Aunque el sobresalto de los precios se mantiene para lo que resta de este año, las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) indican que Panamá tendría una inflación del 3% en 2023, inferior al 4.4% proyectado para el cierre de 2022.
El organismo presentó esta semana en Santiago de Chile sus perspectivas económicas regionales para América Latina y el Caribe, donde advierte que los precios en la región crecerán en promedio un 14.6% este año y un 9.5 % en 2023.
En Centroamérica se proyecta una inflación del 7.8% en 2022 y del 4.4% en 2023. Entre los seis países, la proyección de inflación para Panamá es la más baja en 2022 con 4.4%. Sin embargo, para 2023, El Salvador tendría la inflación más baja con 2% y Panamá en segundo lugar con 3%.
“El alto costo de la vida en Panamá seguirá siendo un tema en la medida que no se confronten distorsiones creadas por baja o nula competencia o por la realidad monopolística de ciertos sectores”, comenta el economista Carlos Araúz.
Para frenar la inflación, los bancos centrales del mundo están librando una guerra sin cuartel en contra de la inflación usando un arsenal que incluye subidas de tasas de interés pocas veces vistas en reciente memoria.
Según Araúz, Panamá enfrenta desafíos diferentes: “las subidas de tasas pretenden enfriar economías ante la fuerte demanda por servicios y productos en ambientes de pleno empleo. Las subidas de tasas que ya estamos viviendo en Panamá pueden llevar a la imposibilidad de crear empleo y al congelamiento del crédito para quienes más lo necesitan. Dos mundos poco similares”.
Ante la ausencia de un banco central y el fuerte dólar estadounidense como moneda legal, subraya Araúz, las acciones para aplacar el alto costo de la vida asociadas con controles de precios solo pueden ser de índole temporal para generar algún alivio en las clases más vulnerables. Recalca que esa “no es la solución”.
Las proyecciones del FMI sobre la inflación son superiores a la estimación local. El índice de precios al consumidor en agosto se ubicó en 2.1%, mientras que el acumulado en los primeros ocho meses fue del 3.4%.
Según el FMI, la revisión al alza de los precios obedece “en parte por la carestía de la energía y los alimentos, y en algunos países, por la expansión inusitadamente rápida de la demanda interna”.
También atribuye la escalada de la inflación a factores de alcance mundial relacionados con la recuperación sincronizada de la demanda y el aumento de los precios internacionales de las materias primas.
Según el FMI, la trayectoria a la baja que se prevé para los precios de las materias primas contribuirá a reducir la inflación. Por cada aumento del 10% de los precios internacionales de los alimentos y la energía, se estima que la inflación general en América Latina aumente 2 puntos porcentuales dentro de un plazo de un año, y que la inflación subyacente aumente la mitad.
Aproximadamente tres cuartos de este impacto es atribuible a los precios de los alimentos, debido a su preponderancia en la canasta de consumo del hogar medio de la región.
El impacto es mayor en las subregiones en las que los alimentos y la energía importados representan una mayor proporción del consumo, como en América Central, Panamá y la República Dominicana, así como en el Caribe, señala el FMI.
Estas estimaciones indican que los aumentos del 14% y 41% de los precios internacionales de los alimentos y de la energía observados en 2022, respectivamente, pueden haber contribuido hasta 5 puntos porcentuales a la inflación general en América Latina.