Inflación subyacente alcanza niveles históricos en España



La inflación subyacente, que recoge los elementos más estables de la cesta de la compra, está en niveles históricos y hay que remontarse a 1993 para ver una tasa por encima del 6 %, un dato que podría seguir subiendo porque las empresas están trasladando a precios el mayor coste en energía y materias primas.

Así lo han explicado varios expertos económicos, quienes coinciden en la idea de que este proceso no ha terminado, teniendo en cuenta que ya no crecen tanto los epígrafes que han originado la gran subida de precios y que incluso alguno -como los combustibles- baja.

Ahora se están encareciendo “el resto de bienes, a los que les han subido los costes, para mantener márgenes positivos”, señala el catedrático de Macroeconomía en la Universidad de Zaragoza, Marcos Sanso, en referencia al incremento en agosto de la inflación subyacente (sin energía ni alimentos frescos) hasta el 6.4% interanual, tasa todavía cuatro puntos inferior a la general que está en el 10.5%.

Las mayores subidas anuales de precios en agosto, al margen de la energía y alimentos no elaborados, fueron las de aceites comestibles (71.2%), harinas (39%), mantequilla (31.8 %), pastas (30.3 %), leche (26%), productos de panadería (25 %) y alimentación para bebé (17.7%).

Destaca también el alza de otros productos no alimenticios como los materiales para la conservación y la reparación de la vivienda (11.8%), muebles (12.7 %) o cristalería (12.7 %).

Todos estos porcentajes seguirán incrementándose en los próximos meses, ya que la subida lleva “varios meses de retraso”, según la economista senior de Funcas, María Jesús Fernández, quien detalla que la energía empezó a subir durante la primavera de 2021, pero la subyacente no inició esa tendencia al alza hasta principios de 2022 y es posible que tarde más en bajar o incluso se mantenga.

Sobre esta posibilidad de que los precios se vayan a mantener así de altos, Marcos Sanso insiste: “No hay que pensar que el problema va a seguir indefinidamente”, ya que si “los mercados reaccionan y si los precios que han prendido la mecha inflacionista se moderan o bajan, el resto de los precios se moderarán o bajarán, aunque con un retraso”.

Origen de la inflación subyacente

El incremento de los precios comenzó con las materias primas y energéticas, pero se ha ido generalizando a toda la cesta de consumo por varios factores, uno de ellos el incremento de los precios por parte de las compañías, aunque depende mucho de los sectores y de la propia capacidad de las empresas para absorber esos costes, según María Jesús Fernández.

También han influido “los desajustes entre la oferta y la demanda o los cambios de hábitos en el consumo”, y todo ello en un “contexto de notable acumulación de ahorro de las familias y una mejora del mercado de trabajo”, según explica el Banco de España en su informe “Evolución reciente de la inflación subyacente en el área del euro y en España”.

El estudio apunta a otro factor como clave en esa subida imparable del IPC subyacente: la reapertura completa de la economía tras la pandemia, que “ha impulsado de manera intensa la movilidad y la demanda de los servicios de mayor contacto social”.

Y es que en España, la contribución del ocio, la restauración y el turismo al aumento de los precios de consumo en el último año ha sido significativamente mayor que la observada en el área del euro, tanto por el mayor encarecimiento de estas partidas como por su mayor peso en la cesta de consumo.

De hecho, según los últimos datos del INE, en agosto subieron intensamente todos los servicios asociados al ocio y al turismo, como los hoteles y hostales (24.8 %), los paquetes turísticos internacionales (24.1 %), los vuelos internacionales (21.4 %) y los paquetes turísticos nacionales (15.5 %).

Preguntados por la respuesta del Gobierno a este episodio inflacionista, Sanso cree que “no ha explotado todo lo que debía el manejo selectivo de las tasas del IVA”, que es “el instrumento óptimo por sus efectos económicos en todas las direcciones” y sobre todo “si se quiere reducir la carga a los más desfavorecidos”.

Diferente opinión la de Fernández, que cree que lo único que puede hacer un Gobierno es poner “parches”, es decir, subvencionar “alguna cosa” o bajar el IVA de algunos productos, pero no va a poder evitar que la inflación ocurra porque “nos viene de un incremento de las materias primas en los mercados internacionales”.

Por su parte, el director general del Instituto de Estudios Económicos (IEE), Gregorio Izquierdo, apuesta por recortar los impuestos empresariales o deflactar el diseño del sistema impositivo para compensar la fuerte subida de la presión fiscal que está provocando la inflación.

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