrementó en 2,083 millones de dólares, pasando de 8,879 millones de dólares a 10,963 millones de dólares. En este periodo, se logró un rendimiento de 4.39%, un aumento de 0.50%, o 50 puntos básicos, con relación al 3.89% de 2019″.
En los últimos 12 meses, el FAP logró un retorno del 12.85%. Desde su creación, ha mantenido un rendimiento acumulado anualizado del 3.55%, superando en 42 puntos básicos al benchmark compuesto. Este benchmark es un índice de referencia que combina varios indicadores financieros, diseñado para reflejar de manera integral el comportamiento de los mercados en los que invierte el FAP, y sirve como herramienta de comparación para medir el desempeño del fondo.

El FAP se creó en 2012, en reemplazo del Fondo Fiduciario para el Desarrollo, establecido en 1995. Una parte significativa del capital del Fondo Fiduciario provino de las privatizaciones de empresas estatales en sectores como energía, telecomunicaciones y puertos, que ocurrieron en la década de 1990.
En opinión de Santiago, sería factible aplicar el modelo de gestión de inversiones del FAP a la CSS, ya que ofrece elementos que podrían mejorar cualquier fondo de pensiones: un proceso disciplinado de asignación estratégica de activos, una gobernanza sólida liderada por un directorio experto, un equipo ejecutivo capacitado, prácticas de transparencia y divulgación, y la flexibilidad para acceder a diversas clases de activos globales. Estas prácticas, según Santiago, promueven una gestión prudente y la sostenibilidad a largo plazo, lo que beneficia tanto al fondo como a sus beneficiarios.
No obstante, aclaró que adaptar este modelo requeriría conocer efectivamente las obligaciones a lo largo del tiempo, además de las circunstancias únicas de la CSS.
Santiago explicó que el FAP y la CSS tienen estrategias de inversión diseñadas para responder a objetivos completamente distintos. Señaló que el Fondo se enfoca en la creación de reservas para estabilizar la economía en momentos de crisis, como desastres naturales o desaceleraciones económicas.
En contraste, indicó que la CSS se centra en la administración de fondos de reserva para garantizar pensiones, atención médica y otros beneficios de seguridad social. Su estrategia está diseñada para priorizar la liquidez a corto y mediano plazo, invirtiendo localmente en bonos soberanos panameños, corporativos, depósitos bancarios y proyectos de desarrollo. Sin embargo, comentó que esta orientación hacia el mercado nacional la hace más vulnerable a los riesgos económicos locales, a diferencia del FAP, que se protege con su diversificación global.
Ambas entidades cumplen roles vitales para el país, pero con enfoques complementarios. Mientras el FAP busca estabilizar la economía en el largo plazo y recientemente facilitó un pago de 26 millones de dólares por seguro catastrófico, la CSS asegura el bienestar inmediato de la población al garantizar beneficios esenciales.
“Cualquier propuesta de colaboración o integración requeriría una evaluación cuidadosa para garantizar la alineación con los objetivos de ambas instituciones y el cumplimiento de los marcos legales”, acotó el secretario del FAP.
El proyecto de ley 163, en su artículo 65, que modifica la ley de 2025, permite que la dirección de la CSS, en este caso liderada por Dino Mon, “podrá delegar en una o más personas jurídicas con licencia de administrador de inversiones emitida por la Superintendencia del Mercado de Valores de Panamá o su equivalente en otras jurisdicciones reconocidas por esta, la administración de la cartera de inversiones o una parte de ella”.
Chapman explicó que las reformas contemplan la creación de dos unidades técnicas especializadas: una enfocada en inversiones y otra en riesgos y cumplimiento, ambas responsables ante la Dirección General. Estas unidades asesorarán a la Comisión de Inversiones y Riesgos de la Junta Directiva.
De aprobarse los cambios propuestos por el Gobierno, la CSS podrá invertir en bonos emitidos por Estados Unidos, así como comprar instrumentos emitidos por otros estados o países que cuenten con grado de inversión. Igualmente, se eleva del 50% al 75% el porcentaje que la entidad puede invertir de sus activos en instrumentos emitidos por el Estado panameño.

