El Fondo Monetario Internacional (FMI) espera que Panamá crezca un 5% en el año 2023. Se trata de la proyección de crecimiento más elevada entre los países de Centroamérica y está entre las más altas en el conjunto de América Latina y el Caribe.
Así lo destacó Nigel Chalk, director en funciones del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI en una rueda de prensa celebrada este jueves 13 de abril en Washington, Estados Unidos, en el marco de las reuniones de primavera del FMI y el Banco Mundial.
Chalk destacó el proceso de recuperación del país tras la pandemia. Dijo que lo que sucede en la economía global sucede también en Panamá, debido a las conexiones existentes, particularmente fuertes en áreas como el comercio y el sector financiero. El aumento del consumo en regiones como Europa y Estados Unidos dinamizó el comercio global y esto favoreció a Panamá, un hub internacional para el transporte.
En 2022 el producto interno bruto (PIB) de Panamá creció 10.8%, logrando un desempeño de doble dígito por segundo año consecutivo y superando el nivel de 2019, el último año previo a la pandemia.
La crisis sanitaria y su gestión provocaron una caída de la economía cercana al 18% en 2020, una de las mayores contracciones en el mundo en 2020.

Hacia adelante, Chalk dijo que se está empezando a producir un cambio en el modelo de negocio del país, desde una economía impulsada por la inversión, con grandes proyectos ligados al canal, la minería y las infraestructuras públicas, hacia una donde el crecimiento está impulsado por los servicios, capitalizando las ventajas que tiene el país en logística, servicios financieros y legales.
La ralentización de la economía tras la recuperación post-pandemia es una tendencia que Panamá comparte con el resto de la región.
El FMI proyecta un crecimiento de 1.6% para América Latina y el Caribe, lo que supondrá una ralentización desde el 4% del ejercicio pasado.
Chalk dijo que la región ha demostrado ser resiliente en los últimos años y que la ralentización no es una sorpresa debido a que los principales socios comerciales atraviesan una situación similar.
Otra realidad compartida es el aumento de precios que se vive desde el año pasado. Chalk señaló que “las presiones de precios que acompañaron la pujante actividad económica el año pasado parecen ya haber alcanzado su nivel máximo, pero la inflación subyacente se mantiene en niveles persistentemente elevados”, impactando más a las familias de bajos ingresos porque gastan una mayor porción de sus recursos a alimentos.
La moderación de la inflación refleja la caída de los precios de las materias primas, mientras que “el progreso en la reducción de la inflación subyacente —que excluye alimentos y energía— parece haberse estancado”.
La principal respuesta de los países para contener la inflación ha sido el aumento de las tasas de interés y se espera que se mantengan altas durante al menos este año. Además de la política monetaria, el FMI sugiere acciones de política fiscal, como la reducción del déficit fiscal para controlar la inflación.