El Aeropuerto Internacional de Tocumen está “plagado” de corrupción, tiene enormes deudas y necesita inversiones millonarias. Bajo este análisis, el presidente José Raúl Mulino reafirmó este jueves, 24 de octubre, su intención de concesionar la terminal y dejar su operación en manos privadas.
“He estado conversando para poder buscar la mejor forma de concesionar ese aeropuerto. Sí quiero concesionarlo, les soy honesto. Todos los países del mundo, salvo contadísimas excepciones, funcionan con empresas que se dedican a eso, y rinden o tienen una rentabilidad en función del precio de la concesión... y nos quitamos un problema de encima”, recalcó.
El primer anuncio sobre este tema lo dio durante su reciente gira en Francia, donde reveló que su Gobierno evalúa otorgar en concesión el Aeropuerto Internacional de Tocumen, la principal terminal aérea del país, 100% subsidiaria del Estado.
Este jueves, en su habitual conferencia semanal desde la Presidencia de la República, dio sus razones respecto a la medida que implicaría la convocatoria a un acto público que terminaría en una concesión.
“Me he enfocado mucho en conocer el aeropuerto de Tocumen. Esa es otra carga de profundidad que nos dejaron ahí, plagada de toda clase de locuras y corrupción. Desde el manejo de planillas hasta el otorgamiento de contratos en tiendas y restaurantes. Estamos deshaciendo lo que se puede deshacer”, afirmó Mulino.
Presidente sobre el aeropuerto Tocumen: "quiero concesionarlo"https://t.co/rLx5Yn2AoO pic.twitter.com/pABn1pfLRI
— La Prensa Panamá (@prensacom) October 24, 2024
AITSA tiene una deuda en bonos por pagar que asciende a 1,709 millones de dólares. Son dos emisiones con vencimientos para los años 2041 y 2061.
Las deudas están vinculadas al proceso de expansión del aeropuerto de Tocumen. En 2013 se comenzó la construcción de la Terminal 2. Se suponía que estaría lista en 2019, pero fue entregada en 2022. La obra, contratada en la administración de Ricardo Martinelli por 679.4 millones de dólares, terminó costando 917.9 millones de dólares.
La principal terminal del país está bajo el paraguas de la estatal Aeropuerto Internacional de Tocumen S.A. (AITSA), que también tiene entre sus activos los aeropuertos de Colón, Río Hato y la ciudad de David, en Chiriquí, los cuales se incluirían en otro paquete de concesión.
Los problemas operativos
El mandatario también se refirió a los problemas operativos que enfrenta la terminal de Tocumen, como la necesidad de una tercera pista y la habilitación de más puertas de embarque. Estos proyectos, señaló, representan un costo considerable.
De acuerdo con los tiempos del presidente, en los próximos 60 a 90 días se tomaría una decisión definitiva sobre el futuro del aeropuerto y las concesiones.
“Yo espero en los próximos 60 o 90 días tener una definición de qué es lo que vamos a hacer para empezar a implementarlo, pero algún proceso de concesionamiento habrá, porque creo que es lo mejor. Lo he consultado incluso con usuarios del aeropuerto, con la aerolínea panameña Copa Airlines, y en conjunto estamos trabajando también una orientación en torno a este tema”, detalló Mulino.
Según las conversaciones que Mulino ha tenido con la aerolínea panameña, hay preocupaciones respecto a la capacidad del aeropuerto para poder cumplir con la demanda, sobre todo en las horas pico de aterrizaje y despegue. “Hay una enorme cantidad de aviones que esperan, llenos de gente, en las pistas”.
Como usuario de la terminal, Mulino se mostró crítico al detallar su experiencia en su reciente salida del país rumbo a Francia.
Relató cómo, al llegar a la Terminal 1, la encontró completamente vacía mientras la Terminal 2 estaba abarrotada de pasajeros, lo que evidenció la falta de una distribución eficiente de vuelos y pasajeros entre ambas terminales.
“Me resultó más fácil salir de la Terminal 1, tomar mi carro y llegar a la Terminal 2 que caminar dentro del aeropuerto”, comentó Mulino, subrayando la incongruencia de esta situación.
Esta experiencia, según el mandatario, refleja una necesidad urgente de reorganización y modernización de la infraestructura del aeropuerto, que enfrenta serios problemas de capacidad durante las horas pico de aterrizajes y despegues.
La saturación de las pistas y la falta de operatividad de varias puertas de embarque son solo algunos de los aspectos que, en su opinión, necesitan una solución inmediata para mejorar la experiencia de los usuarios y garantizar el cumplimiento de estándares internacionales.