En 2021, la industria del transporte aéreo estableció una meta según el Acuerdo de París: conseguir cero emisiones netas de carbono para 2050. Esta ambiciosa meta representa un gran desafío para una industria que, si bien representa el 2% del total de emisiones globales de CO2, debe reducir sus emisiones mientras se adapta a una creciente demanda. Ante este panorama, ¿cuál debe ser la hoja de ruta hacia un transporte aéreo sostenible?
La estrategia consiste en reducir la mayor cantidad de CO2 posible a partir de la utilización de combustibles sostenibles de aviación (SAF), el uso de tecnología aeronáutica de última generación, mejoras en la eficiencia operativa, y reducir emisiones residuales a través de bonos de compensación de emisiones.
El mayor componente de la estrategia hacia cero emisiones netas para 2050 —un 65% de contribución al plan de reducción— es la adopción del SAF, un tipo de combustible producido a partir de aceites no comestibles, residuos orgánicos, forestales, desechos industriales, entre otros, que reduce las emisiones de carbono hasta un 80%. La tecnología actual permite que puedan mezclarse con combustible tradicional, pero lamentablemente, aún no están disponibles a gran escala, lo que significa precios todavía muy superiores al combustible tradicional. Para garantizar una oferta de SAF a gran escala, las autoridades deben trabajar de manera conjunta con la industria en la creación de políticas públicas que permitan la transición a este tipo de combustibles.
Otro importante componente hacia cero emisiones —un 13 % de contribución a la estrategia de descarbonización— es la incorporación de nuevas tecnologías de propulsión, como son los aviones eléctricos, híbridos, así como el uso del hidrógeno como nueva fuente de energía. Sin embargo, estas tecnologías presentan limitaciones relacionadas al número de asientos por aeronave. Por lo tanto, solo estarán disponibles en rutas de corto a mediano recorrido hacia la década del 2050. Para su puesta en funcionamiento también se necesita desarrollar nuevos prototipos de aeronaves y fuentes de abastecimiento en los aeropuertos que permitan su uso eficiente, seguro y sostenible.
Lograr el objetivo trazado no es tarea fácil. La transición energética debe estar respaldada por un marco político integral enfocado en la creación de soluciones rentables, especialmente en el área de SAF, para incentivar la producción que permita aumentar la oferta y reducir los costos. La sostenibilidad es el desafío del siglo y lograr la meta depende de la colaboración entre la industria y los estados.