La identidad corporativa es uno de los ámbitos fundamentales en la gestión estratégica de la comunicación organizacional. La identidad es la personalidad de una empresa y constituye un factor de diferenciación estratégico y conexión con las audiencias. La identidad tiene varias vertientes, pero las más importantes son la visual y la conceptual.
Los rasgos de identidad visuales se refieren al logotipo y los colores que identifican a una empresa o marca y los conceptuales están asociados al propósito, valores y creencias que permiten el desarrollo de un sistema colectivo de significados claramente reconocible y valorable por los miembros de la organización.
En tiempos de cambio como los actuales la gestión de la identidad es cada vez más importante porque le brinda a los colaboradores un sentido de pertenencia y conexión con la empresa para la cual trabajan. Les da sentido.
Es una conexión con el propósito y los valores que generan un sentimiento de orgullo, compromiso y motivación. La identidad es un catalizador de la cultura corporativa que hace posible el plan de negocios de cualquier empresa.
Las empresas reconocen que los procesos de cambio no son fáciles de gestionar, en particular por las barreras que encuentran en su gente. El componente de identidad en los procesos de cambio organizacional es clave porque promueven los valores, la mentalidad, las actitudes y conductas que se requieren para afrontar los procesos de transformación.
Una excelente forma de simplificar una estrategia de construcción de identidad se puede hacer a partir de los planteamientos de Dave Ulrich y sus tres “B”. Ulrich destaca la importancia de promover experiencias que ayuden a las personas a creer (Believe en inglés) y encontrar un significado personal alineado al propósito de la empresa para la cual trabajan. Es tener un propósito, una visión compartida y clara que motive a las personas a creer en lo que hacen y porqué lo hacen.
Un segundo aspecto en esta construcción de identidad es evolucionar y transformarse (Become en inglés). Que los colaboradores puedan sentir y verificar que se aprende y se crece como parte de la organización. Proporcionar recursos, capacitación y apoyo para que los colaboradores puedan avanzar en sus carreras. Que sepan que pueden aportar al negocio mientras crecen con el negocio.
Por último Ulrich destaca la importancia de pertenecer (Belong) que es el núcleo de la identidad. El sentido de pertenencia es clave, sentirse parte de algo importante, integrar una tribu. Un entorno en el cual los colaboradores se sientan valorados, respetados y conectados entre sí. Un entorno de trabajo que sea inspirador sin dejar de ser exigente y retador.
Las empresas que cuentan con una fuerte identidad en sus colaboradores tienen mayores probabilidades de éxito, porque pueden potenciar sus capacidades, adaptarse más rápidamente al cambio, fortalecer su cultura para la competitividad y promover un ambiente de confianza, aprendizaje continuo e innovación.
El autor es Fundador de Semiotik Consulting. Consultor en reputación corporativa, comunicación estratégica y gestión de riesgos.