La agencia Fitch Ratings pronostica una desaceleración del crédito en el presente año 2023, tras un 2022 en que el crédito superó las expectativas iniciales. Esa desaceleración del crédito, junto a la gestión de unas tasas de interés al alza y el impacto en las valorizaciones de las inversiones por la situación de los mercados son algunos de los elementos que llevan a la agencia a definir 2023 como un año retador.
Por su parte, dados los niveles de recuperación alcanzados tras el efecto de la pandemia, como por ejemplo en lo que se refiere a la rentabilidad, la agencia asigna a la plaza panameña una perspectiva neutral en cuanto al desempeño financiero.
Hasta noviembre de 2022, según las últimas cifras publicadas por la Superintendencia de Bancos de Panamá, la cartera de crédito del sistema bancario nacional registraba un crecimiento de 11.4%.
Rolando Martínez, director senior de Instituciones Financiera de América Latina en Fitch, señaló que para el cierre del año esperan que esa cifra pueda ser incluso mayor por el repunte que se suele producir en la parte final de cada ejercicio. “El crecimiento del crédito vino acompañado de una mejora de la rentabilidad de la banca y un buen manejo de la calidad de activos, que de alguna manera llegó a estabilizar el nivel de deterioro de préstamos”, sostuvo el analista.
Dentro de la cartera de crédito crecen tanto los préstamos locales como los extranjeros, pero estos últimos a un mayor ritmo. Martínez explicó que una porción de la cartera de los bancos panameños corresponde a clientes extranjeros, que esto tiene lógica al ser un centro regional y que los bancos están viendo oportunidades en la colocación de préstamos en el exterior.
El crédito local también tiene un buen ritmo, de 6.5% a noviembre de 2022, aunque sería inferior al crecimiento de la economía (Fitch espera un 9% al cierre de 2022) porque algunos de los sectores que marcan más en el crecimiento económico, como la logística y la minería, no son grandes demandantes de crédito local, sostuvo Martínez.
Para este 2023, la agencia pronostica un crecimiento para toda la cartera de crédito entre 5% y 10%. Aunque no se alcance el dinamismo de 2022, el ritmo de crecimiento sería elevado en comparación con el registrado antes de la pandemia, que era de 5% o inferior en algunos ejercicios.
Esto se explica principalmente por un entorno de tasas de interés más elevadas, así como la desaceleración de la economía, que este año reduciría su ritmo de crecimiento a un 4.5%, según Fitch, además de cierta cautela por parte de los bancos, que ya no tienen cartera modificada pero sí una serie de préstamos reestructurados a los que prestar atención.
Sobre el alza de las tasas de interés, Martínez dijo que ya pasó el desfase natural entre el incremento de tasas internacional y el local, y que los bancos han empezado a hacer los movimientos encaminados a ajustar sus tasas, tanto las que cobran por los préstamos que conceden, como las que pagan por los depósitos que reciben.
En este sentido, en la plaza panameña hay ciertos limitantes para la subida de tasas, como la elevada oferta bancaria y el hecho de que los bancos tratarán de hacer los ajustes “sin que se deteriore la calidad de la cartera de préstamos”.
Martínez dijo que los niveles de mora se han estabilizado tras el impacto inicial de la pandemia, pero que hay un número un mayor de préstamos reestructurados y que por lo tanto hay aspectos de la gestión de la calidad de la cartera que se deben mantener. El analista señala que existe el reto de lograr un balance entre el ajuste de las tasas y mantener una buena calidad de cartera.
Esto sucede además en el sistema bancario de América Latina donde existe el margen más estrecho entre los ingresos generados por los intereses por préstamos y los gastos en intereses por depósitos y otros financiamientos. Esta situación se traduce, según Martínez, en que el sistema bancario panameño también destaque en la región por su eficiencia.
Además de los retos propios de la coyuntura local, también se generan ciertos desafíos por el entorno. Martínez se refirió, en concreto, al impacto en la valoración de los portafolios de inversiones de los bancos por la incertidumbre en los mercados de capitales y la subida de las tasas de interés, lo que puede provocar pérdidas no realizadas, es decir, no materializadas.
Este fenómeno ya se reflejó en el resultado de algunos bancos en 2022 y es una condición y un riesgo que permanece en este 2023.
Pese a los desafíos que enfrentará el sector, la agencia asignó una perspectiva neutral al sistema bancario panameño para 2023, entendiendo que el desempeño financiero será similar al de 2022. Martínez dijo que esperan una estabilización del proceso de recuperación que se ha venido dando en 2021 y 2022.
“La banca ya opera con un desempeño financiero más estable”, dijo Matínez, que además se refirió a la mejora de la rentabilidad, que ya se acerca a niveles prepandemia, y a que algunos riesgos, como los vinculados a la calidad de la cartera, son más manejables que en años anteriores.
Otros aspectos que estarán en la agencia de la plaza en 2023 son el proceso de consolidación del sistema bancario, que se retomó en 2022 con la operación entre Mercantil Banco y Capital Bank, y que según la agencia podría continuar; y el estatus del país en la lista gris del Grupo de Acción Financiera (GAFI).
Martínez dijo que hasta el momento no ha habido afectación en las relaciones de corresponsalía con los bancos, y que no contemplan un escenario de pérdida de relaciones con corresponsales, pero que sí se podría dar una situación de alza de costos para los bancos si se prolonga la presencia del país en la lista.
A finales de febrero está previsto que se celebre la primera plenaria del GAFI de 2023 y se conocerá el estatus del país.
En la última reunión (celebrada en octubre de 2022) el país tenía pendientes 3 puntos de un plan de acción pactado en 2019 con un total de 15 acciones. El organismo recordó que todas las fechas previstas en el plan de acción habían expirado e instó a Panamá a completarlo para este mes de febrero.